ESPECTáCULOS
› MADRES DE LA FICCION 2004
Fatales, tilingas, mosquitas muertas
Un pantallazo por los modelos maternales que ofreció este año la pantalla chica.
Brujas que se entrometen en los amores de sus hijas, o tilingas que chusmean en francés: las madres del 2004 no le hicieron asco a nada. Entre las carismáticas, Leonor Benedetto y Cristina Banegas, claro, dotaron a sus chicas de una presencia que viró del reparto al protagónico a fuerza de carácter. A las dos les costó demasiado recuperar a sus chicos. Las mosquitas muertas abarcaron a Nora Cárpena y a Soledad Silveyra, algo borradas pero listas para dar el zarpazo. Pero las que dominaron fueron las tilingas, en la piel de Andrea Bonelli, Mirtha Busnelli y hasta Antonio Gasalla haciendo un desembarco en Los Roldán con su señora paqueta. A todas, eso sí, las unió una premisa rendidora: la ficción necesita madres. Y ellas son cada vez menos amorosas, menos recatadas, más zarpadas. Aquí están, éstas son...
- Regina De Teglia (Cristina Banegas). Por supuesto, la entrevistada se ganó el primer lugar en el ranking de las madres zarpadas, con sus mohínes que siempre anuncian el desbande en Locas de amor, su presencia corrosiva que promueve las crisis y los desbordes de su hija, Leticia Brédice. Regina es una solitaria enfrentada al tratamiento psiquiátrico, desesperada porque no se conozca la salud alterada de la hija, violenta, oscura, pero con licencia para fumarse un cigarrillo de marihuana de vez en cuando. ¿Aburrida yo?
- Amanda Jáuregui (Leonor Benedetto). Fue la madre del padre Juan, o de Coraje, en Padre Coraje, y también del bobo del pueblo de La Cruz. Hizo suya la frase “ponerse los pantalones” y salió a criarlos sola, sin privarse del affaire con cuanto tipo se le cruzara, sin resignar su cuota de seducción. Pero como madre fue extrema: lo suyo fue la entrega al hijo que no conoció, disputándoselo al poder de turno, decidida a librar batalla por su protección. La leucemia interrumpió esa misión antes de tiempo.
- Agustina de Uriarte (Antonio Gasalla). Incorporó a Los Roldán una de sus criaturas emblemáticas: la tilinga. Y se la entregó como madre a Uriarte (Gabriel Goity), dictadora, egoísta y enfrentada a la nuera. La serie de la travesti estelar se fascina con la madre transformista, y sigue aportando a la ambigüedad desde el trazo grueso. La tilinga, en tanto, se horroriza ante el nuevo rico: “¡Qué barabaridaaaaaá...!
- Chichita de Uriarte (Andrea Bonelli). Otra tilinga, en el año de las madres paquetas de barrios caros, esas que imponen modismos en francés y se desentienden de sus chicos hasta que los ven casados. Chichita tiene un amante joven, rivaliza con la travesti, cela al marido y pelea con el nuevo rico por el status perdido. El hijo acusa: ¡madre ausente!
- Olga de Vázquez (Leonor Manso). Cada vez más fundida con su personaje de madre alterada, la actriz compone otra vez en Locas de amor a su mujer encerrada, teleadicta y violentísima. Cualquier parecido con la madre de Jimena Soria en Vulnerables no es mera coincidencia: luego se la vio muy parecida en Resistiré hasta llegar al personaje de madre de Juana (Julieta Díaz). Probó, pegó y repitió (muchas veces).
- Silvia Finkel (Mirtha Busnelli). Prefirió no reproducir el molde original de La niñera y salió ganando: su criatura, madre de Flor, fue levemente neurótica, más atenuada como judía, pero sí tan cholula como en la versión estadounidense. Silvia tuvo apariciones esporádicas pero contundentes, que se amoldaron al ritmo veloz de la sitcom. ¿La relación con su hija? Mutua hostilidad, unidas por la gula.
- Abuela Yetta (Carmen Vallejos). También en La niñera se ganó un lugar con sus olvidos repentinos y su activa vida sexual a los ochenta y pico. Yetta ni registraba a su nieta, pero sí a Silvia, a quien la une la vergüenza y el dolor de haber parido. Crisis del modelo maternal.
- Elisa de Guerrico (Nora Cárpena). La mosquita muerta espera detrás del mostrador del hotel del pueblo, pero siempre tiene algo que reprochar a sus dos hijas en Padre Coraje. Ajena al mundo, alejada de la sexualidad, quejosa, la desvela una amenaza tangible: la excomulgación. Su frase: “Qué hice mal”.
- Carla (Jazmín Stuart). La mamita de Historias de sexo de gente común hizo un aporte a la madre sexuada, que combinó crianza y calentura, e iba descubriendo los placeres de la carne a medida que la trama avanzaba. La mamita Stuart empezó sufriendo, pero después se animó a practicar, con Nicolás Pauls, poses extrañísimas del Kamasutra. ¿Y la nena? ¡Se quedó durmiendo!
- Mercedes Bernal (Soledad Silveyra). Abandónica, heredó las reglas del melodrama para componer a la madre en las sombras de Natalia Oreiro. Remontó un programa imposible con el desnudo a los 50, y se corrió definitivamente de la dicción del Gran Hermano con la intensidad perdida. La historia delirante de El Deseo no la ayudó.