Dom 08.08.2004

ESPECTáCULOS  › DADY BRIEVA Y SU PERSONAJE GAY EN “LOS SECRETOS DE PAPA”

“Es un símbolo de apertura social”

Canal 13 intentará pelear el cetro de Los Roldán con una tira en la que Dady será un actor obligado a hacerse pasar por gay. “Va a ser un puto de primera, una caricatura”, advierte el protagonista, pero señala que “el respeto por el otro no pasa por cómo lo llamás, sino por cómo lo tratás”.

› Por Emanuel Respighi

A la búsqueda de disminuir la brecha de audiencia que Los Roldán le sacó durante todo el año a la ya finalizada Los pensionados, Adrián Suar le suma ahora una jugada casi inédita en la TV local: estrenar una tira diaria en pleno mes de agosto. Pero sabiendo que la apuesta es más que difícil (Los Roldán promedia 35 puntos de rating diarios), el gerente de programación de Canal 13 diagramó una estrategia muy particular: competir contra la atracción del travesti Laisa de Los Roldán con Rubén Jilguero, un actor que en la ficción se hace pasar por gay. Pero eso no es todo: en ese papel ubicó como protagonista de Los secretos de papá (desde mañana, lunes a las 21, martes a viernes a las 21.30, por el 13) a Dady Brieva, nada más y nada menos que el actor tentado por Ideas del Sur para protagonizar la tira con la que desde mañana debe enfrentarse. ¿Existe, acaso, una mejor forma de competir con el fenómeno Los Roldán que poniendo al aire una comedia popular, que trata la temática gay y contando como cabeza de elenco a uno de los candidatos originarios a calzarse el maltrecho saco de Tito Roldán?
La nueva producción de Pol-Ka, entonces, exprimirá casi los mismos recursos que la tira más vista del año. La trama de Los secretos de papá contará la historia de Rubén (Brieva), un mediocre actor que es contratado por una productora para que se haga pasar por gay en una fábrica de pastas que tiene un antecedente de discriminación laboral. La idea es que Rubén demuestre a través de una cámara oculta que el dueño de la fábrica (Alberto Martín) discrimina a los gays. Sin embargo, la sorpresiva aparición de una hija (Luisana Lopilato) y de una mujer (Romina Gaetani), de la cual se enamorará perdidamente, le harán cambiar los planes a Rubén. Una historia de enredos que se lanzó especialmente para competir con Los Roldán. “La presión del rating la sentiría si hubiésemos empezando en marzo, codo a codo”, aclara Brieva en diálogo con Página/12. “Pero lanzar un programa a mitad de año y competir en igualdad de condiciones es muy complicado. Obviamente, quiero ganar. Pero sinceramente siento que la presión la tiene Los Roldán. Ellos son banca y nosotros punto. En términos futboleros, ellos son el Manchester United y nosotros Flandria”, subraya el cómico, quien tuvo que dejar Agrandadytos por expreso pedido de Suar.
–¿Esperaba realmente hacer ficción este año?
–Cuando comenzó el año pensaba rascarme las bolas bastante (risas). Pensaba grabar dos días, salir los domingos en vivo y tener cuatro días libres. Tenía ganas de actuar, pero prefería hacer un unitario y no una tira, que no te deja tiempo para nada. Pero salió este proyecto y acepté.
–No se lo ve muy entusiasmado con el trajín diario de una tira...
–Sí, hago esta tira y paro. Soy un tipo al que no le gusta repetir programas o personajes. Si te repetís, te cansás. Es bueno no quedarse. Además, como la televisión vive renovándose, la gente no se banca mucho tiempo lo mismo. El cómico necesita estar motivado y renovarse. Por suerte, yo no tengo que pagar el alquiler de ninguna casa, por lo que puedo elegir los proyectos y ponerle todas mis energías a un proyecto a la vez. Nunca hago al mismo tiempo teatro y televisión. Me gusta embarcarme en un proyecto a la vez. Es la forma para que las cosas salgan lo mejor posible.
–Parece cansado de hacer siempre lo mismo.
–Me gustaría hacer alguna película el año que viene. Quiero mostrar alguna faceta distinta como actor, salir de lo humorístico. No haría tampoco un Hamlet de Shakespeare. Me gustaría hacer, en una película de Juan José Campanella o Adolfo Aristarain, un personaje bien definido con Julio Chávez, por ejemplo. Un papel donde pueda construir un personaje artesanalmente, con mayores sutilezas.
–¿Y en TV le es más difícil abrirse a ese tipo de personajes?
–Sí, porque hacer una tira televisiva a las 21 requiere de mayor comida rápida: tiene que salir con calidad, pero rápido y con volumen. Los programas de las 21 no son platos cuidados, sino más bien minutas.
–¿Qué características va a tener Rubén Jilguero?
–Va a ser un puto de primera, por lo que hablábamos de la lógica de la TV. Va a ser una caricatura: un puntinazo al arco.
–¿No se planteó salir del estereotipo televisivo, de “loca histérica”?
–No, los productores no me pidieron eso. Nunca tuve tiempo la posibilidad de construir un gay más allá del estereotipo. No voy a hacer ni La jaula de las locas ni a Marcelo Mastroianni en Un día particular. Ojalá fuera eso, pero ese tipo de personajes requieren tiempos diferentes a los de una tira. La comedia exige que haga de “loca”, no hay espacio para que mi personaje maneje una estética de gay formado. Es un gay más bien burdo. No va a ser una interpretación finita, sino más bien gruesa.
–¿Va a ser una comedia popular en la misma sintonía que Los Roldán?
–Los Roldán es una sucesión de gags cómicos donde todos los actores –ya provengan del humor o de la actuación “seria”– se han encolumnado detrás de esa idea. En cambio, en Los secretos de papá hay un guión divertido pero con nudos dramáticos: habrá humor, ternura, drama. Los hechos humorísticos están en las situaciones. Las situaciones dramáticas no serán reafirmadas con un gag visual humorístico permanente como en Los Roldán. Todo está estructurado, no se va a ir cambiando según lo que haga el de enfrente. Aunque en la TV actual todo puede cambiar.
–¿Por qué cree que los personajes homosexuales están pegando en la TV?
–No es que a las 21 se abre la puerta de la TV gay. A diferencia de Florencia de la V, yo voy a interpretar a un actor que hace de gay por una cuestión laboral.
–Pero no es casualidad que interprete a un actor que hace de gay. En el último tiempo la TV se abrió a indagar la comunidad gay...
–Que la TV le dé un espacio a la comunidad gay responde no sólo a una cuestión de rating, sino más bien a una apertura social. Se ha ganado terreno. En España lo llaman “el poder del culo” y bienvenido sea. Yo siempre transité el tema de los gays libremente. Ahora hay como cierto resquemor de no decir “puto” por pecar de homofóbico. Yo crecí en un barrio donde el puto Tito me hacía el dobladillo de los pantalones y era querido por todos, aun cuando le decíamos “puto”. Decir “gay” es un neologismo que nunca tuve necesidad de decir: siempre lo llamé puto y lo voy a seguir llamando así. No voy a cambiar. A mi hermana la llamás por su nombre, Analía, y no se da vuelta. Todo el mundo le dice “la chancha”. Y la seguimos llamando “la chancha”, aun con el problema que existe de la bulimia y la anorexia. Trato de no modificar esas situaciones porque el mundo haya cambiado. El respeto por el otro no pasa por cómo llamás al otro, sino por cómo uno trata al otro. La discriminación, como dijo Fernando Peña, pasa por si dejás entrar a tu casa al gay o al drogadicto, no por como los denominás.

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