Mié 30.07.2003

ESPECTáCULOS

Para Vallejo, primero hay que saber ladrar

El polémico escritor colombiano donará los cien mil dólares del Premio Rómulo Gallegos a organizaciones que protegen a los perros abandonados en Caracas. En su universo, los únicos que deberían salvarse son los animales.

Por Edgar Hernández
Desde México D.F.

El escritor colombiano Fernando Vallejo donará los 100 mil dólares que recibirá por haber obtenido el Premio de Literatura Rómulo Gallegos 2003. Los destinatarios de su gentileza serán distintas organizaciones que defienden y protegen a los perros abandonados en Caracas. “Me siento muy feliz de poder entregar el premio a beneficio de los perritos de Caracas”, expresó el polémico autor de El desbarrancadero, quien ayer viajó a la capital venezolana y el sábado recibirá la prestigiosa distinción. Vallejo, que comparte su departamento en un barrio residencial de la capital mexicana con dos perros finos, reveló que su hermano Aníbal, quien preside desde hace veinte años la Sociedad Protectora de Animales de Medellín, se encargó de hacer una evaluación previa de las instituciones que se beneficiarán con la donación. La admiración de Vallejo por los animales quedó plasmada en la versión cinematográfica de La Virgen de los sicarios, donde el personaje, que es él mismo, tras presenciar con frialdad varios asesinatos de seres humanos, llora frente a un perro callejero que agonizaba atrapado en una alcantarilla.
Las historias que narra Vallejo en sus libros, las descalificaciones contra el género humano, las mujeres, los políticos –esto es, contra casi todo menos los animales–, sus insultos y blasfemias, le han hecho merecedor de un puesto muy particular en la literatura. El desbarrancadero, el libro que acaba de ganar el Rómulo Gallegos, es una muestra de ello, un manojo de improperios e insultos, pero a la vez, una excelente obra literaria. Vallejo tiene un gran talento para despotricar contra quien sea y en el caso de El desbarrancadero se esmera en injuriar al papa Juan Pablo II, a quien define como “un travesti vestido de blanco”. Lo compara con una alimaña, un “gusano blanco y vistoso, tortuoso y engañoso” y le pregunta si no le da vergüenza “andar todo el día travestido como si fuera para un desfile gay”. Vallejo, el más severo ateo de la literatura contemporánea, afirma que sólo le pide a Dios que conserve al Papa mucho tiempo “para ver si alcanza a acabar con la Iglesia Católica”.
El autor tampoco ahorra improperios contra el profeta Mahoma, “plaga máxima de la humanidad” y la humanidad la plaga máxima de la tierra. Con motivo del Premio Rómulo Gallegos y cuestionado sobre si aspira a otros reconocimientos, respondió que a lo único que realmente aspira es a que el cardenal primado de Colombia lo excomulgue, pero no lo logra. “Se hacen los desentendidos. A una carta que les escribí me contestaron: ‘Hijo: no se puede expulsar al que ya de por sí se puso con su comportamiento por fuera del rebaño’. ‘Del rebaño! Como si yo fuera una oveja! La oveja Dolly! Pobrecita la ovejita Dolly que ya murió! Que en paz descanse’”, declaró. Pese a la exitosa versión cinematográfica de La Virgen de los sicarios, Vallejo no piensa volver a hacer incursiones en el cine y recordó que el guión de esa cinta lo escribió apenas “por complacer a su director, Barbet Schroeder, que es un gran tipo”. Tras publicar su última obra, La Rambla, Vallejo declaró que ya no escribía más literatura porque se le “acabó la cuerda”, aunque sí piensa publicar otro libro con ensayos de física, “sobre la luz y la gravedad, que son dos misterios inescrutables”. La Rambla es la historia de un viejo escritor colombiano muerto en vida, que acude a una feria en Barcelona y desde allí recuerda su pasado, despotrica contra el presente y celebra su falta de futuro.

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