Lun 27.09.2004

ESPECTáCULOS  › FILMACION DE “DOCE TANGOS, BUENOS AIRES IDA Y VUELTA”

Los bailes de un viaje eterno

El guitarrista Luis Borda compuso la música del documental, que cruzará el tango con el tema de la inmigración y la emigración.

› Por Karina Micheletto

El tango está habitado por historias de desarraigos, lejanías y añoranzas inexorables que forman parte de su discurso fundacional. Escuchado desde hoy, resuenan en él otros exilios, esos que invirtieron los destinos geográficos familiares de los que llegaron en los barcos desde Europa. Todos estos elementos proporcionaron al alemán Arne Birkenstock el material para hacer su primer largo documental, que hasta ahora se llama Doce tangos, Buenos Aires ida y vuelta, una producción del prestigioso Canal Arte de Alemania que se proyecta estrenar en estas tierras el año que viene. Para la música de su película Birkenstock recurrió al guitarrista y compositor Luis Borda, radicado en Munich desde hace ocho años. El resultado fue una serie de tangos, valses y milongas arreglados especialmente para la ocasión, e interpretados por una orquesta de 26 músicos, compuesta por un seleccionado de los mejores intérpretes, desde José Libertella hasta Juan Cruz de Urquiza. El documental sigue las historias de vida de varios personajes que desfilan por los barrios de Buenos Aires.
Las historias reales que se cruzan a lo largo de Doce tangos... tienen puntos de partida y protagonistas muy diversos. Está Néstor, un canillita de Lanús; Roberto, un bailarín de Vicente López; Alberto, un poeta y locutor de Almagro; Marcela, una joven bailarina de Martínez en cuyo horizonte laboral está irse a Europa; Rodrigo, un chico boliviano que va a una escuela de Pompeya; Fabiana, de la misma escuela, cuya madre debe irse dos años a trabajar a Europa para salvar su casa. Para la filmación de las escenas de la orquesta, por ejemplo, no se eligió una tanguería con brillos y plumas, de esas que figuran en las guías turísticas europeas sino el reducto más under del tango, La Catedral. Los responsables de Doce tangos... convocan a bailarines, curiosos y milongueros varios a participar de las escenas que filmarán en La Catedral (Sarmiento 4006), los próximos miércoles y jueves a las 22.30, rogando la puntualidad del caso (cuando comienza la filmación las puertas del lugar se cierran).
Birkenstock es oriundo de Colonia, en el oeste alemán, cerca de la frontera con Bélgica y Holanda. Llegó a la Argentina por primera vez en 1991, como estudiante de letras y teatro. Dice que su enganche con el tango viene desde antes, ejecución de acordeón mediante, pero que fue aquí donde se sintió atraído por la poesía del tango. “Siempre pensé que en el tango hay muchas historias que merecen ser contadas. Después de la crisis de 2001 empecé a ver que la historia de la inmigración se repetía, pero en otro sentido”, cuenta Birkenstock. El año pasado el director vino a buscar locaciones e historias para su documental, y se encontró con otro panorama: “Ya a no era tan fuerte el tema de irse afuera, a muchos ya les había ido mal y se habían vuelto, era otra etapa”. En ese cruce entre la poesía del tango y las nuevas historias que se repetían entre sus amigos argentinos (irse, quedarse, adaptarse o no, sufrir pérdidas y desilusiones) encontró las historias de sus Doce tangos.
A pesar de que dice contar con bajo presupuesto, Birkenstock se dio el lujo de una orquesta que incluye a José Libertella, Julio Pane y Pablo Mainetti en bandoneones, Oscar Giunta en contrabajo, Diego Schissi en piano y Juan Cruz de Urquiza en trompeta, entre otros músicos provenientes de diversos géneros, con dirección y arreglos originales de Luis Borda. Entre los cantantes, Lidia Borda y María de la Fuente (una ex diva del tango de 92 años, que acompañó a las orquestas de Piazzolla y Canaro) comparten la versión de En carne propia. “Elegimos tangos que por su atmósfera musical, su letra o ambas nos parece que cuentan las historias que nosotros queremos contar”, explica Borda. Hay tangos clásicos y otros compuestos por el guitarrista, algunos especialmente para el film, como El corralito, inspirado, obvio, en la crisis de 2001 y sus avatares. La orquesta incorpora instrumentos no convencionales para el tango, como trompeta, vibrafón o los saxos del cuarteto De Coté. “Quisimos que la música sea una cosa abierta, tal como ocurre cuando se encuentran las culturas”, explica Borda. “Además, creo que esto es algo de lo que el tango necesita: otros colores, nuevos instrumentos, cruces. No hay que tener miedo a avanzar en este sentido, el tango no corre riesgo de perder su identidad, al contrario, corre riesgo de transformarse en algo estático”. Borda cuenta que la filmación del documental le sirvió para comprobar la forma en que hoy se resignifican muchas letras de tangos: “En la mitología tanguera Pompeya es barrio de tango, y en la realidad es un barrio muy difícil, donde lo que más suena es la cumbia villera. Sur describe un paisaje idílico, romántico, muy diferente del actual. Aun así, muchas frases siguen sonando increíblemente actuales, aunque desde otro lado”, analiza el músico, que viene cada vez más seguido a la Argentina, y para quien la película, claro está, tiene un significado especial.

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