ESPECTáCULOS
› SE ESTRENA “SOL DE NOCHE - LA HISTORIA DE OLGA Y LUIS”, UN FILM SOBRE LA REPRESION EN JUJUY
“Olga sigue luchando sola contra el poder feudal”
El documental dirigido por Pablo Milstein y Norberto Ludin recupera el caso de Olga Márquez de Aredez, esposa de un médico desaparecido el 24 de marzo de 1976, en complicidad de los militares con el Ingenio Ledesma.
Por Ana Bianco
En 1958, el doctor Luis Aredez y su esposa Olga llegaron, desde su Tucumán natal, al pueblo de Libertador General San Martín, en la provincia de Jujuy, a 106 kilómetros de la capital provincial. Tenían poco más de 20 años y la ilusión intacta. El era pediatra y fue contratado por el Ingenio Ledesma, productor de cítricos, papel y azúcar y, aún hoy, uno de los imperios económicos más importantes del país. Hombre de principios, el doctor Aredez desde su llegada reclamó a los dueños del Ingenio mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores y sus hijos, sometidos a distintos males producto de la zafra. No tardó en ser cesanteado. Su entrega y su dedicación a la gente lo llevó en 1973 a la intendencia del pueblo, desde donde siguió luchando por la misma causa y logró que, por primera vez, el ingenio pagara sus impuestos y así devolviera a la comunidad algo de lo mucho que se llevaba de ella. Esa temeridad le costaría la vida: en la madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando en Buenos Aires los tanques ya se habían adueñado de Plaza de Mayo, en el pueblo de San Martín un grupo de tareas sacó de la cama al doctor Aredez y se lo llevó para siempre, en un vehículo del ingenio. El conductor era empleado de la empresa, y paciente suyo.
En el documental Sol de noche –La historia de Olga y Luis –premiado en diversos foros y festivales nacionales e internacionales–, los directores Pablo Milstein y Norberto Ludin enfocan la figura singular de Olga Márquez de Aredez, la esposa del doctor, quien desde hace veinte años todos los jueves marcha alrededor de la plaza de General San Martín, en reclamo de justicia. Olga es integrante de Madres de Detenidos y Desaparecidos del Departamento de Ledesma.Jujuy. Las madres que aún viven, por enfermedades propias de la edad, ahora no pueden acompañarla y desde hace siete años Olga circula en soledad alrededor del mástil, con su pancarta con la foto de Luis. La película –con textos de Marcelo Birmajer y producción ejecutiva de Eduardo Aliverti– da cuenta de su historia como luchadora y como madre de cuatro hijos, que sigue enfrentándose, casi en soledad, a un poder feudal. En el desarrollo del documental, que llegará este jueves a los cines porteños, es clave también la reconstrucción de “La noche del apagón”, ocurrida en julio de 1976 en las localidades de Libertador General San Martín, Calilegua y El Talar. Los militares ordenaron cortar el suministro eléctrico y, aprovechando la oscuridad, secuestraron nada menos que a 400 personas, usando camionetas de la empresa Ledesma.
“Habíamos terminado de filmar Malajunta en 1996 y nos interesaba encontrar seres anónimos en las provincias, relacionados con la problemática de derechos humanos”, señala Milstein a Página/12. “El poco material fílmico que se conserva del período de la dictadura transcurre en la Capital y hay muy poco de lo que pasó en el interior profundo de la Argentina. Hay un condimento de cosas que pasan ahí, en el Ingenio Ledesma, que está tan metido en la vida cotidiana de una ciudad, y la Iglesia, que participa tan activamente unida con el ingenio”.
Luis Aredez era radical, en una provincia con fuerte presencia peronista. Asumió como intendente el 2 de junio de 1973, y ocho meses por medio publicó una solicitada dando cuenta de lo actuado. Entre algunas de sus medidas, el Ingenio Ledesma empezó a pagar impuestos a la municipalidad del pueblo por primera vez. “En Ledesma –remarca Milstein– de esa época quedó muy poco. No hay archivos, ni gráfica. Olga guardó algunas fotos y unos pocos artículos aparecidos en los diarios o sobre la gestión.” Ludin aporta: “El era radical, pero no era militante. Por el relato que nos contó Olga, el radicalismo como tal no existía. El hecho de haberle cobrado impuestos al ingenio marcó la suerte de Luis...”.
Según Ludin, “cuando editábamos la película nos preguntábamos por qué hizo tal cosa y por qué decidió otra. Principalmente cuando lo echan porprimera vez del ingenio en 1959 y se va a Tilcara, un lugar increíble, y lo nombran director del hospital. Era un hombre con una familia y cuatro hijos y una vida más o menos armada, y decidió volver a Ledesma, que es como terminar las vacaciones y volver al trabajo. ¿Por qué un tipo decide hacer eso? En la época en que vivimos nos resulta increíble, pero si nos retrotraemos 30 años, con la mentalidad y la esperanza que había en ese momento, no resulta tan increíble sino en realidad admirable. Los médicos, por vocación, eligen estar donde los necesitan, y él sintió que su lugar era ése. Olga nos dijo que la esperanza que había en esa época es algo que nunca se recuperó”.
En palabras de Milstein, “nos cautivó descubrir en Olga a una mujer fuerte, dura y curtida en un lugar tan pobre... y que lucha sola. El entorno es muy fuerte y esto hace que su figura se realce. Tiene una actividad permanente, ahora está tratando de levantar un dispensario en una villa y además colabora con los piqueteros. Estuvimos un mes en su casa, de puertas abiertas, donde entraba todo el tiempo gente a pedirle un remedio, una ayuda...”. Ludin completa el cuadro: “Olga tenía una vida antes de la desaparición de su marido. Hasta hace poco trabajaba como odontóloga. Ahora está colaborando con Olga Demitropoulus, una historiadora, para reconstruir la historia de Ledesma. Vive sola en una casa grande, la de toda la vida, porque sus hijos viven en otras provincias. Es una mujer valiente con un rostro particular, mezcla de indígena y española. Olga tiene una vida y una energía increíble que nos contagió. A través de los años, los llamados de Olga para preguntarnos cuánto tiempo faltaba para terminar la película fueron un estímulo y una presión constante”.
En Sol de noche también hay lugar para las terribles palabras de los representantes de la Iglesia del pueblo y del Ingenio Ledesma. Milstein afirma: “En estos lugares chicos, los representantes de los poderosos hablan con mayor impunidad que en las grandes ciudades. Todos se conocen y saben qué hizo cada uno y en qué participó. En el caso de Mario Paz, ex jefe de Relaciones Públicas del ingenio: hasta hablaba con cierto orgullo y regodeo por lo actuado”. Ludin agrega: “Con relación a Aurelio Martínez y sus declaraciones provocadoras, Olga ya nos había adelantado que era un personaje particular. De última, en Buenos Aires hay gente que puede llegar a pensar igual, pero no lo dice porque es políticamente incorrecto. En Ledesma ese sentimiento no existe”.
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