ESPECTáCULOS
› “EL PREMIO ME GENERÓ INCOMODIDAD”
“El premio me generó incomodidad”
El realizador del programa que ganó el Martín Fierro de Oro explica por qué la decisión de APTRA le resultó básicamente “incoherente”.
› Por Emanuel Respighi
El celular del mentor de “Los simuladores” no deja de sonar. Damián Szifrón atiende cada una de las llamadas con respeto, aunque incómodo ante tanta atención concentrada en él. Del otro lado de la línea se repiten las felicitaciones. Es entendible: “Los simuladores”, el ciclo que ideó, escribe y dirige, ganó el Martín Fierro de Oro de la producción televisiva 2002 y le brotan amigos desde abajo de las piedras. “Estoy contento y mareado a la vez”, confiesa. “No veo la hora de volver a mi vida normal. Es decir, a escribir y filmar”, agrega. Y, según parece, no miente: ese es el mundo en el que se siente más cómodo. Pero también en el que más se divierte. “Para mí filmar es un juego sin fin. Es lo que me permite conectarme con mi niñez, con todos los héroes épicos que admiraba cuando era chico. Más que como un trabajo o una vocación, es una manera de mantener despierto mi más puro impulso lúdico.” Un juego que además del programa de televisión ya concibió su primer largo, En el fondo del mar, que fue exhibido con muy buenas críticas en el Festival de Cine de Mar del Plata.
Retomando el espíritu de viejas series y combinando buenos guiones con relato cinematográfico, “Los simuladores” se convirtió el año pasado en uno de los ciclos de mayor calidad, junto a “Tumberos”. Por eso no asombró a nadie que la serie protagonizada por Diego Peretti, Alejandro Fiore, Federico D’Elía y Martín Seefeld fuese laureada en la noche de los Fierro como mejor unitario, además de alzarse con otras dos estatuillas por el guión y la actuación especial del Puma Goity. Sin embargo, Szifrón no muestra demasiado entusiasmo con el Fierro de Oro. “El premio me generó incomodidad”, confiesa. “Es raro eso de que para el arte se establezcan parámetros de competencia.”
–¿Por qué afirmó al recibir el premio que la decisión de APTRA era “incoherente”?
–Dije que el premio a “Los simuladores” como mejor unitario era incoherente porque pienso que tiene que prevalecer cierto criterio, un conocimiento mínimo de cómo se trabaja en una producción de ficción. Aún no termino de comprender cómo si se eligió a “Tumberos” como mejor dirección, producción integral, actores y banda de sonido, “Los simuladores” fue elegido como mejor unitario. Tanto la producción integral como la dirección están directamente relacionadas con lo que se ve en pantalla. Lo que distingue al mejor programa es justamente lo que está mejor dirigido. Sentí que o “Los simuladores” tenía que ganar todos los rubros, o el premio a mejor unitario tenía que ser para “Tumberos”.
–Para lo que es la TV nacional, tanto “Tumberos” como “Los simuladores” son programas rupturistas. ¿Qué diferencias percibe entre un ciclo y otro?
–Creo que las dos series tienen una visión del mundo. Ambas proceden de la visión creativa y autoral de un director, más que de un productor. Por más que fue producida por Ideas del Sur, “Tumberos” tiene un tono y una expresión propia de Caetano. Creo que los directores de TV son tan o más buenos que los de cine. Lo diferente es que toda esa creatividad no está al servicio de un proyecto generado por ellos. Creo que si esa gente talentosa pusiera toda su maquinaria en ciclos que ellos crean, habría muchos más programas diferentes entre sí y la TV no sería tan homogénea.
–O sea que lo que está en discusión en este momento en la TV es la independencia...
–Tanto “Tumberos” como “Los simuladores” son productos independientes, de una creatividad independiente. Muchas veces se tiende a asociar la independencia con la plata, si es barato o caro, si sale por Telefé o por un canal de cable. Para mí la independencia tiene que ver con la libertad que tiene el director para llevar su visión a la obra, sin que haya mediación de gente opinando o editando. En ese sentido, Titanic me parece un film independiente, aun cuando tuvo un presupuesto millonario.
–En los últimos años el cruce entre la TV y el cine se ha profundizado. ¿Se derribó el prejuicio que existía entre estos dos medios?
–Totalmente. Y menos mal que sucedió eso, porque la TV es un medio muy poderoso y masivo. Es una posibilidad de que mucha gente vea el trabajo que uno hace. La TV tiene cierta frescura para trabajar. En el cine pesa el miedo de querer contar todo en la primera película porque puede ser la única, lo que coarta cierta libertad. En cambio, en la TV uno tiene la posibilidad de trabajar con más tiempo y libertad. Te permite experimentar en nuevos terrenos, que eso es lo que hice y seguiré haciendo en algunos capítulos de “Los simuladores”.
–¿Pero no cree que justamente lo efímero de la TV atenta contra la calidad de los programas?
–Lo que le falta a la TV, que sí tiene el cine como defecto y virtud, es que las cosas se hacen con más rigor, se piensan más. Hay un espacio dedicado a la creatividad que en el cine está contemplado en un plan de rodaje que en la TV no existe. En la TV hay que grabar a la mañana y salir al aire a la noche. Pero la forma de hacer TV está empezando a cambiar. Me acuerdo que el año pasado la gente de Telefé tenía con “Los simuladores” la sensación de catástrofe todo el tiempo. Era un producto muy caro, tardábamos mucho en hacer un episodio, repetíamos muchas escenas, los guiones demoraban en escribirse, no había estrellas... Pero después, al ver cómo habían quedado los capítulos, los productores empezaron a ver que había otra forma.
–¿Coincide con que “Los simuladores” es un ciclo conservador?
–Totalmente. Los simuladores hablan con mucha corrección y se visten formalmente. Parece un film argentino del ‘50. Su forma de hablar y vestir, junto a la música de Piazzolla, componen un cuadro bello. El programa es conservador. Lo irónico es que en un mundo donde todo está tan tergiversado algo clásico es nuevo. Para muchos chicos el mundo viejo es nuevo, porque están en la frecuencia “Pókemon” o “Matrix”. Un ciclo épico como “Los simuladores”, con cuatro héroes tradicionales argentinos... es una novedad para ellos.
Subnotas