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› “EL HIJO DE LA NOVIA” REPRESENTARA A LA ARGENTINA EN EL OSCAR
Volver a soñar con el ídolo de oro
El notable film de Juan José Campanella emergió entre las 51 finalistas, aunque no tendrá una competencia fácil. Un motivo de festejo en un momento en que la cinematografía argentina se enfrenta a la gran incógnita de la crisis.
Tres lustros después de La historia oficial (Luis Puenzo), otro film argentino, El hijo de la novia (Juan José Campanella), se encuentra frente a la posibilidad de llevarse un Oscar a la Mejor Película Extranjera. Diversas coincidencias acercan a estos dos films: el tándem Héctor Alterio-Norma Aleandro, que festejó aquella vez la obtención de la estatuilla, también estará presente en Los Angeles el 24 de marzo, e intentará repetir la hazaña. Las circunstancias sociopolíticas, tan caras al espíritu altruista de Hollywood, se complementan por el contraste. La historia oficial, más allá de sus méritos cinematográficos, ganó empujada por un contexto de solidaridad internacional con la entonces pujante democracia argentina (además, el premio cayó el 24 de marzo de 1986). El hijo de la novia dirimirá sus méritos auspiciada por un contexto de solidaridad internacional (al menos declamativo) con la vapuleada democracia argentina aunque, en el campo de las catástrofes, le será difícil competir con No man’s land, proveniente de Bosnia, nada menos. Al menos por ahora.
“Es como el neorrealismo italiano o el cine iraní, países que han dado algunas de las mejores películas a pesar de no estar en sus mejores momentos”, dijo ayer, todavía exultante, Juan José Campanella, el director de la película nominada por la asociación cinematográfica estadounidense. El director recibió la noticia con asombro: “Es que nuestra película fue la última que anunciaron, así que con (el coproductor) Fernando Blanco en la cuarta dijimos ‘sonamos’. Después dimos un alarido”, se apuró a explicar. Aleandro ya sabe lo que son estas nominaciones: “No suelo mirar televisión a la mañana, así que no estaba preparada para seguir las nominaciones. Pero empezaron a llamarme las radios para ver cómo esperaba la noticia, y decidí encenderla. Cuando escuché Son of the bride pegué un salto en la cama, me parecía mentira”, confesó. Aleandro es la “novia” de la película, una mujer de edad avanzada que padece el mal de Alzheimer y a quien su esposo (Alterio) quiere cumplirle el sueño de casarse por iglesia. El protagonista es Rafael Belvedere (Ricardo Darín, el actor argentino del momento), un divorciado que tiene una hija, una nueva pareja, y es dueño de un restaurante abierto por su padre, lugar que mantiene a costa de un inevitable stress. La vorágine laboral que lo envuelve le impide organizar su vida profesional y afectiva. Una serie de acontecimientos lo obligan, como corresponde, a cambiar su mirada de la vida. También se luce Eduardo Blanco, algo así como el actor fetiche de Campanella.
El hijo de la novia puede arrogarse el mérito de representar, con indudable dignidad, el imaginario histórico del cine nacional. Sin intenciones rupturistas ni ánimos de vanguardia, Campanella rearma el viejo y gastado rompecabezas de la familia argentina de clase media, indaga en sus prejuicios y en sus sueños, para terminar cerrando, con un guión de gran solidez (compartido por Fernando Castets), una historia tan amena como querible.
El film tuvo a nivel producción un respaldo que, a priori, pronosticaba el éxito como una consecuencia casi natural. Pol-Ka y Patagonik representaban la pata local, y Tornasol Films, de España, garantizaba su proyección internacional. La película hizo el resto. En la Argentina fue vista por alrededor de 1.200.000 de espectadores y celebrada por la crítica. Se llevó el Gran Premio del Jurado y una distinción a la Mejor Película Latinoamericana en el Festival de Montreal; obtuvo la espiga de Plata y el Premio del Público en la Semana Internacional de Cine de Valladolid. En octubre pasado fue elegida para representar al país en la carrera por el Oscar, venciendo a La ciénaga. Un contrato con Sony Classics para distribuir la película en los Estados Unidos potenció las expectativas, que se confirmaron favorablemente ayer. En principio, su estreno en Los Angeles y Nueva York le abrirá las puertas de un mercado clave. Campanella, director y guionista de “Culpables” (cuyo futuro está a merced del ajuste que implementará la productora de Adrián Suar para lapresente temporada), tiene una vinculación con la industria norteamericana de entretenimiento, ya que dirige episodios de la serie “Ed”, que en la Argentina se emite a través de Sony.
El hijo de la novia fue elegida entre 51 producciones. No obstante, muchos consideran que, de cara al Oscar, está lejos de ser la favorita. También aspiran a esta estatuilla la francesa Amèlie, de Jean-Pierre Jeunet, anunciada como la gran candidata; la noruega Elling, de Petter Naess, la hindú Lagaan, de Ashutosh Gowariker, y la bosnia No man’s land, de Danis Tanovic. Sorpresivamente quedó afuera La habitación del hijo (Italia), de Nani Moretti, que muchos la daban como favorita, pero, evidentemente, resultó demasiado dura para el paladar hollywoodense. Campanella no se preocupa por las predicciones: “El voto en este rubro es bastante genuino, los votantes son bastante poco permeables, son muchos y no se comunican entre sí”. Sabe, de todos modos, que la noticia no varía, en lo inmediato, la situación del cine nacional: “Vamos a seguir adelante como siempre, es un gran alegrón, pero no nos cambia demasiado la vida”, sostuvo, todavía preso de los festejos.
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