ESPECTáCULOS
Mal momento para el Oscar: no hay alfombra y escasean las estrellas
Will Smith, Meryl Streep, Meg Ryan, Kate Hudson, Cate Blanchett y Jessica Lange no irán a la ceremonia. La Academia convocó para hoy a una conferencia de prensa en la que anunciará novedades.
Por Rocío Ayuso
Desde Los Angeles
Las estrellas de Hollywood están considerando su asistencia a la 75ª edición de los Oscar, que se celebra este domingo y que sigue adelante, aunque reduciendo al mínimo su tono festivo por el comienzo de la guerra contra Irak. Mientras en el Kodak Theatre se recoge la alfombra roja y se retiran las gradas dispuestas para el público y la prensa, en un afán de rebajar el carácter festivo, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas está recibiendo las primeras cancelaciones de sus invitados: el actor Will Smith reconoció que “se siente incómodo” tomando parte en la celebración “y con todo respeto solicita ser excusado”.
“No hay ninguna agenda, no hay discursos. Sólo se siente incómodo atendiendo a los Oscar”, subraya la carta difundida por el encargado de relaciones públicas de Smith unas horas después del inicio de los bombardeos estadounidenses. Puede ser la primera de muchas ausencias si se confirman las informaciones acerca de que otras estrellas como Meryl Streep, Meg Ryan, Kate Hudson, Cate Blanchett y Jessica Lange se sienten igual de incómodas con la idea de participar en esta celebración en plena guerra. El realizador finlandés Aki Kaurismaki, candidato al mejor film extranjero por El hombre sin pasado, también confirmó su ausencia en protesta por la invasión estadounidense: “El cine debe vivir, pero también los civiles en Irak”, dijo.
Junto a sus ausencias, son muchos los cambios de última hora que se están produciendo en esta edición de los premios, que sigue confirmada para el próximo domingo, aunque la sombra de un posible aplazamiento o cancelación permanece en el aire. De hecho, la Academia convocó a una rueda de prensa para hoy a las 12 (hora local), en la que se esperan nuevas informaciones sobre posibles cambios. Por lo pronto, y por razones obvias, este año tampoco se verá el clásico televisivo “Desde la alfombra roja”, conducido por Barbara Walters.
Por estos días, todo el afán se centra en adecuar un acto en el que la industria del cine suele celebrar su gloria con todo boato. Esa fue la justificación detrás de la cancelación del rito de la alfombra roja, convertida con los años en la mayor pasarela del glamour de Hollywood. A cambio, la Academia sustituirá esta algarabía previa con un montaje de imágenes relacionadas con las películas candidatas. “Con la situación mundial en mente, la Academia prefirió preparar una cobertura más sobria”, subrayó Gil Cates, productor general de la velada. Esto incluye también un replanteamiento de la ceremonia en sí misma, para la que se están preparando “segmentos estelares” que no estaban previstos hace cuatro o cinco días, además de un cambio de tono en el discurso de apertura por parte de Steve Martin. “Siempre supimos que si llegábamos al punto en el que nos encontramos ahora tendríamos que hacer cambios”, añadió Cates en referencia al comienzo de las hostilidades.
Los cambios no sólo afectan a la ceremonia de los Oscar sino, con ella, al resto de los festejos convocados bajo su sombra. La alfombra roja también desapareció de los pies del “Governor’s Ball”, cena que la Academia prepara todos los años para 1650 invitados al acabar la ceremonia de entrega. Lo mismo ocurre con la tradicional fiesta de la revista Vanity Fair en el restaurante Morton’s, o la convocada por los estudios Paramount en el Centro del Diseño, que estarán fuera del alcance de la prensa y de los aficionados, para que las estrellas se diviertan en privado. “La fiesta será mucho más discreta, en línea con las noticias que estamos viviendo”, dijo un portavoz de la revista.
Por parte de los estudios Sony, DreamWorks o Focus Feature no existen planes de festejar nada, a pesar de que todos ellos cuentan con candidatos en esta edición. Los únicos que por el momento siguen adelante con todas sus galas son los premios Espíritu Independiente, previstos para el próximo sábado y en los que se mantiene el programa previsto. Sin embargo, como recordaron los organizadores, esta celebración siempre se ha conocido por su tono relajado y será difícil que no se escuchen algunos discursos en contra de la guerra.
Los discursos, precisamente, serán otro foco de atención: Cates ya dijo en una oportunidad que “preferiría que dedicaran ese tiempo al premio que ganaron, pero es su tiempo y éste es un país libre”, y hoy las alusiones ya parecen inevitables. Ed Harris, candidato como actor secundario por Las horas, dijo ayer que “sé que no es un foro político, pero uno tiene que decir lo que siente y en mi caso no creo que pueda evitar un llamamiento por la paz”. Susan Sarandon, una de las más fervientes opositoras a la guerra, será una de las presentadoras de la ceremonia, lo cual eriza los pelos de más de uno. “Cuando alguien acepta ser presentador, se compromete a un guión y sería incorrecto e inapropiado hacer cambios personales, una violación ética y moral”, subrayó Cates. La frase parece especialmente dirigida a la actriz, que en el pasado, cuando debió presentar un premio junto a su marido Tim Robbins, cambió el guión establecido para defender a los refugiados haitianos contagiados con el virus del sida.
Para Steve Martin, maestro de ceremonias de esta entrega, el sentido del humor parece estar por encima de todo. En una columna escrita para la revista New Yorker, el humorista sugiere diferentes posibilidades para una conclusión rápida de los conflictos. “Si sólo pudiéramos sentar a Saddam y a George Bush Jr. en una habitación a ver, digamos, Cantando bajo la lluvia, no creo que tuviéramos tantos problemas”, afirma el actor. “La naturaleza de esa película es celebrar lo más tonto, vital y alegre.” Por el momento se desconoce si éste será el tono del discurso con el que darán comienzo los Oscar, aunque los trascendidos indican que el texto ha sufrido importantes modificaciones en las últimas horas. Algo es seguro: el público estadounidense no quiere privarse de su rito cinematográfico anual. Según una encuesta realizada por la empresa New Media Strategies entre 2500 teleespectadores, el 87 por ciento desea que el domingo vuelvan a brillar las estatuillas doradas. Con guerra o sin ella.
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