Sáb 23.02.2002

ESPECTáCULOS  › “JASON X”, LA ¡DECIMA! PARTE DE LA SAGA “MARTES 13”

Alien con máscara de hockey

› Por Martín Pérez

Aunque transcurrieron más de cuatrocientos años, la puerta de la cámara criogenizadora se abre sin oponer resistencia alguna. Como si estuviese aceitada en vez de congelada. Detrás de ella, aparece un cuerpo -obviamente congelado–, con un cuchillo en una mano y una máscara en el rostro. “¿Qué es eso?”, pregunta una voz claramente docente. “¿Una unidad de filtro de carbono del siglo veinte?”, atina a preguntar uno de los alumnos hasta que, para satisfacción del educando, otro alumno responde correctamente. “Una máscara de hockey sobre hielo”, explica, lo que inmediatamente dispara la pregunta “¿qué es el hockey sobre hielo?”. Pero la respuesta no es demasiado importante. Lo único que importa, en realidad, es que el enmascarado congelado no necesitará descongelarse para hendir por primera vez su cuchillo en el siglo XXV. Después de todo, su nombre es Jason.
Con fecha de estreno para fines de abril de este año en los Estados Unidos, Jason X –un film con tres editores y cuyo estreno ya lleva un año de atraso en su país– es ni más ni menos que la décima película de la interminable saga de Martes 13, iniciada veinte años atrás y que evidentemente aún no se sabe cuándo va a terminar. Por lo pronto, Jason ya ha llegado al año 2455, gracias a un accidente en una planta de máxima seguridad presentado en el prólogo de este film de James Isaac. Colgado como una res en virtud de una seguridad que no es tal, Jason recuerda brevemente a Hannibal Lecter antes que su cuerpo sea reclamado por un tal Dr. Wimmer (breve cameo del mismísimo David Cronemberg, con el que Isaac supo trabajar en eXistenz, encargándose de los efectos especiales) en nombre de una investigación que sólo lo dejará libre para ser congelado y trasladado –muuuchos años después– a una nave que no casualmente recordará a la de Alien. Si hasta hay un efímero personaje llamado Dallas, como el personaje de Tom Skerritt en el film de Ridley Scott.
Sin ningún tipo de sutileza, Jason X es un film sólo para fanáticos, cuyos ridículos malabares argumentales para poner a Jason frente a una docena de potenciales víctimas atrapadas en una nave espacial son tan descarados que ya de por sí son una virtud. Siempre al filo de la autoparodia –y por momentos cortándose con ese filo– Jason X narrará cómo el mudo psicópata pseudoinmortal se cargará a todos los que tiene enfrente. Aquellos malabares de guión lo pondrán incluso frente a su presa preferida: una caterva de estudiantes testosterónicos que merecen su castigo mortal, y más de una fémina en paños menores. Con Jason X la saga Martes 13 sigue adelante, haciendo como si films como Scream nunca hubiesen existido. Salvo, eso sí, algún guiño cómplice aquí o allá. Pero sin dejar de creer en la sangre, las desnudeces y alguna frasecita irónica antes que nada. Y más allá de todo.

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