ESPECTáCULOS
› MOLOTOV VUELVE A LA ARGENTINA CON UN NUEVO DISCO
“Escribimos sobre lo que nos pasa”
El cuarteto editó este año “Dance and dense denso”, su tercer disco. Randy Elbright, el baterista “gringo” del grupo, habló con Página/12 del nuevo álbum y también de su pasión por el asado argentino.
› Por Roque Casciero
Cuando Molotov apareció en escena, su impacto fue tan explosivo como su nombre: con su irreverencia, su humor callejero y su potencia sonora, el disco Dónde jugarán las niñas (cuyo título parodiaba a uno de sus compatriotas de Maná), les abrió las puertas del mundo: Europa (especialmente Rusia), América latina y Estados Unidos. El álbum tenía varias canciones controvertidas como “Puto” (objeto de reclamo de varias comunidades gay, especialmente de España) y “Que no te haga bobo Jacobo” (dedicada al presentador de noticias Jacobo Zabludosky, símbolo del multimedios Televisa). El segundo álbum del grupo, Apocalypshit, fue compuesto y grabado en medio de giras interminables, y no tuvo el mismo éxito. Después, Molotov se guardó durante un par de años y sólo apareció ocasionalmente. Pero en 2003 el cuarteto empezó a calentar las máquinas con la idea de recuperar el tiempo y el terreno perdidos, con el disco Dance and dense denso. “Tenemos ganas de comenzar de cero. Somos conscientes de que estuvimos fuera de la escena un rato, pero tenemos mucha hambre por subir otra vez”, asegura el baterista Randy Elbright en comunicación telefónica con Página/12. El nuevo comienzo internacional, como el primero, se producirá en la Argentina: el grupo tocará el jueves en Resistencia, Chaco, para el programa “¿Cuál es?”, de Mario Pergolini, y el viernes en la sala porteña El Teatro.
Aunque Elbright nació en Estados Unidos, después de doce años en el Distrito Federal ya habla como cualquier chilango (así llaman a quienes viven en la capital). Por eso no sorprende que él haya sido uno de los compositores del hit “Frijolero”, que se mete con el mal trato y la discriminación que sufren los mexicanos de parte de sus vecinos ricos del Norte. Y tampoco que reconozca rápidamente que Dance... es, como el primero, un disco bien mexicano. “La neta (la posta) es que se nos juntaron unos buenos cinco años de gira y grabación, con tres días para lavarnos la ropa y otra vez a la ruta (risas). No quedamos del todo satisfechos con Apocalypshit porque sentimos que hubo mucha presión. Esta vez queríamos tomarnos tiempo hasta que estuviéramos satisfechos con todas las canciones. Mientras, volvimos a plantar las raíces en el DF y a vivir la vida cotidiana de la que hablamos en nuestras canciones. O sea que nos alimentamos otra vez de la calle mexicana. Siempre escribimos sobre lo que nos pasa, es nuestra fórmula.”
–¿En algún momento se plantearon retomar elementos del primer disco?
–No, para nada. Más que nadie, nosotros nos aburriríamos si hiciéramos eso. Lo que queríamos era hacer un disco para tocar en vivo y en ese sentido sí se conecta con el primero. Queríamos poder hacerlo sin mayor producción de secuencias y además, que fuera mucho más crudo. Mientras componíamos, hubo una gran ola de música electrónica y de producción gigantesca, pero nosotros queríamos volver a hacer música con guitarra, dos bajos y batería. A lo mejor retomamos la actitud que algunos creen provocadora, pero que más bien es salir sin pelos en la lengua, cagándonos de risa con nuestro humor medio negroide.
–Gustavo Santaolalla volvió a producirlos, aunque se había dicho que estaban distanciados ¿Puede aclarar el tema?
–Siempre estuvo todo bien. Pasamos mucho tiempo de gira y era muy difícil estar en contacto con nuestras familias, no sólo con Gustavo. Eso fue todo. Nos pusimos de acuerdo en que Gustavo tenía que hacer este disco, porque él sí entiende al grupo. Molotov es un grupo muy difícil para un productor: todos componemos, tenemos opiniones muy fuertes y personalidades diferentes. Pero Gustavo nos conoce muy bien, es un gurú y sabe manejar muy bien la energía. Además, por culpa de Gustavo y de Aníbal (Kerpel, el productor asociado) nos hemos hecho refans de la parrillada. Tengo un asador en mi casa y siempre voy a comprar carne argentina para hacer mis intentos.