Mié 27.10.2004

ESPECTáCULOS  › THE DOORS OF THE 21ST. CENTURY, HOY EN VELEZ

“Queríamos traer la música de Doors al nuevo milenio”

Ray Manzarek defiende su nueva versión del grupo que lideró Jim Morrison: “Seguimos moviéndonos hacia adelante”, afirma.

› Por Roque Casciero

Jim Morrison cumplió a rajatabla con el axioma de los rockeros descontrolados: “Viví rápido, morí joven y dejá un cadáver bonito”. Desde que sus restos descansan en un cementerio parisino, la leyenda del cantante y de su banda, The Doors, no ha parado de crecer. En Buenos Aires no es extraño ver remeras con la cara de Morrison y el logo de la banda sobre el pecho de adolescentes cuyos abuelos tienen la edad que hoy tendría el fallecido poeta y vocalista. Por eso la expectativa ante la llegada a Buenos Aires de una nueva versión del cuarteto, con los fundadores Ray Manzarek (teclados) y Robbie Krieger (guitarra) y el ex The Cult Ian Astbury a cargo de la voz. El grupo que tocará esta noche en Vélez se llama The Doors of the 21st. Century desde que el baterista John Densmore le entabló juicio a sus ex compañeros, aunque la parte que le sigue a “The Doors” siempre se menciona en voz más baja y se imprime en letra más pequeña. La expectativa existe, pero las dudas también: ¿será una verdadera reencarnación del grupo de los ’60 (sin Morrison, claro) o un robo a los bolsillos (y los corazones) de los nostálgicos a costa del buen nombre de The Doors? En conversación telefónica con Página/12, Manzarek no permite que se dude de sus intenciones: “Rearmamos la banda ahora porque queríamos traer nuestra música al nuevo milenio. Parecería que hubieran vuelto los ’60: hay una guerra, los fascistas están intentando apoderarse de Estados Unidos otra vez... Así que The Doors están de vuelta para luchar por el amor, la pasión y el poder del ser humano individual de ser libre sobre el planeta”.
–¿Le duele cuando alguien se refiere a The Doors of the 21st. Century como un grupo de nostalgia?
–Que digan lo que quieran. ¿Me importa a mí lo que tenga que decir la gente? No. Si alguien piensa eso, que no venga a vernos. ¿Querés ver a Ray Manzarek tocar Light my fire? ¿Querés ver a Robbie Krieger tocar Spanish caravan? Entonces vení al show de The Doors. Ian Astbury es un estupendo cantante. Pero si pensás que somos un grupo de nostalgia, no vengas, andá a ver a Britney Spears (risas).
–¿Por qué cree que personas que nacieron después de los ’70 están tan interesadas en The Doors?
–Porque la música es universal. Hicimos música que tenía que ver con estar vivo en el planeta Tierra, con lo que significa ser un hombre o una mujer, un chico o una chica. Ahora, en el siglo XXI, seguimos moviéndonos hacia adelante, y la gente joven inteligente se interesa en The Doors. Es una cuestión de inteligencia: se necesita cerebro para entender las letras y la complejidad de la música. Tenés que ser un lector, leer libros.
–¿Cree que hay otras bandas para jóvenes inteligentes?
–Seguro, seguro. U2, por ejemplo, o mucha música electrónica. La música electrónica es para gente inteligente y además se puede bailar, así que usás el cerebro y tus órganos sexuales, que es de lo que se trata el rock’n’roll.
–Hace poco Ian Astbury dijo que estaba sorprendido de las cosas que veía en el backstage de The Doors of the 21st. Century. ¿Todavía son salvajes?
–Oh, sí, absolutamente. Ya sabés, chicas desnudas... Invitamos chicas al backstage y les preguntamos: “¿Te importaría sacarte la ropa?”. Si no tienen problemas, les decimos que lo hagan. Sí, somos unos salvajes en el backstage. Deberías estar allí.
–¿Me está cargando?
–Sí (risas). Me interesa la música, no soy un adicto al sexo. ¿Sabe cómo es la locura del backstage? Después del show me tomo un vaso de vino. Lo importante es entrar en un estado de frenesí sobre el escenario para transmitirle ese sentimiento a la gente. Es un acto de interpretar música, el resto no tiene importancia.
–Pero Jim Morrison no lo entendía así.
–Sí, y, ¿sabe qué? Está muerto. Esa vida lo mató.
–Cuando tocan con Ian, ¿en algún momento se siente como cuando lo hacía con Morrison?
–Absolutamente. A veces siento que el espíritu de Jim Morrison se nos une sobre el escenario y que posee a Ian por un rato. Se le llama transmigración del alma.
–Después de tantos años, ¿cuál es su recuerdo más vívido de Morrison?
–Oh, yo conocí a Jim Morrison como amigo; no conozco a Jim Morrison la estrella de rock. Hice música con un amigo de la UCLA, él era un poeta: su nombre era Jim Morrison. Juntos armamos una banda después de graduarnos y él dijo: “Llamémosla The Doors”. Yo le pregunté: “¿Cómo el libro de Aldous Huxley, Las puertas de la percepción?”. Jim contestó: “Sí, exactamente”. Y yo pensé: “Eso es grandioso, es psicodélico”. Jim era mi amigo, no el de la película de Oliver Stone. Mis recuerdos de Jim Morrison tienen que ver con caminar por Venice Beach, California, y hablar de filosofía, de estar vivos en el planeta, del espacio exterior.
–Usted escribió una autobiografía, Light my fire –My life with The Doors para contradecir la visión de la película de Oliver Stone.
–Si alguien es fan de The Doors, creo que debería leer mi libro. Oliver Stone hizo que Jim se viera como un loco y borracho (en español). Y eso está muy mal, porque Jim era mucho más poético, más artista, más sensible. Además, era un tipo muy gracioso, te hacía reír todo el tiempo. Y en la película nadie se ríe jamás. Por otra parte, no te muestra cómo se crearon las canciones. La película no tiene nada que ver con la música de The Doors, sólo se trata de Jim emborrachándose.
–¿Cree que en algún momento John Densmore dejará sus diferencias con ustedes de lado y se unirá a la banda?
–¿Sabe qué? Es una decisión de John Densmore. Le pedimos que tocara. No sé. Quizá ya no puede tocar. No estoy seguro de que pueda tocar rock’n’roll en su batería durante dos horas: es un trabajo muy duro. Yo soy tecladista, podré tocar hasta los 90 años.
–Para los fans sería grandioso que Densmore se les uniera.
–Quizá, pero tal vez no sería tan bueno para la banda. Los fans podrían decir: “Ahí están, mirá, son los Doors”. Pero, ¿él todavía puede tocar? Imagínese qué pasaría si fuera a vernos y la música no fuera tan buena. Ahora sonamos muy bien, tenemos una gran banda y no la pondría en peligro sólo para que tocara John.

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