ESPECTáCULOS
› LOS ROLLING STONES CONVOCARON A 450 MIL PERSONAS EN TORONTO
El rock es el antídoto más poderoso
El festival, del que también participó AC/DC, fue organizado para lavar la imagen de la ciudad canadiense, tras la crisis del SARS.
Por Julio César Rivas
Desde Toronto
“Esta es la mayor fiesta en la historia de Toronto, ¿verdad? Ustedes están aquí. Nosotros estamos aquí”, alentó Mick Jagger a la multitud antes de que empezaran a sonar los acordes de “Start me up”. Fue, efectivamente, la fiesta más grande que recuerde la ciudad canadiense, y una de las mayores concentraciones de la historia del rock. El evento trascendió el marco artístico: los organizadores del concierto de The Rolling Stones en Toronto, que atrajo más de 450.000 personas para demostrar que la ciudad está libre de la neumonía atípica, esperan ahora recoger los frutos del gigantesco acto de relaciones públicas. Nada mejor para ellos que un show de los Stones, que recientemente desistieron de ir a China, el país donde surgió el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS).
La banda de veteranos británicos no decepcionó a sus fans de Toronto y alrededores. Sobre el escenario montado en una antigua base militar del norte de la ciudad, Jagger gritó: “Toronto ha vuelto y está explotando”, marcando así el punto culminante de la noche. Desde fines de febrero, la ciudad había sufrido dos brotes de neumonía asiática que acabaron con la vida de 42 personas y produjeron centenares de millones de dólares de pérdidas en el sector turístico, especialmente después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendase en abril no viajar a Toronto. Con el SARS prácticamente desaparecido, la ciudad montó un gigantesco acto de exorcismo para conjurar los malos espíritus que la azotaron en los últimos meses y decidió convocar una costosa fiesta. Los Stones fueron el plato principal, pero los británicos compartieron el escenario de la base de Downsview Park con otros 15 grupos musicales como los australianos AC/DC y Rush, estos últimos canadienses.
Los Stones, tras empezar con “Start me up”, siguieron con “Brown Sugar”, “Don’t Stop”, “Ruby Tuesday”, “You Can’t Always Get What You Want” y finalmente el esperado “Satisfaction”, en una seguidilla que los fans supieron agradecer. Los espectadores habían pasado más de 12 horas al sol, esperando a Jagger y sus amigos en un descampado en el que las únicas sombras disponibles estaban reservadas para los artistas y los invitados VIP. “Nos merecemos una fiesta así –gritaba uno de los fans–, hemos pasado unos meses de mierda.” Hacía mucho calor, tanto que muchos se sintieron identificados con los incombustibles AC/DC cuando arrancaron a todo hard rock con el himno “Highway To Hell”. Con toda esta música casi nadie estaba interesado en saber cuánto había costado traer a los Stones a Toronto o por qué el presupuesto se había disparado en las últimas horas. El objetivo es recuperar la imagen de la ciudad, especialmente entre los turistas estadounidenses.
A pesar de que, de las 450.000 entradas vendidas a 16 dólares cada una, “sólo” 45.000 procedían de Estados Unidos, los organizadores del concierto siguen considerando que el desembolso valió la pena. El diputado David Mills, quien lanzó la idea original de traer a los Rolling Stones a Toronto para hacer público que la ciudad es segura, se mostró ofendido el miércoles cuando le pidieron detalles del concierto. “No tengo que dar explicaciones a la prensa, sólo al Parlamento”, declaró cuando se le preguntó por qué los contribuyentes canadienses tienen que desembolsar 750.000 dólares extra –además de los 4 millones ya pagados– para la celebración del concierto. Sólo la Federación de Contribuyentes Canadienses se preguntaba ayer sobre la lógica de gastar 5 millones de dólares del erario público en un concierto benéfico para los trabajadores sanitarios, cuando éstos van a recibir menos de un 10 por ciento de la cantidad desembolsada.