Mar 16.03.2004

ESPECTáCULOS  › MURIO EL ACTOR JORGE PETRAGLIA

Un hombre de teatro

› Por Cecilia Hopkins

A los 76 años, falleció el domingo el actor y director Jorge Petraglia quien, a causa de un pico de hipertensión, el sábado había ingresado en una clínica de la Capital. El actor se encontraba alejado de la actividad teatral desde hace dos años, “dedicado a la vida tranquila, ocupado en sus lecturas y su música”, según informaron sus familiares. Autor de unas 100 puestas, Petraglia introdujo a la escena local la obra de Samuel Beckett y Harold Pinter, durante su paso por el Instituto Di Tella, en la década de 1960. En la misma época también dio a conocer las primeras obras de Griselda Gambaro.
Su fascinación por el teatro, según solía recordar, se la debía a la ópera y a sus padres, quienes lo llevaron desde muy chico al Teatro Colón. Así, el primer encuentro con la escena se produjo a los 5 años, cuando vio Falstaff, de Verdi. “Allí empezó todo”, recordaría. Años después, las visitas de Vittorio Gassman al país, la puesta de Diana Torrieri de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, las veladas de Teatro Noh japonés a las que asistió en el Teatro Odeón a mediados de los ‘40, fueron fundamentales para su formación estética. A pesar de una vocación tan temprana, cuando terminó el secundario Petraglia comenzó a estudiar arquitectura. Aunque apenas le fue posible, pasó a integrar el elenco teatral de su facultad. Y en 1950, cuando todavía no había estrenado ninguna obra, enterado de que Jean Louis Barrault buscaba figurantes para su puesta de El proceso de Kafka, en adaptación de André Gide, decidió montar guardia en el Teatro Odeón. Cuando vio salir al francés, lo siguió varias cuadras, camino al Hotel Plaza, donde estaba alojado. “Recién en Corrientes y Florida me animé a abordarlo para pedirle que me aceptara –contó Petraglia– y ése fue mi debut: hice mi trabajo con una concentración prácticamente religiosa.” Esa experiencia también le demostró que muchos actores, por ser consagrados, no se creían dueños de privilegios: “La misma hija de Jacques Copeau repartió la ropa entre los figurantes y otros actores que tenían roles importantes nos maquillaron”.
Con Antígona y Edipo Rey hizo sus primeras armas como director. Unos años después, en 1956, se propuso montar la obra de un autor que hasta el momento no había sido estrenado en el país: Samuel Beckett y su Esperando a Godot. Petraglia fue un cultor de la experimentación: en esa línea estrenó, como director y único intérprete, Krapp, la última cinta magnética, también de Beckett, además de El desatino y Los siameses, ambas de Gambaro. Destacado protagonista de la historia artística del Teatro San Martín iniciada en 1960, Petraglia fue actor y director de varios montajes, entre ellos El jardín de los cerezos, de Chejov, con dirección de Agustín Alezzo. En 1991 y 1993 estrenó dos obras de Eduardo Rovner, Cuarteto, como intérprete, bajo la conducción de Sergio Renán, y Lejana tierra mía, bajo su propia dirección.

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