Mar 10.08.2004

ESPECTáCULOS

Un contrasitio en favor del Che

El documentalista Daniele Incalcaterra filmó en Vallegrande la exhumación de los restos del Che, pero se topó con una sorpresa.

› Por Mariano Blejman

¿A qué fue Daniele Incalcaterra a Vallegrande, Bolivia, en 1997, cuando casi nadie podía asegurar que Ernesto “Che” Guevara estaba enterrado allí? Lo seguro es que no fue a hacer Contrasite, la película semidocumental que terminó haciendo. Siete años después, se estrena en Buenos Aires (este jueves en el Cosmos y el Malba) después de haber pasado por los festivales de Venecia, Toulouse y el Bafici. La estética del film de Incalcaterra bien podría asemejarse a una página web: Contrasite rompe la narrativa lineal clásica de la ficción, no sólo temporalmente o secuencialmente sino que destruye la pantalla en lenguaje multitarea. “Se desarma el espacio y el tiempo”, se entusiasma Daniele Incalcaterra frente a Página/12. “En aquel momento nos interesaba implementar un sistema de trabajo: hacer un documental filmado en 16 milímetros, pero armar también una web desde la cual la gente de Vallegrande se pudiese expresar”, cuenta Incalcaterra. Durante treinta años, los habitantes de aquel pueblo boliviano habían sido silenciados por la historia y esto –hallar los restos del Che– era la oportunidad de darles la palabra. Pero todo cambió.”
Había un “traidor” audiovisual: Guillermo Raffo, encargado de la web, que utilizaría sus propios recursos y su webcam para crear un contrasitio, un sitio que estaba en contra del que el mismo proyecto quería instalar en Vallegrande. Desde allí se daba su propia versión (sarcástica, provocadora, prepotente) de la historia. “Me enteré de eso en el 2001, cuando volví a la Argentina”, cuenta el italiano Incalcaterra, que vive mitad del tiempo en París y la otra mitad en Buenos Aires. “Recién cuatro años después supe que habían armado un sitio en contra y decidí recrearlo en la ficción, a partir de lo que había pasado”, confía. Sobre el rodaje, Incalcaterra dice: “Estoy a favor de la libertad de expresión. Hubiera hecho la película con ese material, real, pero Raffo había borrado muchas imágenes, así que tuve que recrearlas”, cuenta Incalcaterra.
Durante tres décadas, los vallegrandinos escondieron los restos de Ernesto Guevara para preservar la figura del guerrillero en la zona donde cayó. Querían “aprovechar” (lo dicen los pobladores) la figura con fines turísticos. “Cuando fui en 1997, mi interés no era sólo hacer el documental sino provocar una contaminación de medios, documentales, virtuales y de ficción”, dice el director. El equipo de Incalcaterra había llegado a Vallegrande meses antes del hallazgo del ‘97 –allí estuvieron los restos del Che muerto, después de su ejecución en La Higuera– para tener una relación con la gente y el equipo de antropólogos.
Cuando Incalcaterra supo, durante la cobertura, que el gobierno boliviano quería darle exclusividad a CBS, presentó un amparo que inició un juicio contra el gobierno, ya que tenía permiso del Instituto de Cine Boliviano para filmar. “Yo rodaba en 16 mm, no tendría primicias porque lo mío era de largo plazo, pero igual no me querían dejar trabajar”, cuenta. Cuando se hallaron los restos (el Che estaba enterrado en la pista de aterrizaje, cerca del cementerio de la ciudad), Incalcaterra se quedó con los antropólogos, para registrar los movimientos nocturnos. Cuando el resto de los periodistas asistía a una conferencia de prensa en un hotel céntrico, el gobierno, “que tenía miedo de que la gente de Vallegrande no dejara sacar los restos”, decidió evacuarlo en la oscuridad.
Hay tres personajes centrales: Marco, documentalista; la camarógrafa Rebecca; y el encargado de la web, Rafael. “Son tres perdedores: Marco no termina el documental, Rebecca reconoce lo que está haciendo y Rafael no finaliza su recorrido.” Para Incalcaterra, Rafael es un porteño sacado de contexto: “A Rafael no le interesan los planteos de otros documentalistas, no le gusta la gente del pueblo, es soberbio, pero descree del mito sobre la figura del Che”.
Pero la actitud de Rafael, el cyberman, cambia cuando se encuentran los restos del Che (mostrado como pocas veces). “En la red no existe la muerte, ni los cuerpos. La aparición de Guevara le da una dimensión real,aunque inverosímil. Acerca al personaje del film a la muerte y a su relación con el cuerpo”, cuenta el director. Aún hoy, en algún lugar de la web, todavía está colgado el verdadero “contrasitio” que dio lugar al guión de este film. “Concuerdo con el personaje en que buena parte de lo que pasa con el Che se trata de una payasada, que algunos se aprovecharon de su imagen con fines comerciales”, afirma Incalcaterra.

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