ESPECTáCULOS
› MATAME SUAVEMENTE, DE CHEN KAIGE
Un romance imposible de creer
Por M. P.
Con actuaciones que provocan vergüenza ajena, un guión atado con alambre y la promesa de más de una escena tórrida entre sus dos protagonistas, vaya uno a saber las razones que puedan explicar el estreno local de una película como Mátame suavemente, que ya se pasó por HBO y fue un sonoro fracaso del director chino Chen Kaige (Adiós mi concubina) en su intento de mudarse a Hollywood. Ni siquiera estrenada en los cines de Estados Unidos, esta terriblemente fallida adaptación de una novela sobre un amor prohibido devenida en thriller matrimonial es de esas películas que son tan malas que mueven a risa. Con una Heather Graham que pasa de la sonrisa al susto casi sin solución de continuidad como la tentada Alice, y un Joseph Fiennes con rostro intenso permanente como el heroico Adam, el film de Kaige cuenta la historia del romance súbito e intenso entre una mujer aparentemente feliz en pareja, que se cruza con un hombre en un semáforo y termina acompañándolo en taxi a su casa sin saber siquiera su nombre. Su súbito romance desembocará en un súbito casamiento, que dejará paso a la intriga cuando Alice descubra que al menos dos de sus previas novias han desaparecido. Bizarra cruza entre Intimidad y Cliffhanger, Mátame suavemente es un desperdicio cinematográfico, una de esas películas tan malas que terminan siendo celebrables, un clásico producto valijero (que oferta desnudos de aquella roller girl de Boogie Nights y el galán de Shakespeare apasionado) fuera de lugar en estos tiempos de video, cable y multicine.