ESPECTáCULOS
› LUIS HERMAN
“Cada grabación es una historia”
El técnico realiza una labor de sonido que contribuye a salvar incunables.
› Por Roque Casciero
En las oficinas del sello BMG, todos los empleados y directivos saben que, cuando se trata del catálogo de grabaciones, hay sólo una persona que va a saber contestar cualquier pregunta: Luis Herman. Es que el hombre encargado del estudio lleva veintinueve años en la compañía, a la que entró apenas terminó la secundaria y en la que siempre estuvo cerca de las cintas originales, el verdadero tesoro fonográfico de cualquier discográfica. Herman comenzó a trabajar en la planta duplicadora del sello RCA (que hoy es parte de BMG) y enseguida pasó al estudio, en una época en la que allí trabajaban nueve técnicos. Hoy es él quien se encarga del estudio, que ya no se utiliza para grabar sino para procesos de recuperación del material de catálogo.
Con su computadora cargada con programas a los que puede acceder cualquiera, pero con equipos de alta calidad y un ambiente acustizado, Herman se ha encargado de mejorar el sonido de las colecciones Los Chalchaleros en RCA, Troilo en RCA Victor y la flamante Goyeneche en RCA Victor, en la que la obra del Polaco en el sello (o sea, las mejores tres cuartas partes de su carrera) aparecen en 19 CD en orden cronológico. Ya se encuentra en las bateas la primera tanda de 10 discos, que comprende el período 19521973, y durante este mes se publicarán los restantes (19731985). “A Goyeneche lo veía siempre en la compañía y corté acetatos de discos suyos, pero nunca trabajé con él en el estudio, así que es un orgullo doble poder trabajar ahora para mejorar la calidad de sus grabaciones y que el público pueda acceder a ellas como se debe”, asegura Herman.
Según el técnico, la edición digital ha sido la herramienta que posibilitó que el material sonoro registrado en forma analógica (en cintas) pudiera mejorar sensiblemente en los procesos de masterizado. “Cada año se perfeccionan más los programas y los accesorios para hacer las limpiezas, pero hay que saber qué es lo que se hace sobre la señal digital”, explica. “En la restauración hay que tener criterio para decidir hasta dónde limpiar. Es como si se restaurara un cuadro que tiene una pátina marrón que no deja ver bien la pintura. Se le pueden pasar productos, pero si se le pasan muchos, empieza a levantarse la pintura. Para mí, la limpieza de los ruidos, si bien puede arrastrar un poquito de pintura, es preferible a que haya una cortina de ruido delante de la música. Y también está el soplido: hay una nueva generación que no lo tolera, pero hay soplido que no puede sacarse. Cada grabación es una historia: no se puede aplicar nada automático, hay que decidir hasta dónde se puede limpiar.”
Para la colección de Aníbal Troilo, algunas de las remasterizaciones se hicieron en base a cintas que, en los años ‘60, había sido levantadas de los viejos discos de pasta. Fue muy bueno que se hiciera en esa época, porque ahora los 78 rpm ya no están en buen estado y cuesta conseguir tocadiscos viejos para escucharlos. También fue positivo que, cuando la filial argentina comenzó a digitalizar las viejas grabaciones, la casa matriz del sello ordenara no tirar las cintas. “Tienen un gran valor histórico, pero además hay que pensar que sobrevivieron 50 años y siguen sonando bien. Entonces, más vale conservarlas”, dice Herman. Aunque parezca una contradicción, las cintas que están en peor estado según el técnico, otros sellos tuvieron que tirar las de ese período son las que se usaron entre 1985 y 1990. “Tenían un componente que era cancerígeno, así que lo sacaron. El resultado es que esas cintas se empastan. Recuperar esas grabaciones es dificilísimo. Uno de los métodos es cocinarlas, grabarlas en digital y tirarlas, porque ya no sirven más. Pero salvo por las de ese período, las cintas están impecables.”
Lo que asegura Herman da por tierra con un viejo mito del mercado discográfico argentino, según el cual un gerente general de RCA llamado Ricardo Mejía mandó a quemar todos los masters de tango. El directivo, deorigen ecuatoriano, quería imponer a los artistas de El Club del Clan (entre los cuales estaba su esposa, Jolly Land). “El archivo de cintas de Troilo está completo, a partir del año ‘52. Lo hemos comprobado. Lo que sí es cierto es que durante los años en que Mejía estuvo al frente de RCA la compañía dejó de grabar tango, salvo algo de Troilo y D’Arienzo.” Precisamente, las cintas de la orquesta de Juan D’Arienzo son las que ahora tiene entre manos Herman, aunque no sabe si se podrá hacer una colección tan exhaustiva como las de Troilo y Goyeneche: “D’Arienzo grabó en RCA desde principios de los ‘30 hasta 1974. Son más de setecientos temas, algunos completamente desconocidos, por eso el plan es hacer una obra grande seleccionada por expertos”.