ESPECTáCULOS
› DISCOS “RABIA AL SILENCIO”, HOMENAJE A YUPANQUI
Las canciones de Atahualpa en un proyecto cooperativo
Impulsado por el programa de FM La Tribu “Revuelto Gramajo”, el disco reúne a once músicos que rindieron un tributo de gran libertad, sin ceñirse a lugares comunes estilísticos.
› Por Cristian Vitale
Cuentan sus hacedores que costó sudor y lágrimas hacer grabar a Walter Malosetti un tema de Atahualpa Yupanqui para incluir en Rabia al silencio, el homenaje impulsado por el programa radial Revuelto Gramajo. El viejo jazzero puso trabas del tipo “no me animo”, “los nombres que hay en el disco son muy importantes como para que toque yo”, “yo no hago folklore” y demás. “Fue un laburazo convencerlo –dice Alejandro Simonazzi, conductor del programa de FM La Tribu–, lo íbamos a buscar a la casa, lo llamábamos por teléfono, reservábamos el estudio y no venía...” Los productores tuvieron que recurrir a su sobrino Raúl y pedirle por favor, que lo hiciera sentir cómodo a dos guitarras. Las primeras tomas no le gustaron nada, pero después se fue distendiendo hasta perderse en el cosmos yupanquiano. La anécdota vale porque su ejecución de La pobrecita es de las más fieles al estilo Atahualpa que figuran en el disco debut de la serie Yass. Malosetti evitó todo giro jazzístico para lograr una versión pura, acabada y respetuosa a rajatabla. “Tuvimos la alegría de que a los 73 años Malosetti grabara por primera vez un tema folklórico”, se enorgullece Simonazzi. Lo opuesto fue la intervención de Ernesto Snajer, guitarrista versátil que, pese a su liga con zambas y chacareras, tomó Chacarera de las piedras, enchufó la guitarra, la hizo sonar como sintetizador y reflexionó ante el resultado: “Suerte que Atahualpa no lo pueda escuchar”.
Ese eclecticismo, esa amplitud enmarcan el espíritu de Rabia al silencio. Cada músico tomó al Atahualpa que más le convino y lo reinterpretó con libertad, pero siempre bajo los parámetros englobadores de esa argentinidad que disparaba su guitarra. Entre el respeto de Malosetti y el atrevimiento de Snajer median una muy sensible versión de Viene clareando a cargo de Raúl Carnota; el bajo de seis cuerdas de Willy González para conmover en Piedra y camino; el tinte experimental que la pianista Lilian Saba le imprimió a Cachilo dormido; una rara, extensa, muy arreglada remake de Tú que puedes vuélvete (cuarteto La Acústica) y la sosegada interpretación de Te digo gracias guitarra, con voz y guitarra de Alberto Rojo, contrabajo de Pedro Aznar y arreglos de Roberto Chavero, hijo del payador. “Todos ellos tocan una música nuestra. El logro es que el que hace folklore no queda encerrado en cuatro tonos y un poncho, y el que hace jazz nunca suena igual que alguien criado en Nueva York. Nos basamos en Atahualpa por un tema de identidad, de referencia cultural y de actitud política. No hay músico que lo discuta”, reflexiona Simonazzi.
La obra también homologa con la impronta solidaria yupanquiana. Cuando se les pidió participar, cada uno de los once músicos entregó a la gente de Revuelto Gramajo un tema terminado con la intención de formar una cooperativa. El programa costeó el proceso de terminación global del disco mediante algún auspicio salvador, el propio bolsillo y, fundamentalmente, el aporte de otro de los que participan musicalmente: Fernando Lerman, vientista y dueño del sello Pai Récords, minimizó los costos de edición del material. La primera tirada fue de mil discos, de los cuales cien fueron entregados a Acqua para ser distribuidos en el circuito de disquerías y el resto quedó en manos de la cooperativa para ofrecer en La Tribu a la mitad de su valor: 15 pesos. “Nos quedamos con 900 por una cuestión ideológica, porque tenemos posibilidades de llegar con un disco de alta calidad a un precio bajo. Cuando intervienen una disquería, una distribuidora o lo que fuere, no sabés a qué precio le va a llegar a la gente. Y no tiene sentido venderlo barato para que a la gente le llegue caro. Además, al ser una cooperativa y tener una finalidad artística, no podemos nosotros, con el disco hecho, intentar hacer plata. Hay que centrarse en el respeto a la obra. Es lo fundamental”, sostiene Simonazzi.Luego del bautismo de fuego, la colección Yass –argentinización de la palabra jazz– proyecta concretar una serie de homenajes semejantes con referentes de la cultura autóctona como eje. El objetivo de Revuelto Gramajo, en efecto, es fortalecer la identidad nacional o, dicho de otro modo, hundirse en las raíces de la música popular argentina, sin evitar recursos universales. Un revuelto fructífero.