ESPECTáCULOS
› HECTOR PRESA, VETERANO DEL RUBRO INFANTIL
“La clave es no tratar nunca a los pibes como a idiotas”
Director, autor y actor de sus obras, Presa lleva adelante desde 1978 La Galera Encantada, una sala clásica del género.
En la temporada estival, con los chicos fuera de las aulas y abundancia de tiempo libre, hay muchos oportunistas que aprovechan para hacerse el veranito al identificar a los potenciales consumidores. Otros hacen del entretenimiento de los más chicos una elección de vida. Tal el caso de Héctor Presa, director de La Galera Encantada desde su fundación, en 1978, cuando ocupaba el lugar de lo que luego sería el Parakultural, y que le permitió trabajar con grandes como Astor Piazzolla, Angel Mahler y Litto Nebbia, quienes musicalizaron sus obras. Ahora, desde su teatro de Humboldt 1591, asegura: “Con el grupo tenemos estrenadas 77 o 78 obras, ya perdí la cuenta...”.
“La música ha sido siempre importantísima dentro de los espectáculos”, dice Presa. “Trabajar con grandes músicos es un salto de calidad. Con Angel Mahler trabajé cuando no era prestigioso. El empezó a trabajar en La Galera en 1981. Nosotros decimos que somos pre–Drácula. Tuve el honor de trabajar con Angel, al que considero un compañero de ruta fantástico, y con mis dos ídolos: Piazzolla musicalizó un espectáculo para La Galera en 1980, y trabajé con Nebbia cuando estuvimos en el San Martín. Y este año, dos décadas después, editamos el CD de ese espectáculo y Litto va a hacer la música de una nueva obra nuestra. Trabajar con estos tipos es fantástico”, se entusiasma.
Presa (que escribe, dirige y actúa) asegura que el teatro infantil no es un género menor ni ingenuo sino que la ingenuidad “en todo caso se la pone el público”. “Por ahí, hay personajes que son más inocentes y tienen una capacidad de juego distinta, pero el gran tema lo pone el chico, el espectador, que pone el grado de ingenuidad y de asombro por el personaje, y cree que eso está pasando aquí y ahora. Esa es la magia posible: el pibe va a ver a Blancanieves, no a una actriz que hace de Blancanieves. Esa es la diferencia fundamental. A partir de ahí se genera un universo muy fuerte en relación al espectador y hay que tener cuidado con eso, porque para el pibe es de verdad”, reflexiona.
Por eso, hay que encontrar una forma de tratar temas difíciles que, sin embargo, contengan todos los roles que hacen a una obra, porque, según Presa, la gran diferencia entre el teatro para adultos y el infantil está en cómo tratar los temas. “Yo escribo desde el lugar del juego. No puedo evitar tener una referencia casi permanente a la posibilidad lúdica de tocar los temas, aun los más complejos. Yo elegí el juego como forma de comunicación. Ese es el punto de partida.” La referencia para sus obras es, afirma, la realidad. En 1984 estrenó en el San Martín Yo así no juego más, una obra sobre la violencia infantil “justo cuando terminó la represión de los gobiernos militares”, y próximamente estrenarán La familia despareja, que trata los problemas en una familia cuando el padre es despedido de su trabajo. Lo que, en definitiva, también atrae a los padres, con los que asegura tener una vínculo muy particular porque “nuestras obras, en general, tienen un guiño donde siempre hay cosas que al adulto le interesan. Creo que es porque no tratamos como idiotas a los pibes, y porque los lenguajes son profundos, no utilizamos un lenguaje simplista. Me parece que todas esas cosas hacen que el espectáculo pueda ser absorbido bien”.
Presa afirma que el teatro infantil es distinto a todos los demás entretenimientos que pueden acaparar la atención de los chicos. “No tenemos que perder de vista que seguimos siendo una opción sensible para el espectador que nos diferencia de la TV, de internet, de todo. Nosotros tenemos un uno a uno con el espectador: él esta ahí, nosotros acá. Si logramos hacerle creer esto que estamos haciendo acá va a estar bárbaro, se va a generar un vínculo y va a pasar un momento mágico. Me parece que hubo cosas que cambiaron mucho y otras que se mantienen inalterables en cuanto al espíritu que significa el hecho teatral.”
Entrevista: Sebastián Ackerman.