Aunque posee una amplia formación como guitarrista, especialmente en música clásica, y aunque trabajó en el campo de la composición y la docencia, recién a los 40 años Diego Serna acaba de publicar su primer disco. Antes, dice, tuvo que “solucionar cosas que eran vitales”, que lo llevaron a la decisión de compartir el material que había acumulado. “No es lo habitual, porque por lo general a los 20 años uno ya está grabando, pero decidí moverme a mi ritmo. Recién ahora me vuelco de lleno a la interpretación”, explica. Y así Serna llega a Otra orilla, su álbum debut, que presentará hoy a las 22 en el Foro Gandhi (Corrientes al 1700). “Esa otra orilla puede estar o no, pero es una idea y una búsqueda”, asegura el guitarrista. “Tiene que ver con lo utópico, con la búsqueda de lo humano y de una transformación. A veces, en la búsqueda de ciertas utopías nos perdemos en el camino: alcanzar la otra orilla implica una lucha. Y no desde la perspectiva judeocristiana del sufrimiento al pedo, sino lo que implica construir en todos los ámbitos, correr los límites de la propia existencia. Quise que la música que está en este disco refleje esa actitud con la vida.”
Otra orilla es un compendio de diez temas instrumentales en los que la guitarra de Serna recibe apenas la ocasional visita de la percusión de Gonzalo Rujelman y el saxo soprano de Fabián Fazio. “Es medio arriesgado hacer un disco que es casi únicamente de guitarra, y no sólo en términos comerciales: hay que sostenerlo en lo musical”, afirma Serna. “Si no tuviera una técnica de música clásica, no lo habría hecho, porque no sé si hubiera podido sostenerlo. Pero, a pesar de mi formación, el encare tiene que ver con energías rockeras, jazzeras y de lo que ahora se llama música étnica, además de algo de la música contemporánea. Quedé conforme con el resultado, porque el disco le cuenta al oyente una historia que empieza y termina. Y tiene una impronta que es muy de este momento mío, de inicio, de las cosas que empiezan.”