Dom 25.04.2004

ESPECTáCULOS  › BAFICI 2004

Un film argentino alto en el podio

Por primera vez en la historia del festival, una película nacional se alzó con el premio mayor del jurado. Un triunfo sin discusiones.

› Por Horacio Bernades

Confirmando que el cine argentino atraviesa uno de sus momentos de más alta consideración en el plano internacional, por primera vez en la historia del Bafici una película argentina se alza con el premio mayor del jurado. Parapalos, tercer opus de Ana Poliak luego de ¡Que vivan los crotos! y La fe del volcán, fue consagrada como mejor film al cabo de la sexta edición del festival porteño de cine independiente. El colegiado que en esta ocasión le tocó presidir a Manuel Antín le otorgó al film de Poliak una distinción que, en ediciones anteriores del evento, no habían alcanzado películas que más tarde tendrían tanta resonancia como Mundo grúa, Tan de repente o Los rubios. Integrado entre otros por el crítico francés Fréderic Bonnaud, la cineasta estadounidense Sara Driver y el realizador brasileño José Padilha, el jurado mayor del VI Bafici se pone así en línea no sólo con la atención que el cine argentino viene mereciendo en todo el mundo, sino también con la decisión de sus pares que, el mes pasado en el Festival de Mar del Plata, concedieron similar distinción a Buena Vida Delivery, del debutante Leonardo Di Cesare.
Crónica semidocumental sobre un chico del interior que se inicia como levantador de bolos en un bowling porteño, podría decirse que Parapalos ejerce un verdadero fundamentalismo de la modestia, al centrarse en un personaje cuya arista más destacada es la humildad. En este sentido, el film de Poliak puede verse como un nuevo eslabón de una de las corrientes más prototípicas del Nuevo Cine Argentino. Esa que –con hitos como Mundo grúa, La libertad, Caja negra, La mecha y Extraño– pone la cámara al servicio de personajes que están al margen de todo brillo. De tal modo, bien puede verse en el premio a Parapalos un saludo por elevación a esa entera corriente cinematográfica y al Nuevo Cine Argentino en su conjunto. Esta línea de interpretación podría verse reforzada por la casi total ausencia, en el palmarés del VI Bafici, de la otra película argentina en concurso, Whisky Romeo Zulu, a la que sólo el jurado paralelo de la organización Signis otorgó su premio mayor. En efecto, el debut de Enrique Piñeyro –casi una superproducción digna de Hollywood– no pareció guardar una sintonía fina con lo que suele considerarse el “perfil Bafici”.
La otra película argentina que salió bien parada de la premiación –en un año en el que la participación de representantes locales en la competencia oficial se redujo a sólo dos películas– fue Una de dos, magnífica ópera prima de Alejo Taube, a la que el jurado de la sección paralela “Lo nuevo de lo nuevo” (integrada por trece films argentinos) consagró como la mejor del lote. En la misma sección, el excelente documental La quimera de los héroes –que venía de ganar un premio en Venecia– se llevó una justa mención.

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