Lun 17.03.2003

ESPECTáCULOS

“Viviendo en el exilio predomina lo imaginario”

El escritor Juan José Saer reflexiona, en el programa “La página en blanco”, de Canal (á), sobre los “territorios de la literatura”.

› Por Verónica Abdala

“Escribir es un acto pobre en relación a la vida. Creo que es en parte por eso que los escritores repetimos ideas y obsesiones en nuestros libros, con variantes, disfrazando los mismos platos con salsas diferentes, porque el alcance de nuestra observación y nuestra memoria es relativamente corto. Aunque, al mismo tiempo, esa aparente repetición continua es siempre cambiante, la apariencia es la misma pero algo inevitablemente cambia. Es una paradoja. Alguien dijo que las aves que vuelan en bandada repiten con precisión los mismos movimientos, pero otro advirtió que en esos movimientos hay miles de matices, que son inevitablemente distintos, sólo que nuestra capacidad de observación es grotesca y no lo advierte. Creo que algo de esa aparente contradicción hay en nuestros libros: decimos siempre lo mismo pero de manera distinta.” Juan José Saer (1937), uno de los mayores escritores argentinos vivos, reflexiona sobre los secretos de la escritura y la lectura en el marco de un programa imperdible para los amantes de las letras. Territorios en la literatura se emitirá hoy (a las 8, 13, 17 y 22 hs, por Canal á) como parte del ciclo La página en blanco, que conduce la periodista y crítica Silvia Hopenhayn.
El tema aglutinante abordado en esta oportunidad por los escritores Martín Kohan, Delfina Muschietti y Bárbara Belloc gira en torno de la noción de territorio y de la posibilidad de entender la obra de los autores como campos delimitados; esto es, con un sentido cerrado entre dos tapas o, por el contrario, como “lugares sin límites” como decía el chileno José Donoso. Saer, autor de El limonero real, Cicatrices, Glosa, Nadie nada nunca y Lugar, entre otras obras, se refiere al tema propuesto para la conversación también en un sentido metafórico y geográfico: “Así como hay un país Saer, casi toda la literatura narrativa es una literatura de territorio, con referencias concretas de tiempo y de lugar. Balzac, Faulkner, Flaubert, Onetti: cada uno tiene su territorio propio, un lugar concreto y un tiempo histórico en el que se planta para escribir. Cada escritor está parado en un punto de observación desde el que observa y siente el universo, aunque lo que surja de allí pueda no tener márgenes, y expandirse ilimitadamente”.
La idea de nacionalidad como un territorio de pertenencia: ¿es la idea de país una noción más o menos objetiva y compartida entre sus habitantes, o es una construcción individual y esencialmente imaginaria? Saer se inclina por la segunda opción: “Muchas de las impresiones que tenemos de la patria y que creemos empíricas son en realidad imaginarias. Se podría decir que todas esas variantes individuales forman un pozo común de realidades que se comparten”. Para él, que vive en París desde 1968 pero se siente definitivamente argentino, “vivir en el exilio hace que lo imaginario predomine por sobre los datos reales, y finalmente descubrimos que eso que llamamos país no es más que la suma de un puñado de recuerdos personales, imágenes de la propia vida. Por eso yo les digo a los jóvenes que no idealicen el extranjero, que no se vayan de la Argentina: por más que uno se aleje, siempre lleva consigo el lugar del que proviene”.
Actualmente, el santafesino está escribiendo la que considera será su obra más ambiciosa, y que no casualmente titulará La grande. “Será muy extensa –dice– y la llevo conmigo desde hace décadas. Hasta ahora no me atrevía a comenzarla, por cábala: tenía miedo de morir al terminarla. Ahora empecé porque invertí el punto de vista: tengo miedo de morirme sin haberla escrito.”

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