ESPECTáCULOS
“Si alguien habrá de defraudarnos, que sea antes de las elecciones”
Alejandro Dolina, el autor más convocante hasta ahora, presentó su libro nuevo leyendo el texto “Esperas, rechazos y traiciones”.
› Por Karina Micheletto
Desde hace algunos años, Alejandro Dolina es el autor nacional que más gente convoca en sus charlas y presentaciones. Sólo compite en cantidad de público con Ernesto Sabato, que esta vez cerrará la Feria el 5 de mayo. Por eso resultó natural que la sala José Hernández –la más grande de la Feria– se llenara hasta los pasillos, y muchos tuvieran que seguir las palabras del autor de Crónicas del ángel gris desde una pantalla gigante instalada afuera de la sala. Los fans que se apretujaron y lo siguieron hasta el stand de Planeta, que publicó su última obra, Radiocine, lograron al final de todo ganarse un saludo y un autógrafo del escritor y conductor radial.
Con el pelo más largo formándole bucles, Dolina se dedicó a leer un escrito titulado Esperas, rechazos y traiciones. Citando a Barthes, Todorov, Voltaire, Unamuno, Chejov, y recordando historias de la Francia de la Revolución, los dioses de las distintas cosmogonías, el antiguo Egipto y la lejana China, hasta la más vernácula de Pascual Angulo, pasó por todas las aristas del tema. Y a lo largo de una hora, abundó en esperas célebres, rechazos notables y traiciones históricas. “Casi toda nuestra vida es espera. Vivimos en vísperas perpetuas de sucesos que cuando ocurren, resultan ser también vísperas”, comenzó el escritor.
“Esperar novias, especialmente novias potenciales, es una actividad en la que todos los matices de la espera se manifiestan en el curso de breves minutos”, ejemplificó. “Para que se configure una traición, es indispensable una confianza previa. Y cuanto mayor es esa confianza, más detestable y también más perfecta es una traición”, definió el escritor. Por eso, explicó, hay quienes alientan el temprano desengaño. “Si alguien habrá de defraudarnos, conviene que lo haga rápidamente, de ser posible, antes de las elecciones”, dijo entre aplausos. “Se trata de reducir al mínimo el período de confianza, de afecto y de promesas, para no realizar las costosas inversiones que estos sentimientos presuponen. Si nuestra amada ha de irse con otro, será preferible que lo haga al día siguiente de conocernos y no mucho después, cuando ya le hemos dado el alma, el corazón y acaso un chalecito”, completó.
Para analizar el tópico del rechazo, el autor de Radiocine volvió a apelar al romanticismo del varón dejado. “El que se muere, puede al menos soñar con una vida de ultratumba, o con la perduración a través de los hijos o las obras. El que es rechazado no tiene ni sombra de esperanza. Aun si existiera el paraíso, a él no le serviría más que para prolongar su desdicha. Y para encontrarse con aquella que lo rechazó, probablemente con otro tipo.” Sobre el final, a tono con el clima electoral, Dolina eligió una espera, entre todas las que se ofrecen. “Elijo la más imposible de las esperas. Espero el pasado, aguardo trenes que ya se fueron, novias que ya son ajenas, amigos que ya se han muerto. La espera no es vana ni pasiva. Lo poco de bueno que hay en mí es lo que hago preparándome para esos encuentros que no sucederán nunca”, concluyó. Los que esperaban un diálogo con el escritor tuvieron que seguir esperando, quizás hasta la próxima Feria, porque también aquí el tiempo es tirano, y no se puede hacer esperar al próximo orador.
Subnotas