ESPECTáCULOS
› BRUCE WILLIS ATACA DE NUEVO
Segundas partes...
Por M. P.
Sesenta millones de dólares no parecen ser poca cosa, pero cuando se habla de la recaudación de una superproducción de Hollywood, no alcanza para decir que fue un superéxito. Tal vez por eso, porque la primera Mi vecino el asesino recaudó cuatro años atrás ese dinero, es que la prensa estadounidense llegó a preguntarse en abril de este año, ante el estreno de su segunda parte, las razones por las cuales se elige hacer secuelas de películas por las que nadie se preocupó ni siquiera en su primera parte. La razón habría que fundamentarla en los benditos cheques y tanto Bruce Willis como Matthew Perry no parecen estar en su mejor momento. Suerte de extraña pareja bizarra, integrada por un gangster cool y un dentista nervioso, ambos encarnan a Jimmy (the Tulip) Tudeski y Oz Oseranski en una trama en la que, a pesar de estar separados en un comienzo por una frontera y cientos de kilómetros, los volverá a reunir como para justificar el título en castellano.
Dos estrellas televisivas cada uno en su momento, Willis hace de cool desde que se hizo una estrella de la pantalla grande. No deja de ser irónico que, como deslizó el crítico del Village Voice, antes de Duro de matar bien podría haber ocupado el papel de Perry, que por más que lo intente con ganas –al igual que el resto del elenco de Friends– aún no ha logrado hacer realmente pie en Hollywood. Con una imagen acorde a sus personajes de ficción, los inevitablemente simpáticos Willis y Perry lucen tan ajados como los protagonistas de una película de risas burocráticas.