Mié 11.08.2004

ESPECTáCULOS  › LAS EXTRAÑAS EXCUSAS DE “LOS SECRETOS DE PAPA”

Un culebrón del ridículo

En una temporada pródiga en payasadas –cambios de horario, programadores que miran de reojo al rival, desinformación y un largo etcétera–, el aplazamiento de la tira de Pol-ka, las razones de Adrián Suar y la respuesta barriobajera de Sebastián Ortega pusieron en escena el blooper del año.

› Por Emanuel Respighi

En un año que será recordado por las innumerables desprolijidades urdidas por los popes de los canales líderes en su batalla personal por el Dios rating –postergaciones, adelantos, imprevistos aplazos e incertidumbres horarias de varios programas televisivos, etcétera–, la televisión nacional puso en pantalla el lunes el blooper que se transformará en el más comentado del año. A sólo dos minutos del horario previsto para el lanzamiento del programa Los secretos de papá, Canal 13 decidió postergar el comienzo de la telecomedia acusando un problema en una de las rodillas de Dady Brieva, el protagonista del ciclo, que impedía realizar “unas retomas del día jueves”, según lo anunció Adrián Suar, gerente de programación del canal, mediante una llamada telefónica emitida en la edición del lunes del noticiero Telenoche. Inmediatamente, el argumento poco creíble del máximo responsable de la programación del 13 motivó una serie de suspicacias sobre la veracidad de los dichos de Suar. “Son unos cagones, es una actitud cagona”, le respondió a las pocas horas un notoriamente ofuscado (aunque jugaba al no me importa nada) Sebastián Ortega, gerente artístico de Ideas del Sur, en el programa Intrusos en la noche, dejando vislumbrar que la verdadera causa del no estreno de Los secretos... era el temor de competir con Los Roldán, el ciclo más visto del año. “Si tienen miedo, les recomiendo que no salgan hasta el año que viene”, disparó.
Tras la presentación con bombos y platillos de la semana pasada, la decisión de postergar el estreno de Los secretos de papá causó sorpresa en el ambiente televisivo. No sólo por la manera y el momento en que se dio a conocer la noticia, sino también por los motivos señalados por Suar para justificar semejante desprolijidad. “Lo que sucedió es que Dady ayer (por el domingo) corrió un maratón, tuvo un problema en la rodilla que venía de una operación de hace un par de años, esta tarde ya venía con dolores y tuve que parar la grabación”, comenzó explicando Suar en Telenoche, ante los esfuerzos de María Laura Santillán y Santo Biasatti para mantener la seriedad. “La verdad que yo tenía que grabar unas retomas del día jueves, no las pude grabar, fui a edición, para ver si podía salir porque tenía el capítulo de hoy (lunes), de mañana (martes) y del miércoles, del jueves no. Entonces, la verdad es que estoy muy jugado del aire por las retomas: lo mejor era no cortarlo y en lugar de no salir el jueves, prefiero que lo mejor es esperar y salir el miércoles...”, se justificó Suar, con una oratoria no del todo clara.
Problema físico o no de Brieva, lo cierto es que pocos creyeron en la palabra del productor. Sobran los indicios para ello: en primer lugar, porque Los secretos de papá es un programa grabado, lo cual varios de los envíos se grabaron previamente a la supuesta lesión de Brieva. En segundo lugar, debido a que el mismo Brieva había señalado en el noticiero del mediodía del 13 que ya había grabados alrededor de “quince capítulos”, y no tres como comentó Suar. Aun si Suar dice la verdad y efectivamente Brieva tiene un problema en la rodilla, nada garantiza que el actor se recupere hoy de la dolencia, cuando a las 21.30 finalmente se estrene Los secretos de papá. Siempre y cuando no ocurra ninguna “emergencia” médica de último momento: hasta se dijo que también Romina Gaetani, coprotagonista de la tira, había tenido un problema de salud.
Todos los caminos, entonces, conducen a que la postergación para hoy del comienzo de la telecomedia no es más que una estrategia promocional prevista por Suar para atraer mayor cantidad de público. Ante la posibilidad de tener que enfrentar el lunes al capítulo de la boda de Tito Roldán, Suar habría decidido la jugada con una doble intención: eludir la competencia directa con un episodio fuerte de Los Roldán y hacer que todos los medios hablen de Los secretos de papá, con el fin de incrementar las expectativas y el rating del programa. Hay que recordar que Los secretos... fue ideada especialmente para intentar hacerle algo de fuerza a Los Roldán, el programa que durante los primeros ocho meses del año acabó con Los pensionados, la anterior propuesta del 13 para el horario de las 21.30.
Si bien Tinelli –productor de Los Roldán– no hizo comentario alguno sobre la jugada de Suar en el último envío de Videomatch (sólo hubo una mención humorística de Miguel Del Sel, a la que el conductor no respondió cerrando aparatosamente su boca), finalmente el empresario señaló ayer que la noticia no lo tomó con la guardia baja, alimentando la polémica. “Desde el viernes tenía cierta información que por ahí podía no ir al aire el programa de Pol-ka, así que a mí no me tomó de sorpresa”, admitió el conductor en una entrevista con Radio Del Plata. Pese a las repercusiones, Tinelli no cree que este tipo de imprevisibles movimientos mejore los niveles de rating de los canales. Más bien piensa lo contrario: “Ha habido muchos cambios de programación últimamente. Creo que muchas veces estas decisiones son pan para hoy y hambre para mañana. El respeto al público es lo que tiene que primar también. El público es finalmente el que decide qué es exitoso y qué no es exitoso en la televisión argentina”, concluyó Tinelli, para señalar luego que la competencia televisiva actual “llega a límites desmedidos”.
Aunque no vale como aliciente, la decisión de Suar de atrasar el comienzo de Los secretos de papá no es el único indicio del valor de los televidentes, a la postre sustentadores primarios del negocio de la televisión, para los programadores actuales. Adelantarse o retrasarse unos minutos para atraer mayor audiencia, retrasar media hora la programación sin anunciarlo oficialmente, presentar programas sin comunicar el día y horario de emisión hasta el mismo día de estreno y diagramar la programación observando de reojo la programación del otro fueron una constante de este año televisivo. Una temporada que aún tiene por delante cinco meses. Un período de tiempo que, tal vez, les sirva a los programadores para tomar conciencia de que los televidentes deberían ser el centro del negocio.

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