Sáb 08.01.2005

ESPECTáCULOS  › TELEVISION KARINA MAZZOCCO Y TRANSFORMACIONES

“El eje no son las cirugías, sino las historias de vida”

No incentivamos al público a operarse”, dice la conductora, que fundamenta por qué no cree que el ciclo busque el morbo.

› Por Emanuel Respighi

La irrupción de la gente común en la pantalla chica en el último lustro, a través de reality shows de distinta temática y disímiles niveles de morbo, puso sobre el tapete catódico la polémica sobre cuál es el límite de lo tolerablemente permitido en TV. Los programas sobre cirugías estéticas, como el importado Extreme makeover, generaron desde su estreno más repudio que fans entre el público argentino. La manera en la que el reality de Sony presentó a las cirugías estéticas como el vehículo casi necesario para “triunfar” en la vida fue de una perversidad y un absurdo que provocó el rechazo no sólo de la comunidad científica sino también de los televidentes. No en vano la productora Promofilm estuvo trabajando durante un año para encontrarle el tono justo a Transformaciones (martes a las 22, por el 13), una especie de versión local de Extreme makeover, aunque refritado como un ciclo en el que “se cuentan historias de vida”, en la voz de su conductora, Karina Mazzocco.
En el primer episodio se conoció la historia de Alex, un hombre en su espíritu que cargó toda su vida con un cuerpo femenino. El debut, que marcó 13,9 puntos de rating, mostró con sumo cuidado el proceso que tuvo que sortear Alex para lograr su deseo: colocarse una prótesis peneana. A través de la voz de Alex y de profesionales en la materia, el informe resultó un documento sobre las operaciones de cambio de sexo en el país, cotejándolo con lo que ocurre en Tailandia, “la capital del cambio de sexo”. “Transformaciones –explica Mazzoco a Página/12– no va a incentivar al público a operarse. El ciclo relata una historia de vida sin emitir opinión, no se trata de convencer a nadie ni se presenta las cirugías como la solución mágica. La felicidad no pasa por cambiarse el aspecto físico, una cirugía no modifica la vida de la gente.”
–¿Cuáles fueron las mayores dificultades que tuvo que sortear el ciclo para su estreno?
–Estuvo un año en laboratorio: por momentos se freezaba, en otros salía al ruedo, se desarmaba, se volvía a armar... Sabíamos que queríamos hacer un ciclo donde contáramos historias, pero que también mostrara cambios en la gente. La discusión pasó por si tenía que tener o no cirugías estéticas o reparadoras, si tenía reality o no. Lo que teníamos claro es que queríamos contar historias sobre personas. Lo que no teníamos claro era la forma de hacerlo.
–Y quedó un periodístico–documental...
–Un programa sobre historias de personas, que por alguna razón de la vida, la naturaleza o la genética necesitan hacer una transformación. Puede pasar por una transformación interior o externa, pero que en la mayoría de los casos una tiene que ver con la otra, se relacionan.
–Pero no escatima en mostrar en detalle cirugías estéticas.
–Ese es el punto: no es un ciclo de cirugías estéticas. Es un programa que documenta diferentes momentos en la vida de las personas. Por supuesto que hay plásticas, pero no en todos los casos. Tampoco va a haber cirugías por caprichos de la belleza, como arreglarse la nariz o ponerse más busto porque sí. Contamos historias de personas que están estigmatizadas, como una mujer que nació sin orejas y quiere arreglar ese defecto que tanto la hizo sufrir. El eje del programa son las historias de las personas, no en el quirófano.
–¿Eso es lo que lo diferencia con su mentor, Extreme makeover?
–En Transformaciones la cirugía no es una razón caprichosa. Hay cirugías en casos que lo requieren inevitablemente. No se busca impactar. Contamos historias de personas, no el perverso “antes” y “después”. La parte del quirófano no se puede evitar porque es parte central de la historia, pero no vamos a abusar. Todas las operaciones están documentadas ampliamente, pero mostramos sólo lo básico y necesario. No jugamos con el morbo.
–¿Pero desde el momento en que se muestran por TV las cirugías estéticas con lujo de detalles se frivoliza, en algún punto, el riesgo quirúrgico?
–Yo no voy a polemizar sobre si Extreme makeover es frívolo o no. Lo que sé es que nosotros hacemos algo diferente. Si me hubieran propuesto hacer Extreme... hubiese rechazado la propuesta. Incluso, en algún momento en Promofilm se tomó como referencia Extreme... y yo aclaré que no quería contar historias de personas que simplemente se miren al espejo, no les guste algo y quieran cambiarlo porque sí. Lo bueno de hacer un documental es que nosotros no emitimos opinión a favor de la industria de las cirugías.
–Pero usted sabe que por ser la conductora está avalando el contenido...
–Obviamente, yo pongo mi nombre porque confío ciento por ciento en este programa y en Promofilm. Siento que está muy bien que haya un programa como éste, que ayude a la gente desde algún lugar. Nunca conduje ciclos simples. Es más: todos los programas que hago mueven mis prejuicios, mis estructuras y hasta me pusieron en jaque. Siempre tuve que derribar ciertos prejuicios en mis experiencias televisivas.
–¿Como cuáles?
–Hace siete años hablar en TV del tamaño del pene no era demasiado normal, como cuando hice D a 2. Hoy eso cambió: al sexo oral se lo llama de todas las maneras posibles en los medios. Hace siete años la gente se asombraba, decían “cómo puede ser que esta chica que salió de un colegio de monjas hable de posiciones amatorias en TV”. D a 2 marcó un cimbronazo. Pasó el tiempo y me siento orgullosa de haber abierto una puerta tan brava como la de la sexualidad en TV. Y ahora siento que también estoy abriendo un camino que no es simple.
–Días atrás, Juan Miceli afirmó que una de las adicciones más recientes es la adicción a la belleza o la apariencia, muchas veces incentivada desde los medios.
–Estoy de acuerdo. A pesar que la belleza es un concepto cambiante que se va a ajustando a los tiempos y las modas, es un tema complicado, porque en su formación intervienen la propia mirada, la mirada de los demás y el deseo de lo que uno quisiera ser. Eso arma un cóctel explosivo de gran exigencia. Las operaciones estéticas están de moda. En el ranking de cirugías estéticas Argentina está en la quinta posición de países que más cirugías realizan por año. Es un dato sorprendente, teniendo en cuenta que estamos en un país donde hay tanto conflicto y necesidades sociales y económicas insatisfechas.

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