ESPECTáCULOS
› ENTREVISTA A PABLO GRANADOS Y PACHU PEÑA
“No bajamos línea ideológica”
Los actores tendrán este año por primera vez su propio ciclo humorístico, después de haber trabajado para Tinelli y para Sofovich. Estaba cantado: habrá un imitador para Kirchner.
› Por Emanuel Respighi
La escena es surrealista pero auténtica. Apenas Pablo Granados desciende del auto con el que llega a la entrevista con Página/12, acordada previamente en el bar de la esquina de Canal 9, una señora de no más de setenta años se le interpone en su camino con una enorme sonrisa en su rostro. “¡Soy una de las que quedó en el casting para el programa!”, grita una y otra vez, eufórica. Y sin dejar hablar al humorista, la señora se pone a cantar una versión libre de Asesíname, de Charly García, ante las atónitas miradas de transeúntes y taxistas. La excitación de la señora tiene su explicación: es una de las 20 ancianas elegidas para participar del sketch “Nona
Stars”, en el que mujeres de más de 60 años intentan formar un grupo musical pop muy peculiar, al estilo de las Bandana pero con casi cincuenta años más. El sketch forma parte de No hay dos sin tres, el ciclo de humor que desde hoy a las 22 se emitirá diariamente por la pantalla del 9.
Además de Granados, estarán en el programa Pachu Peña y Freddy Villarreal, los otros humoristas surgidos de la troupe de Marcelo Tinelli. Luego de una temporada en la que trabajaron bajo las órdenes de Gerardo Sofovich en La peluquería de los Mateos, los actores tendrán este año, por primera vez, su propio ciclo humorístico. El sueño hecho realidad. “Es un show de humor con muchos sketches, exteriores y algún que otro musical. Además, vamos a contar con las imitaciones de Freddy, que son muy buenas. La idea es acoplarle al típico programa de sketches mucha actualidad. Pero no vamos a parodiar novelas. Lo que vamos a hacer son dos novelas grotescas originales. Una se llamará Ese puto amor y la otra Bancando a Memo, todo en un tono muy gracioso”, señala Granados, también productor general, junto a su coequiper Peña.
–¿Por qué decidieron alejarse de Sofovich?
Pachu Peña: –Hacía años que teníamos con Pablo la idea de hacer un ciclo juntos y solos. Ya en Telefé estuvimos a punto de hacer Al fin solos, pero nunca se concretó. Y siempre nos habían quedado las ganas de hacer un ciclo de humor cien por ciento nuestro. Y si bien con Sofovich la pasamos muy bien, nuestra idea seguía.
Pablo Granados: –Al tener nuestro propio programa vamos a trabajar con mayor libertad. La estructura de La peluquería de los Mateos nos limitaba mucho; y uno no podía cambiarla porque es un ciclo histórico. Tampoco le podés cambiar la cabeza a su director, cuando todavía le funciona ese recurso. Nosotros nos adaptamos a la idea. El inconveniente es que, mal o bien, los cómicos son de por sí tipos creativos que necesitan de libertad para hacer las cosas bien. Y nosotros somos autoproductores: no podemos dejar de pensar cosas para hacer reír. Teníamos muchas ganas de hacer cosas nuevas que no encajaban en la estructura de La peluquería...
–¿Cuáles son los pros y los contras de tener programa propio?
P. G.: –Creo que todo es pro. Hasta los riesgos son importantes porque son nuestros. Antes, la responsabilidad era siempre de los demás. Tanto si las cosas salían mal como si salían bien. Eran otros los que elegían la escena a emitirse y la que no. Ahora, tanto los méritos como los errores, son nuestros.
P. P.: –En Videomatch nosotros aprendimos la escuela de producción, mientras que en La peluquería... aprendimos todo lo referido a la dirección. De hecho, no hubiésemos podido hacer este programa sin haber pasado por La peluquería... Es una parada más jugosa y riesgosa.
P. G.: –Claro, porque tampoco es cuestión de meter todas las ideas que se te ocurran. Hay que tener un criterio estético de qué poner al aire y qué no, porque en el humor no es cuestión de sumar sketches, sino de sumar situaciones divertidas y de calidad. Encontrar esa regularidad en el humor no es nada fácil. Hay que mantener al ciclo siempre arriba.
–¿Por qué creen que la TV argentina dejó de tener programas de humor, más allá de las tiras cómicas?
P. P.: –Porque no hay muchas cabezas que se dediquen al humor. Salvo los equipos de Videomatch, Gerardo Sofovich o Alfredo Casero, no hay gente que se dedique al humor. Eso demuestra que es un género muy difícil.
P. G.: –Hay otra realidad: la mayoría de las cabezas humorísticas están metidas en un solo lugar: Videomatch. Yo no tengo dudas de que tipos como José María o los uruguayos pueden tener programas propios. En los últimos años el humor popular se centró en Videomatch. Y poco a poco se van a seguir volando los “pajaritos”, porque es un proceso que va a decantar sólo, porque todos queremos crecer. La gente necesita del humor para olvidarse de toda la realidad social, aunque sea por un momento. El desenchufe es necesario para salir a pelear con más fuerza y revitalizado.
–En el ciclo va a haber imitaciones a Néstor Kirchner y Daniel Hadad, entre otros. Se vuelven a meter con el poder...
P. G.: –Lo que pasa es que si no fuesen famosos no podríamos hacer las imitaciones. No es que pensamos parodiar gente de poder por algún motivo en particular, más allá de que son conocidos por todos. No podríamos hacer una parodia de alguien desconocido. Y son buenas tanto para el programa como para los mismos parodiados. El hecho de que ellos sepan que los vamos a imitar y no les preocupe les da más seguridad. A De la Rúa le preocupó que lo imitaran y así le fue...
–Después de que De la Rúa responsabilizó a Videomatch por la caída de su gobierno, ¿les cambió la manera de encarar las imitaciones?, ¿toman más recaudos?
P. P.: –No, porque no hacemos partidismo político ni bajamos línea con una parodia. Son personajes simpáticos y graciosos, que tienen elementos físicos e ideológicos graciosos para caricaturizarlos... A Kirchner, por ejemplo, lo vamos a joder con un cordero patagónico o un piquetero en el medio de la cama que no permite que tenga relaciones con su esposa. Y después con las características físicas de Kirchner: si vamos a hacer imitaciones no podemos hacerlo con los ojos normales, porque no los tiene. Es la realidad. La idea de las imitaciones no es bajar línea de ningún tipo, ni volcarse para la derecha ni para la izquierda: es simplemente hacer reír. Nuestro humor no tiene ideología.