Por Cecilia Hopkins
e Hilda Cabrera

“En mi larga vida en el ámbito de la cultura, nunca he sido un impedimento para trabar consensos que puedan llevar a feliz término una iniciativa mal interpretada. Pero los debates y declaraciones suscitados a partir de la autarquía del Instituto exceden lo que mi propio sentido de la dignidad personal puede soportar, pese al sostenido aval que siempre he recibido de esa secretaría.” Este es uno de los párrafos de la renuncia que el ex director ejecutivo y reciente presidente del Instituto Nacional (un cambio de figura legal que desató polémica), José María Paolantonio, envió al secretario de Cultura, Rubén Stella, vía e-mail desde Misiones, originando una crisis en el ámbito. El santafesino Paolantonio se encontraba en el momento de esta decisión en Ciudad del Este, organizando el Festival de las Tres Fronteras.
El controvertido decreto, vigente desde el lunes, modifica el esquema de funcionamiento del INT, organismo dedicado a la difusión y promoción del teatro de manera federal. En opinión de los integrantes del Consejo de Dirección vulneraba su carácter colegiado. A dos días de la reestructuración, el secretario Stella había analizado en conferencia de prensa los supuestos beneficios de los decretos 815 y 817 que modificaban la Ley de Teatro 24.800, postura que sostuvo a posteriori ante representantes provinciales y miembros de la Comisión. Con la idea de organizar una mesa de trabajo “para analizar el decreto y mejorarlo entre todos”, insistió entonces en la conveniencia del cambio de entidad legal del INT (a ente público no estatal) como única vía para conseguir su autarquía financiera. Pero ante el rechazo de sus interlocutores a los nuevos decretos, debió aceptar el pedido de derogación y considerar solo la restauración de la autarquía. Esto debido a que desde su creación el INT no pudo ejecutar su propio presupuesto.
En ese contexto, la renuncia de Paolantonio no fue una sorpresa. Se contaba incluso con la de la vicepresidenta Miriam Strat. Desde el campo opositor a la reestructuración del INT, el actor Pablo Bontá, representante por la ciudad de Buenos Aires, adelantó a Página/12 los pasos a seguir. “La nueva situación impone la reunión de todo el Consejo con el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof”, sostuvo. “Mientras tanto, estamos citando a un especialista en asesoría gubernamental para elaborar el encuadre legal de la nueva propuesta.”
La polémica que produjo la renuncia de Paolantonio se originó cuando aún no había finalizado la Fiesta Nacional del Teatro, que este año tuvo su sede en Mendoza. Fue en esta ciudad donde se conoció el borrador del decreto que generó el malestar general entre los teatristas participantes, quienes vieron en la modificación un recorte de atribuciones. Estas se encontrarían en adelante en manos de un presidente (el nombrado era Paolantonio) y un vice (Miriam Strat), asignando a la Comisión funciones de asesoramiento y planificación, pero –según se dijo– restándole carácter ejecutivo. La oposición de teatristas, de representantes de salas y otros miembros de la Coordinadora Multisectorial de los Trabajadores de la Cultura (entre las que figura la Asociación Argentina de Actores) y de personalidades de la escena, como Alejandra Boero, Roberto Cossa, Mauricio Kartum y Rubens Correa, entre otros, precipitaron la decisión de Paolantonio. Todos ellos adhirieron al rechazo del decreto, informando además sobre la puesta en marcha de un plan de acción para lograr su anulación y la convocatoria a asambleas y movilizaciones en cada una de las provincias.
Rafael Bruza, Angel Quintela, Oscar Németh, Marcelo Lacerna, Ariel Molina, Carlos Catalano, Raúl Dargoltz, Alejo Sosa, Héctor Tealdi, Jorge Ricci, integrantes de la comisión, informaron a Página/12 respecto del pedido de próximas reuniones con integrantes de la Comisión de Cultura de Diputados y Senadores. Se dijo que la reacción en contra de Paolantonio se agudizó al tomar conocimiento de que éste había tomado parte en la redacción del decreto sin habérselos comunicado. Este reproche no surge sin embargo del texto de la renuncia, en el cual el ex director del INT señala que “ésta no es la oportunidad para entrar en señalamientos puntuales”. Solicita en cambio una auditoría general del “estado de cuentas y fiscalización de gastos de todo el Instituto que he ordenado se mantenga sobre todas las presiones que ya han comenzado a ejercerse en sentido contrario”.