ESPECTáCULOS
Una relectura musical del universo de Manuel Puig
Oscar Araiz y Renata Schussheim reestrenan hoy “Boquitas pintadas”, un espectáculo basado en una novela fuera de serie.
› Por Silvina Friera
Un asesinato en Coronel Villegas sacude la modorra pueblerina y permite dilucidar un sutil montaje de “ocultamientos” y simulaciones en las conductas de los protagonistas de Boquitas pintadas, folletín escrito por Manuel Puig en 1969, que se reestrena hoy como musical a las 20.30 en el teatro Alvear (Corrientes 1659). Esta primera función solidaria se realizará a beneficio del comedor Los Piletones. Mañana, y en el mismo horario, todo lo recaudado en la boletería será destinado al Hospital de Niños Pedro Elizalde. El jueves, en tanto, será el estreno oficial. Este espectáculo musical, que cuenta con idea, adaptación y dirección de Oscar Araiz y Renata Schussheim, fue presentado el año pasado en el marco del II Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea, pero tuvo su primera versión en 1997, interpretada por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.
El crimen pasional ha sido comentido por una sirvienta (Antonia Josefa Ramírez, apodada por algunos como Rabadilla o Raba), engañada por un suboficial de la policía. Según Araiz, la puesta “es como ver cinco películas al mismo tiempo".A su criterio, "la genialidad del estilo de Puig reside en el manejo del punto de vista porque plantea una historia que puede ser apreciada desde la óptica de Raba, Mabel, Celina, Nené o de Juan Carlos”.
En el relato, entre 1934 y 1947, se intercalan varias historias de amor, mediante las cuales Puig rescata los tipos convencionales de la novela sentimental: la mujer malcasada (Nené), el donjuán (Juan Carlos, canchero y seductor a pesar de la tuberculosis), la solterona resentida (Celina), la presumida aristócrata (Mabel) y la mucama estafada por su pueril inocencia, que decide ser madre soltera. El elenco de Boquitas... está integrado por un grupo de intérpretes que provienen del music hall y de la danza contemporánea: Rodrigo Pardo, Leo Haedo, Yamil Ostrovsky, Rodolfo Prantte, Mario Filgueira (el único que participó en la versión de 1997), Jean-Francois Casanovas, Rosana Zelaschi, Gaby Diez, Paula Rodríguez, Cecilia Alías, Aymará Parola, Guiliana Rosseti y Sofía Cerdán.
Schussheim, una diseñadora de vestuario que se mueve con soltura en los lenguajes del teatro, la ópera, el ballet, el rock, el cine y el video, señala, en la entrevista con Página/12, que “Raba es la única sobreviviente porque es la más fuerte de todas, es la que se encarga de quemar las cartas de amor de Nélida y Juan Carlos. Ella es la columna vertebral del espectáculo, porque de todas las mujeres de la historia es la que siguió peleando, la que volvió a tener hijos”. Schussheim destaca que Boquitas pintadas “es un espectáculo que no puede ser más argentino. Hay cuestiones del texto que no cambiaron demasiado, como el estereotipo del hombre que seduce a las mujeres a partir de su fragilidad, pero que es, además, un atorrante y ladrón. Este prototipo argentino es el que aparece recreado en buena parte del cine nacional”.
En este sentido, la puesta, que se orienta a extraer el espíritu del texto y su estructura literaria, se propone recuperar el “perfume de una época”, apunta Schussheim, enque los radioteatros, el tango y el cine le conferían un espesor melodramático al modo de ser argentino. Sobre la adaptación, el coreógrafo agrega que mantuvieron y respetaron la simultaneidad de la historia con planos de acción superpuestos en tiempo y espacio. En Boquitas..., no hay tiempos muertos: el escritor consigue fundir las historias como en el guión de un film, pero sin la estructura de principio y fin. “La puesta es como un lenguaje cinematográfico sin cámara. El que está editando es el espectador”, recuerda Araiz.