Dom 16.03.2003

ESPECTáCULOS

Una semana para aprender y perfeccionar el baile

Hoy comienza el Quinto Congreso Internacional de Tango, un encuentro para bailarines con clases, exhibiciones y un nutrido programa de números en vivo.

› Por Karina Micheletto

Apenas una semana después del Festival Buenos Aires Tango (por el que pasaron, durante nueve días, unas 200.000 personas), la ciudad vuelve a revalidar su título de “capital mundial del Tango”: desde hoy y hasta el próximo domingo se concretará el Quinto Congreso Internacional de Tango Argentino. Esta vez, la clave convocante será el perfeccionamiento en el baile en todos sus estilos, aunque también habrá música a cargo de reconocidas orquestas e intérpretes y milongas abiertas a bailarines no profesionales. Estarán presentes los más prestigiosos maestros, coreógrafos y bailarines, reunidos para enseñar los secretos del baile a tangueros de todo el mundo. No habrá competencias ni campeones mundiales, pero sí muchos que se irán bailando mejor de lo que lo hacían antes.
La organización de estos congresos, que se repiten desde 1999 como un espacio de perfeccionamiento obligado para milongueros y milongueras –en rigor, fue el primer gran encuentro de tangueros de este tipo en la ciudad–, está a cargo de Cosmotango, una asociación de maestros bailarines dedicados a difundir el tango en el mundo, y cuenta además con el auspicio del Gobierno de la Ciudad y la Secretaría de Turismo. En total se dictarán 144 clases de baile en ocho días, desde las 13 hasta las 20.30. Serán, además, siete noches con exhibiciones, milongas, orquestas y grupos como Color Tango, El Arranque y Los Reyes del Tango, quienes se presentarán en vivo (ver recuadro).
Las parejas inscriptas vienen de más de veinte países (Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Australia, Japón, Taiwan, Turquía y Eslovenia, entre otras tierras lejanas) y de toda la Argentina. Muchas de las parejas locales, obviamente con menos recursos que sus compañeros foráneos, reciben becas otorgadas por la asociación organizadora. “Tenemos que empezar a ver que el tango es realmente universal. No creo en el lugar común del sentimiento argentino como esencia imposible de transmitir. El tango volvió de la mano de los extranjeros y se transformó en un producto cultural mundial, por lo tanto cada uno lo baila a su manera y a su estilo”, aclara el maestro, coreógrafo y bailarín Fabián Salas, director de Cosmotango. “Es una danza que da una gran libertad, y hoy se está bailando tango del ‘40, del ‘50, tango moderno, y hasta se puede hablar de un tango posmoderno”, asegura.
Para el bailarín, el género recobró fuerzas en los últimos años y vive una especie de segunda primavera, aquí y en el resto del mundo: “Resurgió hace quince años en todo el mundo, históricamente eso no es nada. Ahora está en una etapa de plena ebullición en la danza, y seguramente después llegará el turno de las orquestas y los cantantes. Hay que esperar que se acomode y tome sus propias formas, que hoy no nos podemos imaginar”, sostiene convencido Salas.
Entre los temas de las clases figuran el manejo de la pista, las sutilezas del abrazo, las formas de caminar, la postura y elegancia, los códigos del baile y aspectos más técnicos como los “medios giros con planteos”, “giros con traspié para espacios reducidos”, “boleos”, “sacadas”, “figuras”, “traspiés”, “caminatas cruzadas y ochos”. Además, por supuesto, de la profundización en los diferentes estilos como el tango canyengue (de la calle), el de escenario y el milonguero o de salón. Para Salas, nada de esto es desconocido para un tanguero, aunque sea esloveno o taiwanés. “Es increíble lo informados que llegan los bailarines extranjeros. Están interiorizados de los nombres de las personas que dan clases, tienen una agenda, saben qué pasa cada noche. A veces están más actualizados que nosotros. Por ejemplo, me preguntan adónde ir a bailar y yo los mando a un lugar que cerró la semana anterior, porque con la crisis muchos emprendimientos no se pueden sostener en el tiempo. Pero en los libros que traen está todo detallado”, se sorprende Salas.
De la mano de la moda tanguera de afuera y de la devaluación de adentro, Buenos Aires parece decidida a terminar de unir su imagen a la del tangocomo sello cultural. Basta recorrer Florida o Lavalle o asomarse a los hoteles cinco estrellas, que adosan un chambergo y un farolito a cuanto folleto imprimen, para comprobar que la ecuación cierra. Y la bola de nieve crece rápido. “Marzo tiene que ser como el Carnaval para Río”, se agrandó el jefe de Gobierno de la ciudad, Aníbal Ibarra, durante la presentación del festival. Pero el tango, insisten los cultores del género, tiene una fuerza propia que le permitirá crecer más allá de modas y coyunturas. “Acá no es cuestión de aprender dos o tres pasitos. Es una danza tan compleja y de tanta riqueza expresiva que siempre plantea desafíos, porque está supeditada a la creatividad personal”, afirma Salas. Será cuestión de darle tiempo a un género que hoy está en desarrollo. Y de confiar en que el tango, como aseguraba Troilo, sabe esperar.

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