Sáb 22.03.2003

ESPECTáCULOS  › LOS ORGANIZADORES CONFIRMARON LA ENTREGA DEL OSCAR, CON DUDAS

Cuando la guerra no es de celuloide

Los representantes de la Academia aseguraron que habrá ceremonia, “aunque la situación se evalúa momento a momento”. Mientras tanto, los artistas participantes se embarcan en varias formas de protesta.

Otra vez, el show debe seguir. Para que el mensaje quedara bien claro, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas convocó a una conferencia de prensa en el Kodak Theatre y reconfirmó que allí, el domingo, se realizará la 75ª entrega de los Oscar. El director televisivo Louis Horvitz, el productor Gil Cates y el presidente de la Academia, Frank Pierson, admitieron que el show fue sensiblemente modificado para adecuarse a las circunstancias, lo que significa una ceremonia menos pomposa y un tono en el que tratará de bajarse la frivolidad al mínimo. De todos modos, dejaron una puerta abierta respecto de aquello que todos temen –una suspensión, postergación o, en el peor de los casos, cancelación–, al decir que “la situación es evaluada sobre la base del momento a momento”. Traducido: el Oscar se hace, pero más vale tener un ojo puesto en CNN. El encuentro, además, dejó lugar a una auténtica perla de Pierson: “En un momento en que Estados Unidos, la cultura estadounidense y sus valores están siendo atacados en todo el mundo, creemos que es más importante que nunca honrar estos logros que nos reflejan en el mejor momento”. Curiosa lectura de la realidad.
La guerra, o mejor dicho el salvaje bombardeo al que está siendo sometido todo Irak, es hoy un tema indisolublemente ligado con lo que siempre fue un runrún de nominados, películas e influencias de productores. Y a cada momento está más claro que los artistas no están dispuestos a actuar como si nada pasara: un gran número de estrellas invitadas a la ceremonia llevará insignias como forma de protesta silenciosa. Ya sea la nueva interpretación de la paloma de Pablo Picasso, diseñada por el grupo Visión Global por la Paz, o el conocido símbolo pacifista, en azul sobre fondo verde, diversas insignias se reparten entre candidatos e invitados.
“Con gran respeto hacia la Academia, esta organización mantiene, como los estadounidenses y buena parte del mundo, la creencia de que es obligado hablar en contra de la guerra contra Irak”, dice la asociación Artist United to Win Without War (Artistas Unidos para Ganar Sin Guerra) en un comunicado. Su llamamiento pacífico incluyó la distribución del símbolo de la paz entre estrellas como Dustin Hoffman, Michael Moore, Jim Carrey, Julianne Moore, Ben Affleck, Jake Gyllenhall, Maggie Gyllenhall, María Bello, Kristen Dunst o Salma Hayek. La idea es que luzcan las insignias durante la entrega de los Oscar. Esta insignia está labrada en oro o plata, y se repartió en un acto simbólico en una vivienda de Los Angeles, donde Drew Barrymore leyó un comunicado a favor de la paz. Además de Barrymore, estrellas como Jessica Lange, Susan Sarandon, Meryl Streep, Bono y Pedro Almodóvar (ver aparte) indicaron que lucirían esta insignia en su solapa, si bien ninguna de ellas asistió al acto. Según Artistas Unidos para Ganar Sin Guerra, las insignias pueden utilizarse “como una declaración silenciosa de oposición a esta guerra innecesaria e inadecuada”, sin amenazar la ceremonia con “discursos políticos” que muchos consideran “inadecuados”.
Mientras tanto, en la calle, frente al Theatre Kodak del Hollywood Boulevard, muchas personas se están manifestando en igual sentido que los artistas. Entre ellos se encuentra Hunter Bodyn, un estudiante de cine que sostenía ayer en la mano el diario Los Angeles Times con informaciones sobre “ataques quirúrgicos con misiles”, y en el cual había escrito en letras sobre la portada la palabra lies (“mentiras”). “La mayoría de las grandes estrellas está en contra de la guerra, pero sólo unos pocos lo dicen públicamente”, dijo Bodyn. En ese clima, las preocupaciones de la Academia fueron cambiando de foco: si en principio se recomendó a los famosos que dejaran los ropajes de fiesta en el armario, hoy el temor es que la gala del 75º aniversario se convierta en plataforma de protesta contra la guerra por parte de personajes con gran ascendente entre el público. “Apuesto cualquier cosa a que las estrellas harán declaraciones políticas”, dijo el publicista de Hollywood Tom O’Neill, quien apuntó que cadenas de televisión en todo el mundo, con un total de más de mil millones de espectadores, seguirán en directo la ceremonia. Una tentación demasiado grande para no expresar ciertas convicciones que van más allá de una estatuilla dorada.

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