Sáb 24.04.2004

ESPECTáCULOS  › LA COREOGRAFA BRENDA ANGIEL PRESENTA “VUELOS AIRES”

Para ver el mundo al revés

El espectáculo que estrena hoy, enmarcado en el ciclo Contemporánea x 3, se propone trastrocar ciertas leyes naturales a través de un artificio: el movimiento aéreo es aquí un espacio de experimentación.

Por S. F.

A Brenda Angiel le fascina crear imágenes plásticas de gran atractivo visual, pero no es una escultora. La coreógrafa utiliza los cuerpos de sus intérpretes –sujetados con sogas elásticas o con múltiples arneses– para idear un lenguaje de la danza aérea que transcurra en otra naturaleza: la de la suspensión espacial, los desplazamientos, los cruces y las flotaciones. Su intención no es lanzarlos al vacío; ella prefiere colocarlos en otra dimensión en donde los bailarines, agarrados de un pie y boca abajo, perciban cómo es el asunto de ver el mundo al revés. “Si bien el piso también está muy presente en mis trabajos, me interesa desarrollar ese aspecto paradojal de estar en la tierra al mismo tiempo que la sujeción de la soga o la polea permiten abordar los diferentes usos de la gravedad de formas extrañas, de modo tal que no sea posible hacerlo de otra manera”, dice Angiel en la entrevista con Página/12. Este aspecto paradojal –la tensión entre la libertad y las restricciones de la técnica– subyace en Vuelos Aires, espectáculo de danza que se estrena hoy a las 21, en el Teatro Presidente Alvear (Corrientes 1659), dentro del ciclo Contemporánea x 3.
Concebida como una trilogía con continuidad, Vuelos Aires, integrada por Otras partes, De parte en parte y South, Wall and After, es interpretada por la Compañía de Danza Aérea de Brenda Angiel, coreógrafa y directora que se formó con maestros de la talla de Ana Itelman, Renate Schotellius, Alwin Nikolais y Merce Cunningham. “Hay una naturaleza del movimiento aéreo que trastrueca ciertas leyes naturales a través de un artificio –subraya Angiel–. Me encanta trabajar con esas posibilidades, pero cuando termino una coreografía a veces pienso que lo aéreo está agotado, aunque después descubro que puedo continuar investigando. Si cambiase constantemente las técnicas, sería más complicado profundizar en un mismo lenguaje.” Hace más de 10 años que Angiel comenzó a mirar el orden de los mundos que ella construye desde arriba, en el aire, pero con los pies sobre la tierra. “Al principio probé los arneses existentes, pero me di cuenta de que no me servían. Así que empecé a diseñar arneses, junto con la persona que los hace, para que sean funcionales al movimiento y al dolor que eso produce”, aclara la coreógrafa, que dirige la primera escuela de danza aérea del país.
“Si no me hubiese animado a experimentar con lo aéreo, estaría haciendo coreografías en el piso casi con el mismo tono con que las hago en el aire”, confiesa la coreógrafa de Vuelos Aires (que se presentará de jueves a domingos a las 21, hasta el 2 de mayo), interpretada por Ana Armas, Pablo Carrizo, Viviana Filkenstein, Leonardo Haedo, Santiago Hernández, Abel Navarro, Paula Robles, Cristina Tziouras y Natacha Visconti.
–¿Qué efectos le permite desarrollar el trabajo aéreo que no puede obtener en el piso?
–Son varias cosas: por un lado, la modificación del punto de vista que experimenta el espectador. Si pongo a los bailarines sobre una pared, para ellos este ámbito es el piso, mientras que para el espectador empieza a serlo también. Entonces espacialmente se produce un cambio. Si los bailarines pueden estar mucho tiempo boca abajo o de costado, el público vislumbra una transformación espacial. El bailarín necesita mucha técnica y entrenamiento para que los movimientos en los arneses sean percibidos por los espectadores, sin esfuerzos. El partenaire del bailarín es la propia soga que le resta libertad. Pero si el intérprete sabe usar el peso, los impulsos y la distancia, alcanza otro tipo de libertad, porque la soga te sujeta hasta un cierto límite.
–¿Se identifica con otras propuestas aéreas como las de De la Guarda?
–No. En la danza nunca había visto el uso del arnés. Lo mío es paralelo a lo de De la Guarda, pero no me siento influida por ellos ni tomé ninguna referencia anterior porque no me servían. Ni la estética ni la propuesta de mis espectáculos son similares a los de De la Guarda. Aunque compartimos el uso del aire, ellos apuntan a lo teatral y lo mío es la danza.

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