ESPECTáCULOS
Lima Quintana y Tejada Gómez, dos nombres que merecen todo homenaje
Hoy y el próximo sábado, el C. C. de la Cooperación será escenario de un tributo de amigos y familiares que se niegan al olvido.
› Por Karina Micheletto
Armando Tejada Gómez y Hamlet Lima Quintana fueron compadres y referentes, y así los quieren recordar todos sus familiares y amigos, los que los quieren porque compartieron con ellos vida cotidiana, música, poesía y militancia, y los que los quieren porque los conocen a través de sus obras, cada vez más vigentes, aunque no siempre suficientemente recordadas. Hoy y el próximo sábado a las 20.30, en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), se realizará un tributo a estas dos figuras de la poesía y la música popular argentina, bajo el justo nombre de Compadres y referentes, como culminación de una serie de homenajes que se extendieron a lo largo de todo este año. En el tributo de hoy participarán María de los Angeles Ledesma, José Ceña y Cantoral, y el sábado próximo Perla Aguirre, Julio Lacarra y Laura Albarracín, todos artistas relacionados con los poetas a través de su obra y, en algunos casos, de una amistad personal.
“En el último tiempo nos dimos cuenta de la necesidad que hay de escuchar canciones con fundamento, de volver a algunos temas del folklore argentino que con esta nueva ola de arte sin sentido pasaron un poco al olvido”, explica Paula Tejada, hija de Armando, sobre el sentido de la organización del tributo. “Pero el verdadero motivo del encuentro es que, además de recordar a los viejos, tenemos la necesidad de acercarnos entre nosotros. Parece que los Lima y los Tejada no podemos estar separados, por eso organizamos excusas para juntarnos con los que fueron los grandes amigos de nuestros padres. Y como entre ellos hubo una unión afectiva tan profunda, no es raro que el amor se pase de generación en generación”, aclara Tejada.
Tanto Perla Aguirre como su padre, el poeta Arsenio Aguirre, compartieron momentos artísticos y personales con los poetas, fundamentalmente con Tejada Gómez. También Julio Lacarra y el grupo Cantoral, además de elegir diferentes temas suyos en los repertorios de sus discos. José Ceña y María de los Angeles Ledesma siguen sus obras desde la admiración: “Armando fue un poeta que ni siquiera alcanzó a hacer la primaria y, sin embargo, su talento era asombroso. Era alguien con un exquisito manejo de la palabra y de la oratoria”, se asombra Ceña. “La poesía de ambos siempre estuvo vinculada con la causa de la clase obrera y con la liberación latinoamericana, y ése fue un compromiso que mantuvieron hasta el final de sus días”, destaca el músico. El lugar elegido también tiene un significado especial: el Centro Cultural de la Cooperación está dirigido por el poeta Juano Villafañe, hijo del titiritero Javier Villafañe, íntimo amigo de los homenajeados. Allí también se exponen murales de otros dos amigos del dúo: Carlos Alonso y Rodolfo Campodónico.
Si el cancionero de los dos poetas se mantiene vigente en la música popular actual (desde los clásicos más difundidos como Canción con todos, Fuego en Animaná y Zamba para no morir hasta las cantatas y poemas que aún no están musicalizados), en el último tiempo una serie de hechos marcan el resurgimiento de su música y su poesía. Recientemente se editó una antología personal que Lima Quintana no llegó a publicar antes de su muerte, a principios del año pasado. El año próximo se editarán cuatro CD’s con poesía recitada por Tejada Gómez, conferencias y algunas de las canciones menos conocidas de su repertorio, como las que integran las cantatas que hizo en México y Mendoza. Más adelante se planea hacer una edición similar con la obra de Hamlet, y queda pendiente la posibilidad de reeditar la obra de poesía completa de Tejada Gómez, con la condición de que los distribuidores garanticen su llegada a todo el interior del país. Y también, cuenta Germán Lima, hijo de Lima Quintana, se planea estrenar en Buenos Aires la cantata El diario del regreso, una de las últimas obras de Hamlet, en la que el poeta hace hablar a Ernesto Guevara en primera persona, con la música de Oscar Cardozo Ocampo. La cantata sólo pudo ser presentada por Jairo en dos escenarios: el memorial que guarda los restos del Che en Santa Clara, y el Teatro Nacional de La Habana. A través de distintos ritmos latinoamericanas, allí se cuenta la historia del regreso del Che a Cuba, después de que encuentran sus restos en Bolivia, y cuentan que la historia se le apareció a Lima Quintana en sueños, “de un tirón”, como si alguien se la hubiera dictado.
Más allá de este tributo, que tendrá la forma de recordación cantada, como los poetas hubieran querido, los organizadores coinciden en que el homenaje verdadero adquiere una forma más simple, cotidiana. “Cada vez que un cantor popular elige incorporar a su repertorio sus temas, los está homenajeando. Cada vez que en una guitarreada aparecen Zamba para no morir o Canción con todos, ése es el homenaje”, advierte Paula Tejada. “Y también cuando, por ejemplo, unos changuitos de veinte años abren un centro cultural en Parque Patricios y le ponen el nombre de mi padre, porque comparten su ideario. O cuando una joven toma como tarea personal difundir su obra, solamente porque le gusta, tanto que lleva una foto suya en la billetera, aunque nunca lo haya conocido personalmente”.