Mié 11.08.2004

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA AL DOCUMENTALISTA CANADIENSE RON MANN, FRENTE A SU RETROSPECTIVA

“Soy un cronista de las contraculturas”

El viernes comienza en la Sala Leopoldo Lugones una muestra completa de la obra del director de Grass y Go Further, que incluye sus films dedicados al free jazz, al twist y a la poesía de la generación beat. “Busco dejar un registro de las contraculturas, para afirmar que hay una opción a la cultura hegemónica y masiva”, afirma.

› Por Martín Pérez

A Ron Mann le gusta contar esta anécdota. Dice que hace poco estaba paseando por una especie de centro comercial alternativo de una ciudad en la que andaba de visita. Tenía tiempo, así que primero se metió en un local de parafernalia de marihuana. Apenas entró, los responsables del lugar lo reconocieron. “Usted es el que hizo Grass”, le dijeron. Siguió caminando y se metió en una comiquería. Eligió un par de revistas, y cuando fue a pagar el cajero miró su nombre en la tarjeta de crédito y le preguntó: “¿Usted es el director de Comic Book Confidential?”. Después visitó una disquería, donde tenían una gran selección de discos de jazz. Y allí lo reconocieron como el autor de Imagine The Sound, su documental sobre el free jazz. “Lo más llamativo de todo esto es que ninguno de ellos debía de saber que yo había hecho alguna de las otras dos películas”, explica Mann a Página/12. “El único lugar en el que mi trabajo puede convivir entre sí es dentro del mundo del cine, como documentales. Pero para cada una de las subculturas, sólo existo por esa película que hice de cada una de ellas. Y pienso que eso es algo maravilloso, de alguna manera.”
Cronista de la contracultura, discípulo de Emile De Antonio, una completa retrospectiva de este nativo de Toronto podrá verse a partir de este viernes justo ahí donde cada uno de los films pueden convivir entre sí, en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín. Auspiciada por la revista La Mano (que acaba de editar Grass en DVD) y con la colaboración de la Embajada de Canadá, del 13 al 20 se exhibirán sus trabajos dedicados al jazz, el twist, el comic, la marihuana, la poesía, la historia de la contracultura canadiense y la nueva contracultura norteamericana. “Más que como cineasta, me gusta verme a mí mismo como un historiador de la contracultura”, dice Mann. “Soy de la tradición de Emile De Antonio, un documentalista político radical. Tuve el privilegio de conocerlo realmente, y así fue como terminé ayudando a traer sus películas al último festival de cine de Buenos Aires. Son obras en la que es posible ver la historia de la Guerra Fría”, cuenta este cineasta que decidió luchar contra la reescritura de la historia que asegura que se llevó a cabo durante la década en que Ronald Reagan estuvo en el poder. “Con el tiempo me di cuenta de que mis películas luchan contra eso. Contra la institucionalización de aquel ‘We blew it’ que dice uno de los protagonistas de Busco mi destino, en referencia a la década del ’60. Por eso busco dejar un registro de la contracultura. Porque, si no, es como si no hubiese existido. Y hay que dejar un registro de que, al menos, hubo una opción a la cultura hegemónica y masiva.”
–¿Cuál fue su primer trabajo?
–Cuando tenía 21 años filmé Imagine The Sound, que era sobre los conciertos de la Revolución de Octubre del free jazz. Cuando Cecil Taylor, Archie Sheep, Bill Dixon y Paul Bley estaban rompiendo con el swing y el bebop y empezando el free jazz. Y Emile De Antonio estuvo todo el tiempo en el set, ayudándome en todo el proceso... Esa película me llevó a hacer a continuación una antología de poetas recitando sus obras, que es Poetry in Motion. La idea en un principio era apenas tener un registro de gente como Allen Ginsberg, Tom Waits, John Cage y William Burroughs... Porque hace falta tener testimonio de la época en la que vivimos, y no hay que olvidarse de que la verdadera historia está formada por outtakes de la televisión.
Imagine The Sound (comparada con el El último vals, de Martin Scorsese, pero desde el jazz) y Poetry in Motion (“El Woodstock de la poesía”, según la revista American Film) abren la retrospectiva del San Martín, que continúa con Comic Book Confidential, una de las obras claves de la carrera de Mann. “Siempre me sentí orgulloso de lo que una eminencia como Will Eisner dijera de la película: ‘Después de Comic Book Confidential ya no tenemos que defender más al comic como medio’...”. Fanático confeso de las historietas, se puede decir que el trabajo de Ron Mann anticipó la última gran revalorización del medio en los EE. UU., poniendo delante de su cámara por primera vez desde los ’60 a Robert Crumb y otras leyendas. “Aún estoy muy orgulloso de esa película, que hice sólo para poder hablar con muchos de mis héroes, como Jack Kirby. Y mi gran orgullo es que aún hoy soy amigo de muchos de ellos.”
La muestra sigue con Twist, que recorre la historia de ese subgénero del rock’n’roll utilizando mucho material de archivo y también mucho humor para documentar la apropiación de la cultura negra por la clase media blanca estadounidense. Y luego se presenta el fascinante mediometraje Dream Tower, que documenta una de las experiencias culturales más radicales del Toronto de los años ’60. Para el final quedan sus dos trabajos más conocidos, que Mann vino a presentar en sendas visitas al festival de cine porteño: primero Grass y luego Go Further. “Grass es una película que básicamente cuenta cómo fue que los fumadores de marihuana fueron paulatinamente convirtiéndose en delincuentes”, explica Mann. “Es una película de la que estoy muy orgulloso, porque con el tiempo se ha convertido en una herramienta para despertar la conciencia sobre la realidad de la legislación actual respecto a la marihuana.”
–¿Por qué su historia termina cuando comienza la era Clinton?
–Porque a partir de entonces sentí cierta redundancia. Además porque no quise trivializar la película con la frase de Clinton sobre la marihuana, que había fumado pero no había tragado el humo. Y eso que su administración detuvo más gente que todas las anteriores. Pero para esa altura ya sentí cierta repugnancia por la sarta de mentiras, y creí que ya había dejado en claro mi punto. Recuerden: en la era Reagan se llegó a decir que la marihuana llevaba al sida, porque si la fumabas te volvías homosexual... algo que todos sabemos que es verdad (ríe).
Presentado este año en el Bafici, Go Further es la última película de Ron Mann. Y es una en la que finalmente parecen mezclarse todas las subculturas dentro de las que estuvo trabajando, al seguir con su cámara a Woody Harrelson a través de una serie de conferencias sobre el movimiento de consumo consciente y un modo de vida sustentable. “Votamos con nuestros dólares, como dicen por ahí. Y este renacimiento de la conciencia dentro de las nuevas generaciones de estadounidenses es algo que puede cambiar la forma en la que miramos al mundo”, explicaba Mann cuando pasó por Buenos Aires, mientras se tomaba su remera y avisaba que estaba hecha de cáñamo.
–En The Agronomist, de Jona- than Demme, un documental exhibido en el Bafici, hay un discurso de Jean-Baptiste Aristide en el que acusa a EE. UU. de ser un país humanamente subdesarrollado...
–¡Y tiene toda la razón! Ustedes pueden pensar que, como vivimos tan bien, podemos darnos el lujo de posar nuestra mirada en detalles como de qué está hecho esto o lo otro. Pero me parece que, en una cultura como la nuestra, es un paso que necesitamos dar. En los ’60 había una frase que decía que uno era parte de la polución o de la solución. Yo siempre quise ser parte de la solución, y Go Further habla de eso. No de que el sueño se terminó, sino de cómo podemos hacer para llevarlo aún más lejos.

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