ESPECTáCULOS
› TELEVISION: LOS NUEVOS REALITIES BUSCAN CARAS CONOCIDAS
En calzones y sin guitarra
Newlyweds y Carmen y Dave explotan el costado opuesto a la “gente común”. Pero no todo rinde como el pionero The Osbournes.
› Por Julián Gorodischer
Muerto el reality, viva el reality. La herencia de The Osbournes se ve en pantalla: parejas de recién casados o comprometidos que exhiben la minucia cotidiana. Saturadas las charlas de seres comunes del Gran Hermano y su remoloneo, llega la agitada jornada de Jessica y Nick, en Newlyweds, y se agrega otro par de pájaros: Carmen y Dave, Carmen Electra y Dave Navarro en apurado trajín para preparar su boda entre famosos. Se ven charlas triviales en el desayuno, peleítas conyugales, paseos de la cama al living, o las horas en el gimnasio, nuevo templo del reality a tono con los requisitos del casting: cuerpos trabajados como el de Nick Lachey –ex líder del grupo 98 Degrees, hoy solista– o el de Dave, cuarentón imposible, o la bomba sexual Carmen. Muere la reivindicación del género: hacer entrar al freak. Salen el travesti, el gordito o la prostituta y se repliega el ciudadano medio. Y aquí están otra vez los carilindos que redimen de la experiencia Ozzy. Dave –ex integrante de Jane’s Adiction y Red Hot Chili Peppers– podría figurar en el Guinness de la juventud a los cuarentaypocos; Carmen lleva al reality su experiencia de chica Playboy. Ni hablar de Jessica Simpson, bebota dubitativa que hace del lloriqueo su marca registrada y ofrece, apenas, su tránsito constante en ropa interior.
La nueva ola del reality los prefiere en cueros y con una ligera obsesión por la pareja estable. New- lyweds (lunes a las 17, por MTV) consiste en seguirlos de cerca desde la luna de miel a la primera convivencia, con leve tufillo a negocio ahora que están de moda uniones del tipo Britney-Justin, ligeramente alocados (gastan mucho, cogen mucho) para dar entidad de fenómeno al bobalicón. El flamante Carmen y Dave (desde la semana próxima, a las 12, también por MTV) llega más lejos: sólo piensa en la boda. Es el único tema e incluye cómo planean la despedida de solteros y arman la lista de invitados, para que se suelte el regodeo por ver los nombres de estrellas en el papel. Es la ofensiva del profesional frente al avance de tanto American Idol y Popstars. “Cuando descubrimos que Carmen y Dave se casaban y planeaban una boda provocativa, poco tradicional, pensamos que junto a Newlyweds harían una combinación perfecta”, justifica Lois Curren, vicepresidente de MTV. Si los comunes creyeron que podían saltear etapas y consagrarse en minutos, ahora los cantantes resisten: ¡Ozzy lo hizo primero! “Pero Ozzy Osbourne –explica la psicóloga Belén Igarzábal, autora de la tesis Estudio en recepción sobre el Gran Hermano– priorizaba la historia, mientras que otros realities sólo prestan atención al peso del famoso. No funciona: el reality es historia, no estatuto estelar.”
Si The Osbournes recuperaba todas las claves del reality ortodoxo (defensa del freak, infiltración en la “casa de familia”, lanzamiento de un nuevo famoso como Kelly Osbourne), la nueva camada traiciona al género y eleva el cuerpo bello a categoría existencial. Los cantantes confirman el fin de todo reality de la nueva era: calentar. Nada parecido le pasaba al espectador de Ozzy, aunque Igarzábal admita que también allí entraba en juego el factor sexual, común a todo show de realidad. “En The Osbournes –dice– interesaba el retrato de intimidad de la familia, no el minuto en que Ozzy se preparaba para el show. Morbosidad, curiosidad y voyeurismo por verlo en calzoncillos, y no cantando frente al micrófono...”. Ahora bien, ¿qué tienen Carmen y Dave o Newlyweds para contar? Trama mínima y acción espaciada hasta convertirse en un suspense continuo, pura exaltación de la piel californiana. Las parejas se pelean y se reconcilian en la cama, o revolcados en el sofá. Puro material audiovisual para satisfacción del fan (o la fan), que ya ni tienen que invadir ilegalmente las casas de sus ídolos en la Costa Oeste. Ahora fuerzan otra cerradura.
¿Y por qué no hay curiosidad por husmear a las estrellas de la Argentina? El antaño país del reality se quedó sin producir ni uno solo, y la única experiencia con famosos (Reality Reality) no tuvo éxito ni secuela. Pappo y Charly, candidatos con más chances a regalar su vida privada, se negaron a la oferta del productor, y Pipo Cipolatti es lo más cercano que se tuvo a una vida de cantante en vivo. Eso sí: lo hizo por las tardes y en los programas de chimentos, legitimado por el único interés que la tele encuentra en lo privado: el escándalo. “Me pregunto –dice Marcos Gorban, ex productor de Gran Hermano y Operación Triunfo–, ¿tenemos celebridades que se presten a ese juego? ¿Es nuestra sociedad como la norteamericana? Y si mostraran su intimidad, ¿acaso la gente no sería impiadosa? The Osbournes divierte, pero a los argentinos los aburrís o te juzgan, sin términos medios.” El mismo creyó, como pionero del rubro, que sería interesante probar con un famoso, pero descartó a los cantantes hasta dar sólo con un nombre: Diego Maradona. “Pero aun así, ¿podría él salirse del cliché? ¿O estaría actuando todo el tiempo? Hay doscientas maneras de contar una buena historia. Y ahora pienso que, tal vez, con una buena entrevista se pueda hallar mayor autenticidad.”
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