ESPECTáCULOS
› EL BALLET DEL IUNA EN EL C.C. SAN MARTIN
Pesos pesado de la danza con bailarines universitarios
El Ballet del Instituto Universitario del Arte, dirigido por Roxana Grinstein, presenta nuevas coreografías contemporáneas.
Por Analia Melgar
El mapa de la danza argentina cuenta con pocas compañías estables que tengan apoyo económico constante, salas para ensayar y mostrarse, y visitas de coreógrafos enriquecedores. Además del Ballet Estable del Teatro Colón y el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, existen las compañías de teatros provinciales, como el de La Plata o Córdoba. A estos ámbitos se agregan los emprendimientos privados de algunas estrellas: Julio Bocca, Maximiliano Guerra e Iñaki Urlezaga ya han formado sus propios ballets. Felizmente, la lista de grupos de danza estables se amplía ahora con un ejemplar más, estatal y creativo: el Ballet del Instituto Universitario del Arte (IUNA). Verdadero hallazgo de donde se destinan los fondos públicos, esta compañía de bailarines noveles y coreógrafos de larga trayectoria se nutre de la partida presupuestaria universitaria. Y le da buen uso a esos pesos flacos, hasta lograr un producto excelente que está en cartel. Las coreografías de Roberto Galván, Cuarto creciente (poema visual), y de Gerardo Litvak, Myopía, creadas especialmente, se presentan esta noche en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), gratis.
El IUNA es un proyecto pedagógico creado en 1996 a partir de la fusión de antiguas escuelas. Aspira a congeniar la enseñanza artística con la burocracia académica y los paupérrimos fondos que el Congreso nacional concede a la educación de nivel superior. Tiene diez departamentos –como pintura, música, teatro–, entre los cuales se encuentra el Departamento de Artes del Movimiento, con más de 1500 alumnos regulares, encargado desde el 2002 del manejo de la compañía de danza. El ballet está integrado, en la actualidad, por 19 alumnos y egresados de la carrera de Composición Coreográfica, que fueron elegidos en marzo entre 130 aspirantes. Con un promedio de 23 años, son jóvenes pero saben que tienen la oportunidad única de aprender, bailar y ganarse –por concepto de pasantía laboral– $ 250 por mes, como pago por su esfuerzo.
El Ballet del IUNA está dirigido por la coreógrafa Roxana Grinstein, premiada por los trabajos de su propio grupo El Escote. Durante el 2004, invitó a grandes de la danza para que montaran obras nuevas. La elección recayó sobre cuatro creadores de raigambre experimental. Roberto Galván, bailarín, coreógrafo y docente, formado con Renate Schottelius y Noemí Lapzeson, trabaja en Europa hace veinte años. Gerardo Litvak, bailarín de las huestes del Nucleodanza de Margarita Bali, ha recibido reconocimientos por su labor como coreógrafo: becas del American Dance Festival, de la Fulbright-Fondo de las Artes, de la Fundación Antorchas, de la Guggenheim Memorial Foundation. Gustavo Lesgart, bailarín, coreógrafo y maestro, desarrolla una intensa trayectoria entre España y la Argentina. Por último, Carlos Casella participa de la movida moderna de teatro y de danza (en el deschavetado grupo El Descueve). La reunión de estos cuatro nombres permite aunar, para el Ballet del IUNA, el entusiasmo de bailarines en el comienzo de sus carreras, y pesos pesado de la danza.
Las obras de Galván y Litvak ya se estrenaron. Cuarto creciente (poema visual) invita a ser mirada como quien lee un soneto sobre la luna. Los siete cuerpos que la integran, satélites en rotación y traslación, recortan, con su vestuario blanco, el negro del espacio. La estructura global se compone de pequeños temas coreográficos, ejecutados por cada una de las siete individualidades. Así suman variaciones en un crescendo. Hasta que, al final, los siete bailarines danzan al unísono recogiendo todos los materiales dispersos. Exactamente como esa forma poética que el Renacimiento creó y perfeccionó: el soneto.
Por su parte, Myopía configura un mundo cerrado con las nociones de espacio y tiempo trastrocadas. Como un miope, el espectador tantea dudoso ese universo obturado que Litvak concibió. La obra reúne a todos los integrantes del Ballet del IUNA pero, en 25 minutos, ningún elemento entrani sale del escenario. Litvak organiza simultáneamente a los 19 bailarines, en una arquitectura que se apoya en una fuente musical igualmente intrincada: las canciones de Moby, ese neoyorquino que compone sus temas por superposición de sonidos y enorme trabajo con sintetizadores. Quiero ser tú mismo, de Carlos Casella, participará del Festival de Danza Contemporánea el 16 y el 17 de diciembre, en el Centro Cultural Adán Buenosayres. Para agendar.