Jue 25.11.2004

ESPECTáCULOS  › UNA VISITA CON GLAMOUR Y MUCHA HISTERIA

Robbie Williams dejó un tendal en su paso por Buenos Aires

Hizo un show privado para Telefé y su figura fue objeto de acoso por parte de fans, movileras y modelos. Engordó el rating de Tinelli y en su breve show demostró que es algo más que una cara bonita.

› Por Roque Casciero

“Cuando aparezca, soy capaz de hacer cualquier cosa”, le advierte Desirée al cronista. Y pone ejemplos de su devoción por Robbie Williams: durmió dos noches frente al hotel donde se hospedó el cantante y lloró todo el tiempo dentro del estudio de Videomatch, al punto de que casi no pudo ver la actuación de su ídolo. Ahora Desirée, 17 años, de Villa Urquiza, está en la segunda hilera de sillas frente al escenario, en el estudio que Telefé tiene en Martínez donde, dentro de un rato, Williams cantará para un programa especial que se verá mañana a las 21.30. Desirée y su amiga Fátima (21, de Ezeiza) aseguran ser de las pocas fans verdaderas que pudieron acceder al lugar. “Es todo por acomodo, sólo debemos ser quince las que ganamos entradas por la radio”, dicen, y acreditan sus credenciales del “único fan club de Robbie”. Hasta gastaron cien pesos en un sombrero de cuero para regalárselo al cantante. Entonces Williams sale a escena y, durante la primera canción, baja del escenario y se sienta en la falda de una chica de la primera fila, justo delante de Desirée. Y ella no duda: lo agarra, lo estruja... ¡lo muerde!
La fugaz visita de Robbie Williams a Buenos Aires estuvo plagada de episodios así. La conferencia de prensa que dio el lunes, por ejemplo, tuvo ribetes vergonzosos, con movileras que querían levantárselo cuando le hacían preguntas y una multitud de “fotógrafas” que se cruzaban frente a las lentes de los profesionales, desesperadas por llevarse un recuerdo en su camarita de bolsillo. En los alrededores del Hyatt, los chillidos de la multitud de chicas no dejaron dormir al cantante (en el show no se quejó, dijo que nunca antes le había pasado y que eso lo hizo sentir como los Beatles). Los programas de chimentos tuvieron material de sobra con el supuesto affaire con Luciana Salazar. Y Marcelo Tinelli todavía no debe poder borrar la sonrisa de su cara: la actuación de Williams catapultó el rating de Videomatch hasta los 41 puntos, el número más alto del año.
Algún despistado, especialmente del palo rockero, podrá esgrimir la pregunta: ¿todo eso por un cantante pop? Pero Robbie Williams no es uno del montón, sino probablemente el mejor de todos (Justin Timberlake es el único que puede pelearle el puesto). Dueño de una buena voz, una pinta que hace estragos entre las féminas y un carisma notable, el tipo es un ganador nato: Robbie Winner. Si a eso se le suma que escribe buenas canciones pop, que el sonido de su banda tiene más que ver con la tradición rockera inglesa (Beatles, Queen, el britpop) que con el acaramelamiento de sus colegas, y que a las chicas les gusta su pasado de reventadito, es fácil comenzar a comprender cómo es que este tipo salido de una especie de Backstreet Boys ingleses llamados Take That se ha convertido en una estrella capaz de vender 35 millones de discos, de firmar un contrato de cuatro discos por 120 millones de dólares y de convocar a 375 mil personas en el show record de la historia británica.
Por todo eso fue que en el show privado para Telefé estaba la plana mayor del canal, con Claudio Villarruel a la cabeza, y una lista de celebrities locales que incluía a Maru Botana, Alejandro Lerner, Connie Ansaldi, Guillermo Francella y Ramiro Agulla. La más sacada fue Florencia de la V, que se paró y empezó a los gritos tras el primer tema de Williams. “Ella esconde algo”, le dijo el cantante a Marley, que conducía el programa. Pareció que se refería a lo poco que ocultaba el vestido de la actriz de Los Roldán, pero quizá Robbie supiera algo más. También saludó a Claudia y Gianina Maradona (“Creo que tu papá es un genio”, le dijo), hizo que las fans le tocaran la cola y él mismo se la tocó a Marley (“Se nota que vas al gimnasio”) y se prendió en diálogos con el público (“¿Ustedes son trillizas? ¡Qué fantasía!”). El show fue de apenas seis temas (en este orden, Missunderstood, Radio, No Regrets, Come Undone, Feel y Angels), según las malas lenguas porque el canal no puso el monto para que hubiera más. Pero con esas canciones y el carisma de Robbie Winner alcanzó para que ninguna de las fans, ni las famosas ni las antropófagas, se fuera decepcionada.

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