Vie 11.04.2003

ESPECTáCULOS

A la orgullosa hermana Muerte no le gusta que le cambien sus planes

El asesino serial de “Destino final 2”, una película de terror ideada por los productores de “Los Expedientes X”, no es Jason ni Freddy, sino la Muerte con mayúsculas, empeñada en hacer su trabajo.

› Por Martín Pérez

Un noticiero en el que se habla del aniversario de un accidente, una vieja mendiga con una bolsa llena de latas y “Highway to Hell” de AC/DC sonando en la radio. El secreto, aprenderá rápidamente Kimberley, está en prestar atención a los pequeños detalles. Al volante de una camioneta y acompañada por sus amigos, Kimberley tiene una visión. Una visión vívida y con el hard rock de AC/DC, en la que el auto en el que viajan ella y sus amigos se verá involucrado en un terrible accidente. Por eso se negará a ingresar a la ruta y con su camioneta les bloqueará el paso a quienes están detrás de ella en la fila, justamente los protagonistas de su visión de un accidente que igual se produce, pero con otras víctimas.
Así es como comienza Destino final 2, la segunda parte de una serie de films cuyo villano es... la Muerte. Así, con mayúscula. Porque el asesino serial del que Kimberley y quienes comparten su destino deberán aprender a escapar es el Gran Proveedor en persona. No es cuestión de andar perdiendo el tiempo con vendedores al por menor como Jason, por ejemplo. La gran pregunta del primer Destino final, un producto ideado por dos veteranos de “Los Expedientes X”, y que se repite aquí es si es posible escaparle a la Muerte. Pero una Muerte que tiene un plan, un plan que ha sido alterado por sorpresivos sobrevivientes, y que serán perseguidos con mucha saña hasta que ese plan se termine cumpliendo tal como debió suceder en un principio.
Lejos de pretender algún tipo de subtexto existencial como el que tenía la primera Destino final, esta segunda parte apenas si hereda de la primera la trama central, así como un arranque contundente. Si aquella comenzaba con un accidente de avión como no se había visto nunca antes en cine, aquí se trata de un accidente de ruta igualmente contundente. Un ejemplo de edición en cadena, con cada uno de sus planos transformando un objeto cotidiano en una amenaza mortal en la ruta. Semejante inicio, sin embargo, no hace más que marcar el tono de todo el film. O, mejor dicho, lo único importante. Porque Destino final 2 es de esa clase de películas en la que no importan los diálogos ni los arrebatos de emoción de sus protagonistas. Como en los films porno, en los que la trama es una excusa para el acto sexual, en Destino final 2 lo único que importa es la forma en que irán siendo sacrificados sus protagonistas, uno a uno, y de la manera más cínica y sangrienta posible.
Con muchos guiños para los amantes del género, y mucha creatividad y sentido del humor (negro) a la hora de idear cada una de las muertes planeadas por la Muerte, Final Destination 2 es una película por lo menos simpática. Eso sí: que los diálogos no interesen en el film no significa que no los haya. Los hay, y por todos lados. En particular los que intentan explicar los cómo y porqués de la sucesión de muertes sinsentido. Una y otra vez los protagonistas de Destino final hablarán del plan maestro de la muerte y de la forma de evitarlo. Hablan tanto, eso sí, que es imposible no agradecer –e incluso celebrar, de manera cómplice– su destino de drástico y sangriento silencio.

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