ESPECTáCULOS
Los desplazados tienen pantalla
Olga Gaitán García, defensora del pueblo en Colombia, llegó aquí para presentar el film “La primera noche”, de Luis Restrepo.
› Por Mariano Blejman
En los últimos quince años, dos millones de colombianos fueron desplazados de sus tierras por los conflictos armados entre la guerrilla y los paramilitares, y fueron a vivir a las ciudades en condiciones lamentables. De eso trata La primera noche, ópera prima del colombiano Luis Alberto Restrepo: “Una noche vi a una mujer joven que desplegaba unos diarios en la calle para acostar a su hijo de brazos. Había tanta seguridad en su gesto y tanto desamparo que durante mucho tiempo no pude desprenderme de la imagen, ni de la impresión”, dijo el director. El film recorrió festivales, recibió distinciones y en la Argentina recibió el premio homenaje Roberto “Tato” Miller que el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) entregó en el XVIII Festival de Mar del Plata “por la valentía demostrada, por la documentación y el rescate del espíritu solidario”. En ese marco llegó al país Olga Lucía Gaitán García, de la Defensoría del Pueblo de Colombia, invitada por la Embajada de Colombia para presentar el film, hoy a las 18.30 en el Malba, y luego hablar sobre los desplazamientos forzados en Colombia.
–¿Por qué siguen los desplazamientos?
–Hay una tendencia al aumento de desplazamiento forzado de civiles. El conflicto no se terminó ni va a terminar fácilmente. Hay un incremento en el número de actores armados al margen de la ley. Se extienden hacia ciertas zonas donde antes no estaban. La zona del Pacífico es una región de disputa territorial de las FARC y los para, es por donde sacan las drogas y meten las armas. Las zonas de desplazamiento son de mayor disputa territorial entre los sectores armados. Amenazan la población civil en medio de fuego cruzado. Hay homicidios selectivos, listas negras, y eso hace que la población se vaya.
–¿A qué juegan los narcos?
–No es secreto que tienen relaciones con las FARC y los paramilitares. El conflicto se mantiene por las guerrillas y por los para. El narcotráfico está en manos de ambos.
–¿Cómo ayuda la película en el problema de los desplazados?
–Plantea el problema de Colombia y la posición de los civiles. Es la historia de una familia donde un tío se va a la guerrilla y un hermano es paramilitar. Una pareja se va a Bogotá donde debe pasar la primera noche. El desplazamiento forzado es el problema más grave de la población civil. Es una infracción al Derecho Internacional Humanitario, en la medida que en hostilidades los actores armados obligan a la población civil a abandonar su tierra. Colombia se disputa entre los grupos de los paramilitares, el ejército y la guerrilla el control de zonas para el tráfico de armas, la circulación de drogas. Allí hay población civil que sufre los embates, son desplazados y se tienen que ir hacia Bogotá. La película plantea una realidad que no se puede tapar con las manos.
–¿La opción de los civiles es emigrar o integrarse a una fuerza?
–O que los maten. La opción más fuerte es que los maten. También hay reclutamiento forzado de jóvenes tanto en la guerrilla como los para.
–¿Cómo es la situación de las mujeres?
–El problema de desplazamiento es grave porque las mujeres quedan huérfanas, les matan a sus maridos, sus papás, tienen que irse a la ciudad, se quedan sin empleo, viven en sitios desconocidos. Muchas no saben leer ni escribir y se ven obligadas a vivir hostilmente. Buena parte termina en la prostitución o como empleadas domésticas. Hay una política del Estado que realmente mejoró en los últimos cinco años. Pero todavía llega a muy poca gente.
–¿Cuánta gente está armada en Colombia?
–Se calculan 10.000 paras, las FARC son cerca de 18.000 y ELN tiene unos 50.000 hombres armados.
–¿El narcotráfico está en auge?
–Está como siempre. Pero hay más movimiento. Es la necesidad de expandirse y controlar territorio, espacio, armas, tráfico de drogas.
–¿Cuál es la masa crítica que puede ser desplazada?
–Todas las personas en las zonas de conflicto, en la franja que da al Pacífico. Sobre todo los más vulnerables: la población rural, campesina, indígena, afrodescendiente. Y las mujeres. Por el Atlántico está el problema de un grupo indígena que se mantuvo puro, hablan poco español y son nómades.
–¿Cuál es el rol de la Defensoría?
–Es un organismo de control del Estado desde el ‘91, para la promoción y defensa de Derechos Humanos. Hay actividades como la Magistratura Moral, se dictan resoluciones defensoriales, se llama la atención sobre el desplazamiento y desaparición de personas y se hacen recomendaciones. Es una entidad con alta credibilidad, vista como un organismo humanitario por sectores armados. Nunca nos secuestraron, o si lo hacen nos sueltan rápidamente. Funcionamos como mediadores.