El Secretario de Cultura de la Nación, Rubén Stella, reivindicó los beneficios que supone la nueva figura legal que otorga al Instituto Nacional del Teatro el status de “ente público no estatal”, en respuesta a los reclamos de una parte de la comunidad teatral del interior del país. El conflicto se planteó a raíz del decreto que modifica la estructura del organismo. “En lo personal me siento coherente con mi conducta histórica como actor y como dirigente gremial”, planteó ayer el funcionario. “Uno de los compromisos que asumí como funcionario fue tratar de brindar tanto al Instituto de Cine como al de Teatro y a otras instituciones vinculadas al desarrollo cultural, la posibilidad de manejar sus propios fondos y concretar la autarquía.” Los reclamos que la comunidad teatral independiente hizo históricamente se referían a la posibilidad de que el Instituto pudiera manejar sus propios fondos y diseñar sus políticas.
El decreto que entró en vigencia esta semana recuperó una autarquía que permite al Instituto un funcionamiento independiente, en términos globales, respecto del Ministerio de Economía de la Nación, por fuera de la Cuenta Unica y sin tributar al Tesoro Nacional. Las objeciones de los teatristas se dirigen al articulado que modifica la estructura del Instituto con la aparición de la figura del presidente y del vice, así como a la redistribución de funciones. “Lo que se hizo fue crear el mejor instrumento de los que dispone la administración para que se concretara la autarquía –respondió Stella–, y el modo de hacerlo era por un decreto de necesidad y urgencia.” El funcionario destacó que “se transforma al instituto en ‘ente público no estatal’ porque de otra manera no se puede dar la autarquía. Esto exige una estructura rigurosa: presidente y vice elegidos por el Poder Ejecutivo (que equivalen al director y el representante de la Secretaría de Cultura) y el consejo o directorio que conserva la misma estructura que tenía antes”, sostuvo.
Los representantes del teatro independiente del interior que estaban reunidos en la Fiesta Nacional del Teatro que se desarrolló en Mendoza argumentaron que el decreto inhibe el espíritu federal de la Ley 24.800. Como contrapartida, el Secretario de Cultura subrayó ayer que “entre las funciones del consejo figura la de planificar las actividades anuales, elaborar las actividades de las diversas jurisdicciones y proponer al Presidente el jurado de selección para la clasificación de los proyectos”. Otra de las críticas planteadas se refería a la posibilidad que tiene el presidente de administrar sólo todos los recursos financieros. “Hasta qué punto no se conculcan las funciones de conducción del consejo –refutó Stella– lo prueba que se le reconoce la facultad de aprobar el presupuesto anual de gastos, el balance, la memoria anual y el cuadro de resultados que deberán ser elevados al Poder Ejecutivo Nacional.” Según Stella, de ningún modo el presidente del instituto posee ahora un poder discrecional “porque tiene un órgano severo de control en el consejo de dirección, que de ninguna manera se ve limitado a un mero nivel asesor, sino que le dirá sí o no al presupuesto y provocará los cambios necesarios”.
Stella también refutó la idea de que parece oportunista que el decreto se sancionara a días apenas de la elección a presidente de la Argentina. “No es cierto que salió entre gallos y medianoche. Empezamos en noviembre a hablar sobre el tema, y Paolantonio, en su carácter de director, informó al consejo de todas las tratativas y conversaciones que se iban realizando. Yo estoy en una posición difícil porque soy parte de la comunidad teatral. Todos estos sucesos se desarrollaron en un contexto de autoefervescencia como fue la Fiesta Nacional, que detonó una gran gestualidad tendiente a recuperar algo del poder que suponen que han perdido.”