Las peñas coscoínas suelen funcionar como primeros escenarios para una cantidad de solistas y grupos que están empezando a abrirse paso. Así sucedió, por ejemplo, con el armoniquista Franco Luciani o la cantante sanjuanina Claudia Pirán, entre los nombres que suenan fuerte para el premio Consagración de Cosquín 2005. Una recorrida por las peñas de este año abre los oídos a nuevos grupos. Uno de ellos es Los Nietos de Don Gauna, oriundos del Valle de Traslasierra. Lo que se escucha en estos chicos que acaban de sacar su primer CD es folklore argentino y latinoamericano, pero también cierto telón de fondo de rock, reggae o rap. En una palabra: toda la música que chicos de veintipico de años escucharon y escuchan como herencia o como actualidad. Así puede aparecer una “chacarera traserrana” o una “versión chuncana de cumbia colombiana”, según sus propias definiciones, puestos en la obligación de una respuesta para el molde clasificatorio.
José Luis Aguirre (primera voz y guitarra), Mauro Libaak (percusión y coros) y Ariel Torres (guitarra y coros) hacen un tipo de folklore que, muy a grandes rasgos y sólo a título orientativo, puede identificarse con el de Rally Barrionuevo –quien, a su vez, se declara admirador del grupo–. Las letras, todas de autoría de Aguirre, también están marcadas por un fuerte contenido social, aunque sin el tinte indigenista del santiagueño. Los “nietos” decidieron adoptar el parentesco de Don Gauna, dueño del último bar donde se congregan los viejos tonaderos de Villa Dolores, a quien convirtieron en mito y en mote que designa a todo aquel personaje pícaro y con sabiduría de campo. “Un día caímos al bar de Don Gauna y fue mágico ver a esos abuelos que se pasan noches enteras dedicándose tonadas entre ellos”, cuentan. “Para nosotros Gauna representa la picardía criolla del hombre del interior y a la vez la tradición de nuestros abuelos. Es uno de los primeros apellidos que aparecieron en el valle, así que hay Gauna por todos lados”. En Cosquín se los puede escuchar en peñas como las del Dúo Coplanacu y en otras más alternativas como Fisura Contracultural. Y también subieron al escenario oficial tras una invitación que llegó a último momento.
–¿Por dónde pasa el “folklore joven” que proponen Los Nietos?
Libaak: –Se habla de folklore joven para mostrar a gente que difunde más de lo mismo. Yo no veo ninguna juventud ahí. Para nosotros lo joven es proponer canciones nuevas, que salen de la tradición que respetamos, pero tal como las sentimos hoy. Hoy lo que tenemos para mostrar es más latinoamericano, porque es lo que surgió hasta que sacamos el disco. Pero lo que hacemos ahora ya es distinto, es una vuelta más a lo tradicional.
Aguirre: –Sabemos que arrancar con una propuesta con temas propios hace la cosa más complicada, es más fácil trabajar con lo que ya suena en el oído, mezclando algo, aunque sea.
–¿Cuáles son las influencias de esas letras?
Aguirre: –Uno compone de acuerdo a las personas que tiene al lado. Durante estos últimos años estuve rodeado de muchos militantes. Y hubo una novia que me marcó mucho. Fue un momento de crecimiento, de escuchar y aprender. Fue una etapa de aprendizaje yo diría adolescente, y no me da vergüenza decirlo. Como dice Serrat: el que a los veinte años no es revolucionario no tiene corazón. Ojalá yo nunca pierda eso.
–¿Cómo se definen cuando tienen que explicar lo que hacen?
Torres: –Nosotros en el disco no pusimos qué ritmo es cada uno, y fue a propósito. Si nos piden definiciones, no las encontramos.
Libaak: –La única conexión que hay entre un reggae y un gato cuyano es que es la música que sale de nosotros. Si nos preguntan qué hacemos, decimos que hacemos cualquiera.