ESPECTáCULOS
› BIASATTI VUELVE A LA RADIO CON SANTO POR LA MAÑANA
“Yo tengo sentido del humor”
Ausente del medio durante tres años, el periodista vuelve por La Red con un ciclo donde combinará la información, el humor y la intención de “conformar un puente con los oyentes”.
› Por Emanuel Respighi
Informado como pocos por una cuestión vocacional pero también laboral –desde hace un año conforma con María Laura Santillán la pareja central de Telenoche–, Santo Biasatti se confiesa, sin embargo, como un mal oyente de radio. “Tiempo atrás era víctima de un TOC radial: tenía el Trastorno Obsesivo Compulsivo de escuchar radio a toda hora. Pero por razones laborales dejé de escuchar la radio y me comencé a informar por otros medios”, cuenta el periodista de 61 años. Tras un período de tres temporadas fuera del éter, Biasatti regresa hoy a la radio con Santo por la mañana, justamente el mismo día, pero 35 años después, en que debutó frente al micrófono como locutor, en Radio Belgrano. ¿Casualidad? “No sé si es una casualidad o causalidad –se apresura a contestar–, pero ¡cuántos años pasaron!”, dispara, conjuntamente a la primera de las varias carcajadas que lanzará durante la entrevista que concedió a Página/12. Queda corroborado entonces: el humor de Santo Biasatti goza de buena salud.
Pensado como “un periodístico con humor”, Santo por la mañana se emitirá por radio La Red (AM 910), de lunes a viernes de 9 a 12. Con la incorporación del veterano periodista, la radio de Carlos Avila conforma desde hoy una potente programación matutina, que diariamente se abre a las 6 de la mañana con Puntos de vista, el ciclo de Nelson Castro. Con la idea de hacer un programa “pluralista”, Biasatti estará acompañado por Mariela Ianigro (locución), Emiliano Pinsón (información deportiva), Martiniano Molina (cocina), Norma Fantaconi (consultas previsionales) y Martín Bilyk, Gimena Riestra y Martín Rocco (humor). “No creo mucho en el cliché de lo nuevo y lo viejo”, cuenta Biasatti. “Más bien creo en la esencia de la radio: conformar un puente con los oyentes. Emitir opinión y recibirla, dar propuestas y recibir distintas, criticar y recibir crítica. Vamos a intentar rescatar los valores históricos propios del medio.”
–Hace hincapié en “escuchar a la gente”. ¿Cree que últimamente hay muchos “opinólogos” en el medio radiofónico?
–Creo que hubo y hay profesionales que escuchan a la gente. Pero que los haya no significa que uno no pueda intentar brindarse por entero a esta idea. Escuchar a la gente va a ser la premisa básica. Pero escuchar no significa dirigir a quien escucho sino escuchar también a quien opine distinto. Soy amigo del respeto por la pluralidad. Debemos ser un puente entre aquel que tiene un problema y quien tiene la obligación de darle una solución. Esta historia de que “todos somos responsables de todo” es un eufemismo miserable. Hay gente que tiene responsabilidades sobre lo que ocurre y los ciudadanos están en todo su derecho de quejarse. Hay que reivindicar los derechos de los ciudadanos.
–¿Qué responsabilidad le cabe al periodismo, entonces?
–El periodismo debe ser muy claro en qué es lo que la gente necesita, ser claro en lo que las instituciones están obligadas a darles a los ciudadanos y señalar los desvíos institucionales. La famosa “falta de presupuesto” con el que se justifican nuestros dirigentes es un lamento que no tiene mayor sustento intelectual, político, económico, social ni racional. El Estado debe reconfigurar su lista de prioridades. La grave crisis que sufre la Argentina no es otra cosa que una crisis de sus instituciones.
–Muchos políticos se escudan detrás de esa crisis para no cumplir con sus deberes...
–Por eso hay que escuchar a la gente, para poder conocer quién cumple y quién no. A los políticos no les gusta mucho la vara del premio y el castigo, pero una sociedad sólo avanza en su conciencia cuando comienza a aplicar el premio y el castigo para el que cumple y para el que no. Se debe ser amplio para la crítica. Cuando la crítica no la formulan aquellos que sustentan principios democráticos, la crítica pasa a ser patrimonio de los autoritarios, pareciendo que los autoritarios se vuelven a vestir de “salvadores”. Nuestros dirigentes no asimilan que la crítica busca la mejora. Y eso es un error.
–Y en este marco, ¿qué aportará Santo por la mañana?
–El periodismo debe señalar con objetividad y pruebas cada uno de los problemas que sufren los ciudadanos y los incumplimientos gubernamentales. Por eso, mi idea es que no sólo salgan por el programa los dirigentes sino también darle voz a nuestra gente. Pero no se trata de enfrentar la rabia contra la autoridad en una discusión sorda sino de escuchar, analizar e interpretar a cada una de las voces.
–O sea, inaugurar una suerte de espacio de debate radiofónico...
–En el aspecto social se debe discutir y polemizar de la misma forma con la que se lo hace en el ámbito deportivo: así como todos somos directores técnicos de la Selección de fútbol, todos debemos ser presidentes o jefes de Gobierno. Hay que repensar la manera en que los gobiernos fijan las prioridades presupuestarias. Y no puedo disponer a dónde va a parar el dinero con el que pago mis impuestos. Yo sería muy feliz si el dinero que pago de impuestos vaya a la Casa Cuna. Pero no es así. Alguien está encargado de esa distribución, que tiene que tener objetivos y prioridades. No es tan importante la enorme cantidad de autos oficiales o los cientos de teléfonos celulares que paga el Estado. Me parece que el presupuesto argentino no está para eso sino que está para atacar el hambre, el desempleo, los problemas de salud, la deserción escolar...
–El programa tiene un fuerte staff de humoristas. Usted posee, por su trabajo televisivo, un perfil de periodista muy serio. ¿Es la radio el medio en el que la gente se puede acercar al verdadero Santo?
–Mis programas de radio siempre tuvieron humor. Sin ir más lejos, en mi último ciclo estuvieron Los Laurel, Eduardo Maicas y Beto César. Y yo participaba de los sketches... Yo soy un tipo con sentido del humor. Lo que ocurre es que un noticiero no te permite mucho el chiste o la broma. Los noticieros tienen una rigurosidad muy fuerte. En síntesis, encima, tenía un formato muy ágil. Soy de los que creen que tanto los noticieros como los periodísticos permiten a uno ser periodista. Además, nobleza obliga, como humorista soy un excelente periodista.
–¿Por qué, de la misma forma que ocurría con El noticiero de Santo, su nombre de pila forma parte del título del ciclo radial?
–Yo nunca lo decidí. Para mí es un halago y una flor de carga. Pero creo que obedece a una mera cuestión práctica: que la gente asocie el ciclo al conductor. Aunque, a razón de verdad, todos los títulos que yo propuse me fueron sistemáticamente rechazados por malos.
–¿Es un mal editor, entonces?
–Yo creo que soy un excelente titulador. Hasta sueño con los títulos de mis programas. El tema es que no me tienen confianza. Los programadores censuran mi creatividad.