Vie 22.02.2002

ESPECTáCULOS

El bandoneonista que una noche admiró Bill Evans

Walter Ríos ama el jazz. Toca esta noche con músicos de jazz (el trompetista Américo Bellotto, César Franov en bajo y Facundo Bergalli en guitarra). Y, por supuesto, no toca jazz sino tango.

› Por Diego Fischerman

Los antecedentes del bandoneonista Walter Ríos no son pocos. Integrante de un dúo notable con el guitarrista Ricardo Domínguez, acompañante de Mercedes Sosa, director musical de Forever Tango y ahora partícipe de un cuarteto imprevisible junto al trompetista Américo Bellotto, si tuviera que elegir por donde empezar su currículum no tendría dudas. Sería por esa noche en la que un norteamericano alto y de manos grandes, de paso por Buenos Aires, fue a escucharlo a Caño 14 y luego lo abrazó y le escribió una larga dedicatoria en una partitura. El norteamericano se llamaba Bill Evans y la gloria de aquel día se completa con la de la noche siguiente, cuando Ríos fue junto a Astor Piazzolla y otros amigos a escuchar el concierto del pianista. Los dos bandoneonistas conversaban en el hall cuando Evans, que había salido a tomar una gaseosa (en esa época no tomaba más alcohol), entró rumbo a la sala. “Yo soy bastante más alto que Astor, así que Evans me vio a mí, se acercó y me abrazó”, cuenta Ríos. “La emoción no me permitió dormir esa noche pero, además, lo que fue divertidísimo fue la furia de Astor. No lo podía creer.”
Ríos, como Piazzolla, es un amante del jazz. Por eso lo enorgulleció el reconocimiento de Bill Evans. Y, sobre todo, las dos cosas que le dijo sobre su manera de tocar: que se notaba que él también era pianista, por su manera de abrir la armonía, y que le gustaba el jazz. En efecto, Walter Ríos confiesa que la mayoría de sus discos son de jazz, que los de tango los tiene más que nada como material de consulta y que sus ídolos, más allá de los tangueros obvios (Piazzolla, Troilo, Antonio Ríos, que fue su maestro, Ciriaco Ortiz, de quien dice haber tomado mucho en relación con el fraseo), son casi todos músicos de jazz. Y el grupo con el que toca hoy a las 22 por última vez en Notorious y con el que se presentará el próximo sábado 2 de marzo en el Centro Cultural Recoleta está integrado exclusivamente por músicos de jazz: Bellotto en trompeta, Facundo Bergalli en guitarra eléctrica y César Franov en bajo de seis cuerdas. La música que hacen, en cambio, es tango. “Fue un pedido de Bellotto, él quería tocar tango; nada de jazz”, cuenta el bandoneonista. “Para mí no era algo nuevo porque hace exactamente un año había estado haciendo eso con Gustavo Bergalli en trompeta, Carlos Franzetti en piano y una orquesta sueca.”
El nombre de Piazzolla aparece una y otra vez. Ni su imagen, ni su estilo, ni el sello que impuso a la música argentina de tradición popular a partir de fines de los 50 son evitables. Ríos toca, además, con un bandoneón que le regaló el marplatense y guarda, todavía, el casette que estaba en su contestador automático el día en que, poco antes de morir, Piazzolla lo llamó para decirle que quería que escuchara la mezcla, recién llegada, de su concierto en Montreaux con Gary Burton y para ofrecerle que hiciera María de Buenos Aires en París. “El tema del estilo y de cómo lograr una voz personal es fundamental dentro del tango y, en particular, en el bandoneón. Muchos de los chicos están excesivamente influidos por Piazzolla o, directamente, no conocen otros estilos. Y uno, a veces sin darse cuenta, transmite a sus alumnos una manera especial de tocar. En muchas ocasiones yo le tengo que decir a un alumno `no toques como yo; tocá como vos’. Por otra parte, me da la impresión de que faltan cosas nuevas que a uno lo impresionen. A muchos yo, internamente, les doy tiempo, porque se nota que tienen pasta para evolucionar. Si uno escuchaba a Mainetti o a Volotín hace unos años y los oye ahora, el crecimiento que se nota es fantástico. Pero ya había algo en ellos que permitía que uno apostara. En cambio otras cosas son simplemente desastrosas.”
El otro amor de Walter Ríos es el folklore. Relata, un poco en broma, que empezó a tocarlo gracias a que Dino Saluzzi en un momento empezó a rechazar trabajos. Grabó junto a grupos como Las Voces de Orán y fue parte del grupo estable de Mercedes Sosa durante años. Al principio se limitaba a acompañarla en los tangos que ella incluía en su repertorio. Ahora, Ríos también participa en muchas de las canciones de tradición folklórica. Con ella se presentó nuevamente a fines del año pasado, en un show acústicoque se grabó con el fin de ser editado en CD. Y el próximo 11 de marzo, Ríos viajará con Mercedes Sosa a Estados Unidos para debutar el 13 en el Carnegie Hall, donde hará cinco actuaciones a lo largo de la semana. “Me encanta trabajar con ella. Es una lección de musicalidad y de profesionalismo”, asegura.

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