Mié 14.04.2004

ESPECTáCULOS  › UN MARATON DE DOCE DIAS QUE SUPERA
LAS 250 PELICULAS, PROVENIENTES DE TODO EL MUNDO

Buenos Aires se lanza a descubrir el mejor cine

¿Qué se puede hacer salvo ver películas? Jarmusch, Wenders, Scorsese, Eastwood, Rivette, Tsai Ming-liang y Raúl Ruiz son apenas algunos de los nombres famosos que aparecen en la programación de hoy del Bafici. Pero la fiesta se extiende hasta el domingo 25 y hay mucho por descubrir, desde rarezas del otro lado del globo hasta incunables de la Cinemateca Francesa.

› Por Horacio Bernades

Documentales musicales dirigidos por Scorsese, Wenders, Clint Eastwood y Neil Young. Lo último de Jim Jarmusch, Tsai Ming-liang y Jacques Rivette. Dos películas del chileno Raúl Ruiz. La presentación oficial de Los guantes mágicos, opus tres de Martín Rejtman. Una de John Ford y otra de Josef von Sternberg. Las ya famosas Osama y Uzak, provenientes de Afganistán y Turquía. El rescate de Wanda, de Barbara Loden, joya perdida del mejor cine estadounidense de los ‘70. El estreno de la que está unánimemente considerada la nueva maravilla del cine de animación, la francesa Les triplettes de Belleville. No se trata de una predicción sobre lo mejor que puede llegar a verse en el curso de la 6ª edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente –que empieza hoy y se extenderá hasta el domingo 25 de abril–, sino apenas un repaso de algunas –sólo algunas– de las películas que forman parte de la programación del día de hoy. Multiplíquese por doce (esa es la cantidad de días que durará este año el festival, uno más que hasta el año pasado) y se tendrá una idea aproximada de lo que esta nueva edición del Bafici representará para el ámbito del cine y la cultura porteñas: algo así como una exposición intensiva a lo óptimo, hasta el límite de la extenuación.
Confirmando su alto grado de consolidación y repercusión pública local e internacional, este año el Bafici (que depende de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y es dirigido por el crítico de cine Quintín, director de la revista El Amante) levanta la apuesta y presenta la que su director define como una programación “bestial y desmesurada”. No sólo porque ha crecido la cantidad de películas a exhibirse (250 largometrajes, alrededor de un 10 % más que el año pasado) y se ha agregado una de las salas más grandes del circuito (la del cine América, en Callao y Santa Fe), sino porque sus programadores (el mismo equipo que viene acompañando a Quintín desde hace cuatro ediciones) apuntan a pulir lo que a esta altura podría definirse ya como “perfil Bafici”. Un perfil hecho de riesgo, diversidad, eclecticismo, sintonía con las nuevas tendencias y apertura al mundo, entre otras cosas.
Redondeando el perfil propio, esta edición del Bafici –que cuenta con el respaldo de instituciones oficiales como el Incaa, además de fundaciones y representaciones culturales extranjeras– ofrece desde cine experimental austríaco hasta una revisión dedicada a un cineasta tan clásico y tradicional como John Ford. Documentales de alto sesgo político junto con películas asiáticas “de superacción”. Clásicos restaurados por la Cinemateca Francesa y una sección entera de cine musical. Focos dedicados a cineastas plenamente desconocidos por aquí (los estadounidenses Thom Andersen, James Benning, Emile de Antonio y Sara Driver, el vanguardista alemán Heinz Emigholz) y una retrospectiva de la obra completa (incluyendo cortos, trabajos para televisión y films escasamente difundidos) de Glauber Rocha. Un apartado de films sobre tango y la obra completa (incluyendo guiones para terceros, como Bertolucci y Jacques Rivette) del argentino exiliado Eduardo de Gregorio. Grandes nombres del cine de autor y pequeños trabajos de cineastas debutantes, un foco sobre la obra de Martín Rejtman (incluyendo films anteriores a Rapado) y otro sobre Raúl Ruiz (una decena de títulos, extractos de una obra que ya va para el centenar). Sendos focos sobre lo último del nipón Kiyoshi Kurosawa, nombre esencial del cine asiático, y sobre la filmografía de Jonas Mekas, leyenda viviente del cine independiente estadounidense.
Como todos los años, el Bafici volverá a ser la vidriera ideal para que los talentos locales le muestren al mundo sus trabajos recién terminados. Entre largos y cortos se presentará medio centenar de films argentinos, desparramados por toda la agenda del festival. Junto a las dos de competencia oficial (Parapalos, de Ana Poliak, y Whisky Romeo Zulu, de Enrique Piñeyro) se alinean las trece de la sección Lo nuevo de lo nuevo. Como de costumbre, esta paralela será competitiva, presentando este año films ya premiados en festivales internacionales (La quimera de los héroes, de Daniel Rosenfeld), algunos de realizadores veteranos (Esas cuatro notas, de Rafael Filipelli, Sola como en silencio, de Mario Levin, y Final con foto, del residente en París Alberto Yacellini) y el habitual pelotón de operas primas, ocho en total. Entre estas última se incluye una curiosidad, Sinon j’etouffe, filmada en Argentina por el francés Nicolas Azalbert, ex colaborador de la legendaria Cahiers du cinéma. Otros bloques nacionales a los que convendrá atender son el de la decena de documentales que integran la paralela Huellas de lo real –enteramente dedicada al género–, los doce episodios de Fotogramas de una fiesta –producción de la Secretaría de Cultura de la Nación, dedicada a relevar fiestas y celebraciones de todo el país, según la mirada de un grupo de los mejores documentalistas locales–, así como los ocho cortos que serán parte de la muestra competitiva del rubro. Un lugar destacado ocupará Los muertos, segundo opus del realizador de La libertad, Lisandro Alonso, que se presenta en carácter especial en el marco del Bafici, pocos días antes de marchar hacia Cannes, donde será parte de la “Quincena de Realizadores”, una de las paralelas más importantes del decano de los festivales internacionales.
Si todo esta suena excesivo e inabarcable, convendrá tener en cuenta que todavía faltan mencionar las 16 películas de la competencia oficial (entre ellas siete europeas, cuatro asiáticas y una coproducción entre Alemania y Mongolia; ver aparte) y el cúmulo de actividades especiales, que incluye seminarios, mesas redondas, master classes, presentaciones de libros y laboratorios de producción, en los cuales cineastas y productores latinoamericanos tendrán ocasión de presentar sus proyectos ante fundaciones y coproductoras extranjeras, interesadas en aportar al desarrollo del cine regional (ver aparte). Y a correr, que se acaba el mundo. El del cine, al menos, que a partir del lunes 26 –después de terminada la fiesta de la diversidad– volverá a ser el que todos conocemos. El mismo que, con demasiada frecuencia, en lugar de disfrutarse se padece.

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