Dom 26.06.2005

ESPECTáCULOS  › MICHAEL CAINE, “BATMAN INICIA” Y LAS DELICIAS DE SER UNA ESTRELLA

El asesino no es el mayordomo

El actor cuenta cómo fue encarnar al “amigo y guardián” del encapotado, en la versión dirigida por Christopher Nolan.

Por Lourdes Gomez *
Desde Londres

No hay quien pare a Michael Caine. El abuelo del cine inglés salta de película en película, cosechando premios y aguantando con buen humor cada campaña de promoción. En los últimos cinco años ha intervenido en 16 películas, entre ellas Embrujada, con Nicole Kidman, aún sin estrenar; o Batman inicia, que está ahora en las salas de medio mundo. A sus 72 años, Caine entra en la saga Batman interpretando al mayordomo guardián del niño huérfano y futuro héroe de Ciudad Gótica. El reloj ha dado marcha atrás en la nueva entrega para explicar los orígenes del murciélago humano. No sólo el contenido del cuento evoluciona desde una perspectiva histórica: también el tono de la película, más próximo a los dos primeros capítulos realizados por Tim Burton en 1989 y 1992.
Christopher Nolan, director de Memento e Insomnia, cubre de tinieblas la acción de Batman inicia y humaniza el papel protagonista que interpreta Christian Bale. La película cuenta con un presupuesto de más de 70 millones de dólares y un reparto estelar que completan Liam Neeson, Morgan Freeman y Gary Oldman, entre otros. “Hace años que soy una estrella del cine, el mejor trabajo posible en este mundo”, dice Caine. Y hay que creerle.
–¿Qué tiene Batman inicia que no se haya cubierto en entregas anteriores?
–Cuando me informaron del título fue lo primero que pregunté: ¿qué significa “inicia” después de tantas películas de Batman? Realmente, el guión llega a los orígenes del personaje, a su infancia, y comprendés por qué se convierte en Batman y de dónde sale el símbolo del murciélago. Y, claro, es fascinante que la dirija Christopher Nolan, autor de dos películas de bajo presupuesto. ¡Curiosa elección! Hizo un trabajo estupendo, muy distinto a los anteriores Batman. Su guión es lógico, realista y humano. Christian Bale, en el papel protagonista, tiene la oportunidad de mostrarse realmente como persona, lo cual implica que puede estar en peligro. El suspenso es más genuino que en otros Batman.
–¿Jugó con el estereotipo del mayordomo inglés?
–Mi personaje no sólo es mayordomo, sino amigo y guardián del futuro Batman. Es una figura paternal. Me imagino su pasado en el ejército como sargento de las Fuerzas Especiales, una división muy dura. En una ocasión lo hirieron y para no alejarse de la vida militar se hizo cargo de la cantina de los soldados. No es el típico mayordomo servil. Lo interpreto además con el timbre de voz de un sargento que conocí en el servicio militar.
–¿Le atrae la vida militar?
–Serví dos años en Infantería y me enviaron a luchar en Corea. No me gustó nada la experiencia. No acepto bien la disciplina. Nunca hubiera sido un buen soldado. Quería ser arquitecto. Prefiero construir cosas que hacerlas volar.
–¿Reconoce el ambiente de miedo que reina hoy en el mundo?
–Siempre hemos vivido así. Conviene recordar que vivimos todo el tiempo bajo la amenaza de la bomba atómica. Nos advertían constantemente de que tendríamos cuatro minutos antes de un ataque. Ahora hemos sustituido la bomba atómica por el terrorismo de un tipo u otro. Pero seguimos con la angustia de los cuatro minutos. Por eso yo enfoqué mi vida a pasarla lo mejor posible mientras pueda. Eso es lo que hago, disfrutar.
–¿Qué es pasarlo bien para usted?
–Sentir pasión por todo lo que hacés y disfrutar con la gente que te rodea. Me encanta ir a fiestas... Bueno, no a todas, sólo a los eventos especiales, y estar con mi familia. Soy un tipo muy hogareño. También soy una estrella del cine, el mejor trabajo posible en este mundo. Me permite hacer lo que quiero, viajar, conocer a buena gente...
–¿Hay algo que le falte en su vida?
–Me gustaría ser abuelo. Me encantaría tener nietos varones. Tengo dos hijas, pero ningún hijo. Si la menor de mis hijas, Natasha, tuviera un niño, no lo vería nunca. Mi mujer, Shakira, se lo robaría. Si fuera niña no, pero sí se apropiaría del nieto.
–Otros actores se quejan del acoso de los medios. ¿Usted no?
–¿Cómo se atreven a quejarse? Deberían arrodillarse y dar las gracias a Dios todos los días. La prensa sensacionalista no me molesta mucho. Indagaron en mi pasado, pero no hay nada por descubrir. Casado con la misma mujer desde hace 32 años, sin ninguna drogadependencia, alcoholismo... Soy un tema aburrido para los tabloides. Bueno, hace poco exigí una disculpa de un periódico. Publicaron dos fotos mías antes y después de una supuesta cirugía estética en la cara. Nunca me he sometido a un estiramiento facial y van a disculparse. Es importante porque yo sigo trabajando y algunos directores pueden descartarme si creen que mi rostro ha sido retocado. Dejarían de enviarme guiones. Y quiero trabajar, me gusta trabajar.
–¿Qué imagen le gustaría que el público guardara de sus interpretaciones en la última década?
–Cuando me inicié en el cine, las grandes estrellas de entonces se miraban al espejo y decían “éste soy yo”. En cambio, yo levanto el espejo y veo reflejados en él a los demás. Si hago una buena interpretación, quienes la ven deberían ser capaces de ver la humanidad en mi personaje y preguntarse cómo es posible que yo conozca tanto sobre ellos, que sepa cómo se sienten. No deberían recordarme como una superestrella, sino como a un amigo.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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