ESPECTáCULOS
› HUMBERTO VELEZ, LA CARA DETRAS DEL INCREIBLE HOMERO SIMPSON
“Soy la voz de un borracho amarillo”
Cuando le ofrecieron el trabajo de traducir las guarradas de Homero, el actor mexicano pensó: “Esto es una porquería”. Pero se enamoró del personaje. “Los Simpson” ya comenzaron a registrar las voces de su 13ª temporada.
› Por Mariano Blejman
Después de leer esta nota, probablemente será difícil ver a Homero Simpson de la misma forma. La voz latina de ese hombre obeso de cuatro dedos y piel amarilla, que tiene ese gusto especial por mantener opiniones ridículas y luchar por causas perdidas pertenece, en realidad, a Humberto Vélez, un mexicano de 47 años que vive en México DF, y que se convirtió, después de 12 años de trabajo, en el jefe del equipo de traductores de Audio Master 3000, la empresa mexicana que dobla los dibujitos para la Fox. La semana pasada, “Los Simpson” comenzaron a registrar las voces de su temporada número trece. “Cuando empecé a doblarlo pensaba que los dibujos iban a durar tres meses”, asegura Vélez en entrevista telefónica desde México. La voz de Homero en el teléfono arrastra, como sólo él sabe, las erres emborrachadas que escupen esas risitas idiotas y cada tanto lanzan un “Ouch”. Y lo hace para confirmar que él es ese otro que dice ser. Para dejarlo claro. Sin embargo, cuando habla el actor, la voz “real” del mexicano es tremendamente normal. Su discurso es sereno, reflexivo e inteligente. Vélez es la antítesis de Homero, aunque se lleva con él de maravillas. “A veces me invitan a fiestas a mí y otras lo invitan a él. Así que por lo general vamos juntos, él se emborracha y yo no”, confiesa.
Hace trece años, Vélez caminaba por los pasillos de la productora de doblaje cuando se topó con su director, que le pidió un favor: “Mire, hay un gringo loco gritando en el estudio que vino con una serie muy fea. Tiene unos dibujos groseros y dice que va a ser la serie más famosa de la televisión mundial. Para mí es una porquería”. El director tomó a Vélez del brazo y le pidió: “Hemos probado todos los actores y el gringo no quiere a nadie. Mientras encuentro otro, hágame el favorcito y hágame el casting también”. Cuando Vélez vio un tramo de la serie pensó que era espantosa. “Ojalá encuentren otro actor para esta porquería, porque a mí no me gusta ni tantito. Lo voy a hacer rápido para irme”, pensó. Sin embargo, al escucharlo el gringo exclamó: “That’s exactly what I want!” (es exactamente lo que quiero). Quien gritaba detrás del vidrio era el mismo Matt Groening, creador de la serie.
–¿Qué sintió cuando le daban el trabajo?
–Lo primero que pensé fue “¡Uy, me quedé con esta porquería!”. Yo estaba seguro que iba a durar poco, pero cuando empecé a doblar el primer capítulo me enamoré del proyecto. Mis primeras líneas eran de una escena donde el señor Burns les daba gelatina a todos en una fiesta.
–¿Y hoy, cómo se lleva con Homero?
–Es como andar siempre con un amigo grande. Homero ya no es de caricatura, es de carne y hueso. No comparto sus ideas, no comparto sus formas de comportarse y él no comparte casi nada de lo mío. Yo soy responsable, disciplinado, profesional y él es un borracho irresponsable. Yo soy serio, él es un relajo. Sin embargo, tenemos buenos diálogos.
–¿Habla con él?
–Muchísimo. Acabo de empezar el doblaje del año 13, que se va a pasar en el 2003. En cada imagen que doblo le tengo que preguntar hacia dónde quiere ir, cómo actuaría alguna cosa, cómo diría determinado parlamento y él me lo responde. No habla, pero me tiene que decir qué quiere que diga.
–¿Cómo es el primer capítulo del año trece?
–No sé si usted recuerda un capítulo donde Homero se va con Flanders de parranda a Las Vegas. Allá se emborrachan feo y se casan con unas señoras de la vida galante. En el primer capítulo del año trece reaparecen estas señoras, los van a buscar para vivir en su casa porque no se divorciaron nunca. Llegan a Springfield y meten a Flanders y Homero en un problema con su esposa y a Flanders con su religión.
–¿No cree que Homero es más estúpido cada año?
–Es cada vez más negligente, irresponsable y borracho. Y la serie está cada vez más atrevida. En uno de los primeros capítulos de la temporada trece, al Reverendo Alegría se le ocurre la idea de meter anuncios comerciales, vende espacios publicitarios en la Iglesia, manda a hacer uncuadro de La última cena, con agujeros para que la gente meta la cabeza y se saque una foto. Los Simpson se meten duro con la comercialización de la religión, que antes no lo hacían tan directamente. Sin embargo, del 11 de setiembre no creo que se animen a tocar nada. Lo que sí puedo adelantar es que el último capítulo de la temporada número doce está dedicado a la muerte de George Harrison.
Humberto Vélez actuó en teatro y televisión, estudió arte dramático y escenografía en Estados Unidos y México. Ahora, gracias a Homero, tiene en México una escuela de doblaje: Estudio Amarillo. Y como se acaba de rapar se parece a su otro yo, Homero Simpson, una persona poco confiable, aún para el propio Vélez. De hecho, Homero está cometiéndole algunas traiciones “ahora mismito”. La primera: el padre de Bart no morirá, al menos de muerte natural. El personaje no cambia de edad. Cuando se conocieron ambos tenían 36. Ahora el mexicano le lleva más de una década. “Le guardo rencor por ello”, confiesa. La segunda: Vélez escuchó a Homero en francés, en inglés y en español, de España, cuyo doblador murió el año pasado en un país que no permite el doblaje extranjero. Y eso, que haya otras voces, a Vélez le da cierto recelo.
–¿Con la voz de Bart cómo se lleva?
–La voz de Bart es de dos mujeres: Marina Huerta y Claudia Mota, que tienen una voz muy parecida, y entre ellas no se quieren mucho.
–¿No le molesta ser la voz de otro? ¿No le gustaría ser su propio cuerpo?
–No. Es la profesión que yo elegí. El trabajo del actor es meterse en los zapatos de otro. Cuando era chico veía “Los Picapiedras”, que fue doblado por Jorge Arbizu, a quien le decían el Tata. Fue mi inspiración.
–Antes pensaba que “Los Simpson” eran horribles. ¿Ahora qué opina?
–Es un trabajo artístico equiparable al de Aristófanes, que hacía sátira en Grecia. Así como la sátira griega se sigue interpretando, en un par de siglos se van a seguir transmitiendo “Los Simpson” en nuevos formatos.
–¿Y de ese gringo loco, que resultó ser Groening?
–Es un genio. En ese tiempo no se sabía quién era. Primero me dio vergüenza de no haber reconocido un genio, de no haber creído en él. Ahora me da orgullo haber sido elegido.