ESPECTáCULOS
› ESTA CONFIRMADO EL BUENOS AIRES FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE INDEPENDIENTE 2002
El cine produce milagros, entre tanta malaria
Los nuevos films de Jean-Luc Godard, Tsai Ming-liang, Martin Scorsese, Werner Herzog, Manoel de Oliveira, Aleksandr Sokurov y Abel Ferrara, entre otros, serán exhibidos al margen de la competencia oficial, del 18 al 28 de abril.
› Por Horacio Bernades
“A pesar de la situación del país, a pesar de las dificultades y la falta de presupuesto, creemos que el festival se va a parecer mucho al que en un principio soñamos.” La afirmación de Eduardo “Quintín” Antín, por segundo año consecutivo director del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, parece sintetizar las expectativas de sus organizadores y la comunidad cinematográfica en pleno frente a la cuarta edición, que se desarrollará entre el jueves 18 y el domingo 28 de abril. En plena recesión, con el dólar disparado y las instituciones en estado de temblor, el más importante evento que la Argentina le dedica al cine independiente de aquí y del mundo corrió riesgo de fracasar. Sin embargo, se llevará a cabor, aiorsamente. Esa es la buena noticia, comunicada ayer al mediodía por sus organizadores y autoridades del Gobierno de la Ciudad.
Un repaso a la programación indica que, por más que el presupuesto se haya reducido drásticamente, esta cuarta edición no está dispuesta a hacer ninguna concesión, tanto en términos de perfil como de exigencia y calidad. De allí, seguramente, el clima de mesurada alegría que se respiraba ayer en la conferencia de prensa brindada por Quintín en compañía de Jorge Telerman, secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires; Gustavo López, subsecretario de Industrias Culturales y Acción Cultural; Carlos Villalba Welsh, director del Programa Festivales (que depende de la Secretaría de Cultura de la Ciudad); y Jorge Coscia, director del Incaa. Consecuencia de la situación financiera y cambiaria que atraviesa la Argentina, el presupuesto, que el año pasado fue de un millón de dólares, se redujo este año a 450 mil pesos, o lo que ello represente en moneda extranjera. Teniendo en cuenta que tanto los derechos de exhibición de las películas seleccionadas como los pasajes para los invitados se cotizan en dólares, no es difícil imaginar en qué clase de brete se encontraron sus organizadores un par de meses atrás, y que llevó a un pedido de ayuda tanto a sponsors privados como a la comunidad cinematográfica internacional (ver aparte).
Para sorpresa de los funcionarios, el pedido fue respondido con algo más que palmadas en el hombro, y ese salvataje –en el que intervinieron empresas privadas y embajadas, además de festivales internacionales de cine– permitirá la realización del festival. En su llamado a la comunidad cinematográfica internacional, efectuado a principios de mes, Quintín señaló: “Por un lado, no es justo pedir dinero del Gobierno cuando hay necesidades más urgentes por satisfacer, como la educación, la salud y la asistencia social. Pero por otro, ni los cinéfilos ni los cineastas argentinos merecen ser despojados, por culpa de la crisis, de lo que constituye su pasión”. El guante fue recogido por el programador de la Quincena de los Realizadores, una de las muestras paralelas más reconocidas del Festival de Cannes, quien hizo suyo el llamado y lo relanzó a la comunidad cinematográfica internacional. Como consecuencia de ello, tanto las autoridades del Festival de Rotterdam como el de Tesalónica dispusieron de un aporte económico, mientras que varios invitados aceptaron (cosa insólita para los usos y costumbres internacionales) pagar pasajes de su bolsillo.
Aunque las autoridades prefieren no dar aún precisiones sobre posibles invitados, sí están plenamente confirmadas las películas que constituirán el corazón del Bafici, y que prometen, una vez más, un abril movido para la cinefilia porteña y los ámbitos de la cultura. Habrá de todo en esta cuarta edición, empezando por una muestra competitiva que se anuncia fuerte (“tal vez más que las de años anteriores”, arriesgó Quintín) y que estará dedicada, como siempre, a primeras o segundas películas. Entre ellas, dos argentinas (Un día de suerte, de Sandra Gugliotta, y Tan de repente, de Gabriel Lerman). En paralelas, se verán las más recientes de Jean-Luc Godard, Tsai Ming-liang, Martin Scorsese (su documental sobre elcine italiano), Werner Herzog, Manoel de Oliveira, Emmanuel Finkiel (realizador de la magnífica Voyages/Memoria), el japonés Miike Takashi, el ruso Aleksandr Sokurov (realizador de Madre e hijo), el coreano Kim Ki-duk y el neoyorquino Abel Ferrara.
Aunque, como de costumbre, es posible que lo más sorprendente y novedoso se encuentre entre ese centenar de nombres aún desconocidos que constituyen el grueso –y seguramente el alma– de la programación. Una sección entera abordará las consecuencias de la globalización (“permitirá ver que, si la Argentina está mal, el resto del mundo no está mucho mejor”, Quintín dixit), mientras que otra pondrá el presente del mundo en relación con la historia. Habrá retrospectivas dedicadas a dos emblemas argentinos del cine independiente, como Hugo Santiago (realizador de la legendaria Invasión) y Raúl Perrone. Enteramente desconocido en la Argentina, el taiwanés Hou Hsiao-hsien –la crítica extranjera lo considera un nombre clave de los ‘90 para acá– hará su presentación local con nada menos que once películas de su cosecha. Entre ellas la última, Millenium Mambo.
La apertura promete ser a toda orquesta, ya que allí se exhibirá El empleo del tiempo, el film más reciente del francés Laurent Cantet, realizador de la recordada Recursos humanos. Si se tiene en cuenta que esa película fue, cuatro años atrás, la ganadora de la primera edición del festival, puede pensarse que, al elegir su nuevo film para la apertura, el Bafici se vincula también con su propia historia, dispuesto a honrarla.
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