ESPECTáCULOS
› LUCRECIA MARTEL COMPETIRA EN CANNES CON “LA NIÑA SANTA”
Un lugar en el mundo del gran cine
El nuevo film de la directora de La ciénaga, producido por Lita Stantic y Pedro Almodóvar, estará en el festival más importante del mundo.
› Por Mariano Blejman
Como si el cine argentino no tuviese buenas noticias para dar, ayer hubo otra: La niña santa, el segundo largometraje de Lucrecia Martel (después de la multipremiada La ciénaga), competirá por la Palma de Oro, el premio principal del Festival Internacional de Cannes –máxima cita del cine mundial– en su edición Nº 57, que tendrá lugar entre el 12 y el 23 de mayo. También estarán, en otras secciones, fuera de concurso, la coproducción uruguayo-argentina Whisky, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, y Los muertos, de Lisandro Alonso, que se preestrena el próximo sábado en el Bafici porteño. “Es una gran oportunidad para la promoción y para el aspecto comercial. Allí están todos los críticos y los que compran y venden films: es un excelente lugar de exposición. Pero, sobre todo, es un honor estar al lado de los grandes directores del cine mundial”, confió ayer Martel a Página/12, cuyo film deberá concursar en pie de igualdad con los nuevos films de Emir Kusturica, Wong Kar-wai y Walter Salles, entre otros (ver aparte). Una semana antes de viajar a Cannes, La niña santa podrá verse en la Argentina: ya tiene fecha de estreno asegurada para el 6 de mayo. El film anterior de Martel, La ciénaga (2000), recibió premios en Berlín, La Habana, Toulouse y Sundance. Y la crítica nacional e internacional la consagró, poniendo a Martel entre las directoras más talentosas del llamado Nuevo Cine Argentino.
Lita Stantic, productora de la película –y de La ciénaga, Dársena Sur, Mundo grúa y Un oso rojo, entre otros films fundamentales del nuevo cine argentino–, también reflexionó ayer sobre el fenómeno. “Está pasando algo muy interesante. Este año, el cine argentino compitió y ganó en Berlín, ahora va a Cannes y esperamos que también compita en Venecia. Es la concreción de que algo está cambiando, que se está consolidando, es una corroboración de que hay algo más que buenos realizadores. El nuevo cine argentino no tiene sólo dos o tres directores, hay una verdadera generación”, resaltó Stantic a este diario.
Tiempo atrás, Pedro Almodóvar había afirmado que, junto a La pianista, de Michael Haneke, La ciénaga era la mejor película que había visto en mucho tiempo. “No parece una ópera prima, su directora domina un registro muy difícil y al que sólo se accede a base de experiencia y talento: el poder de sugerir sin mostrar.” Almodóvar dijo entonces que anotaría el nombre de Martel en la lista de sus favoritos. Pero la admiración se transformó en apoyo concreto. Por ello, Almodóvar, a través de compañía El Deseo, se convirtió en uno de los coproductores del film, que cuenta con la actuación de Mercedes Morán, Carlos Belloso, Alejandro Urdapilleta, María Alché y Julieta Zylberbger, entre otros. “Tengo mi experiencia previa en Berlín, primero en competencia y al año siguiente como jurado. La fantasía en torno de los festivales ya no es la misma que antes de conocerlos. Probablemente nos ayude en lo económico, pero no sé si cambiará tanto. Supongamos, por ejemplo, que después me ofrecen filmar en Estados Unidos... A mí no se me ocurren historias sobre ese país”, dijo ayer Martel. “Se me ocurren sobre el mío.”
Gran parte de la historia de La niña santa sucede en un hotel de aguas termales, en Salta, no muy lejos de donde transcurría La ciénaga. Para Martel “es un cuento sobre el bien y el mal, pero no sobre su enfrentamiento sino sobre las dificultades para distinguirlo”. La protagonista de la película es una adolescente que participa de un grupo religioso de chicas y a partir de un evento fortuito decide salvar el alma de un hombre de unos 50 años.
La noticia de la selección de La niña santa –es el primer film argentino que concursa en Cannes desde que en 1998 Héctor Babenco presentó Corazón iluminado– se produce en el momento en que el nuevo cine argentino se afianza y es reconocido mundialmente, como lo prueba en estos días el Bafici, que recibe más de doscientos invitados extranjeros, entre críticos, programadores, directores y productores. Y casi todos en busca del cine local. “El festival de Buenos Aires tiene un gran prestigio afuera. Está considerado como un lugar de descubrimiento”, confirma Martel. “Hace poco estuve en un festival de Corea, y allí todos mencionaban a Buenos Aires y querían invitar a las películas argentinas. Pero no sé, por ejemplo, qué les puede interesar de La niña santa: para mí es una historia muy local”, contó Martel.