ESPECTáCULOS
› EL LUGAR DONDE ESTUVO EL PARAISO, DE GERARDO HERRERO
Un cónsul perdido en la selva
Por H. B.
En la carrera del productor y realizador español Gerardo Herrero (Madrid, 1953) hay predilección por el thriller histórico-político, como lo muestran sus cuatro películas estrenadas aquí. Primero fue Territorio comanche, luego Frontera Sur, el mes pasado El misterio Galíndez y ahora El lugar donde estuvo el paraíso, que es anterior a Galíndez. La otra constante de Herrero y de su sello, Tornasol Films, es la vinculación con lo argentino, que se manifiesta tanto en la elección de temas, actores y locaciones como en su presencia como coproductor en Plata quemada, El hijo de la novia y Luna de Avellaneda, entre muchas otras.
Ubicada en Iquitos, Amazonia peruana, y protagonizada por Federico Luppi, Gastón Pauls y Villanueva Cosse, El lugar ... se basa en una novela de Carlos Franz y transcurre en la segunda mitad de los ’70. “Tiempo de dictaduras militares en Latinoamérica”, aclara un cartel. Casi como si se tratara de una reescritura de El cónsul honorario –la novela de Graham Greene que transcurría en Paraguay en una época próxima–, Luppi es el cónsul argentino en ese rincón húmedo, selvático y lluvioso. Dejando de lado la pregunta de si existen acaso consulados en tales confines, está claro que el cónsul no es precisamente un héroe. En su momento abandonó la familia, trata de mantenerse prescindente frente a las atrocidades del gobierno que representa y aprovecha su puesto para negocitos privados.
El canon-Greene indica que al pusilánime deberá llegarle su oportunidad de redención, y la del cónsul asoma aquí por partida doble. Por un lado, su hija (la española Elena Ballesteros) cae de visita, con ganas de recuperar al padre abandónico. Por otro, las autoridades locales capturan un avión en el que viajaba Enrico (Gastón Pauls), militante antidictadura a quien un untuoso sujeto, agente de los Servicios (Villanueva Cosse), viene siguiendo. ¿Seguirá comportándose el cónsul como un cobarde o se pondrá los pantalones? Si alguien no leyó nunca al autor de El americano impasible, le bastará con el tipo cinematográfico de Luppi (no muy dado a los papeles de traidor) para adivinar la respuesta. Su absoluta previsibilidad, el apego a fórmulas, la falta de pulso dramático y sobreabundancia de diálogos debe ser algunas de las razones por las cuales El lugar ... debió aguardar dos años en un estante.