Mar 11.03.2003

ESPECTáCULOS  › “CERCA DE LA LIBERTAD”, DE PHILIP NOYCE, EN MAR DEL PLATA

Las desapariciones a la australiana

El film, presentado en la sección “Punto de vista”, toma como base una polémica ley aplicada en ese país entre 1905 y 1971.

› Por Martín Pérez

Apenas un artículo. Eso es lo que falta en la traducción al castellano del título original del film del australiano Philip Noyce para completar su sentido. Porque Cerca de la libertad no significa que sus protagonistas estén “cerca” de algo, sino que seguirán “la” cerca que los llevará a un destino en libertad. La cerca a prueba de conejos -.Rabbit-proof fence, tal el título en inglés-. con la que el gobierno australiano enfrentó el problema de la plaga para sus cosechas que significó la multiplicación del simpático animalito en la isla, y que funciona como tabla salvadora para las pequeñas aborígenes protagonistas de la increíble historia real narrada por el film de Noyce.
A pesar de tener su estreno comercial asegurado por la distribuidora de Buena Vista, Cerca de la libertad sorprendió en su estreno en el Festival como parte de Punto de Vista -.una sección que reúne films ya celebrados en otros festivales–, y esta noche se volverá a exhibir en Mar del Plata (Cine Colón, 22.30). Segundo film australiano de Noyce en su retorno a su patria -.el otro fue su adaptación de El americano impasible, la novela de Graham Greene–, Cerca de la libertad es una extraña road movie, que narra una caminata de más de dos mil kilómetros realizada por tres niñas aborígenes a comienzos de siglo.
Pequeño, querible y sin golpes bajos, lo que más sorprende sin embargo del film de Noyce es el hecho real detrás de su trama, una polémica ley en vigencia en Australia entre 1905 y 1971 que le permitía al gobierno separar de sus familias a los hijos mulatos de madre aborigen para disponer su adopción por parte de familias de piel blanca. Según se puede ver en el film, a cargo del cumplimiento de la ley estuvo un obsesivo funcionario llamado Neville -.apocopado Devil, es decir Diablo, por los aborígenes–, interpretado en el film por el británico Kenneth Branagh.
“Pese a que fue el responsable de un genocidio, al leer los trabajos de Neville durante la investigación previa a la escritura del guión descubrí que no era ningún ogro, sino un tipo que tal vez se tomaba demasiado en serio sus responsabilidades”, reveló Noyce a Página\12. “Así que, al igual que Pyle en la novela de Greene, Neville demuestra que con las mejores intenciones también se puede matar”, concluyó el director, que fue protagonista de un escándalo de proporciones cuando el film se estrenó el año pasado en Australia. Con una imagen del desierto de fondo, el slogan del film decía: “Imagine que el gobierno secuestrase a su hijo. Eso sucedía cada semana en Australia entre 1905 y 1971”.
Decididamente en contra de la “civilización” y fantásticamente actuada por las niñas protagonistas –ninguna de las cuales era actriz antes del film–, uno de los grandes protagonistas de Cerca... es la cámara de Christopher Doyle, su director de fotografía. Conocido por su trabajo junto a Wong Kar Wai, Doyle y su cámara son durante varios momentos del film los ojos de las niñas secuestradas. “Chris se identificó personalmente con la historia de las chicas”, contó Noyce. “Yo creo que se veía un poco como ellas, como un extranjero en su propia tierra.”
El último toque de distinción del film de Noyce es la música original a cargo nada menos que de Peter Gabriel, editada por el propio músico en su sello Real World. “Para conseguir que Gabriel hiciese la música lo único que tuve que hacer fue levantar el teléfono”, se ríe Noyce al explicar cómo consiguió su colaboración. “Lo llamé, le conté la historia y le dije que no le podía pagar nada. Dos días más tarde me devolvió el llamado, diciendo que le encantaba la historia, un halago que funcionó como prólogo a diez meses de trabajo. Creo que lo emocionó la perversidad de alguien llamándolo y diciéndole ‘quiero que trabajes en mi film, pero no puedo pagarte’. Fue algo tan shockeante que le llegó profundamente”, dice Noyce. Es inevitable, al recorrer la historia del film, caer en la tentación de compararlo con sendos planes orquestados de secuestros de niños llevados a cabo por la dictadura militar argentina. “Hay algunas similitudes entre ambos casos, es cierto, pero no son muchas”, responde Noyce al ser consultado, tomado por sorpresa por la comparación. “Aquí hubo una confrontación entre diferentes culturas, sistemas de valores completamente diferentes... Aunque, ahora que lo pienso, tal vez se pueda decir lo mismo de la izquierda y la derecha en Sudamérica en el pasado, ¿no es cierto? Pero fue una cosa muy diferente. No creo que los generales de derecha pensasen que hacían lo que hacían con los hijos de los desaparecidos por su propio bien..., aunque tal vez también pensasen que los estaban salvando. Pero en el fondo era un castigo más infligido a los derrotados. En Australia, en cambio, realmente pensaban que estaban haciendo el bien. ¿No es algo increíble?”

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