ESPECTáCULOS
› EL NUEVO SHOW DE CARACACHUMBA
“Sólo hacemos lo que nos divierte”
El grupo debuta con Faltaba más, donde candombes, milongas y valses sirven de disparador para historias de pura poesía.
› Por Karina Micheletto
Caracachumba es uno de esos productos que son para chicos, pero que no provocan fastidio en los grandes que deben acompañar a esos chicos a verlos. Más bien generan fanatismos distintos en grandes y en chicos, con un combo interesante que reúne música, títeres, teatro y un buen despliegue de puesta en escena. Llevan doce años de trabajo en forma independiente, cuatro discos editados y un personaje que ya es reconocido por los chicos, el títere Roque. Y todo por fuera de los circuitos comerciales, demostrando que es falsa la premisa que indica que los niños sólo piden lo que les venden machaconamente por televisión. Acaban de editar un nuevo disco, Faltaba más, donde despliegan candombes, milongas, valsecitos y boleros para contar historias con mucho humor y poesía. Igual que en el espectáculo que lleva el mismo nombre, y que hoy a las 17 estrenarán en el teatro Metropolitan 2, de Av. Corrientes 1343, donde seguirán sábados y domingos, y de martes a domingo en vacaciones de invierno.
Para este espectáculo, Caracachumba sumó dos integrantes, con lo cual el grupo queda conformado por seis músicos y un titiritero, que en Chumban los parches, un espectáculo anterior, tuvo halagos como la protesta de un chico ante su padre: “¿Por qué no le sacan las manos de encima a Roque? ¡Deciles que lo dejen tranquilo!”. Esta es la primera vez que contaron con una producción artística que les abre las puertas de un teatro en la calle Corrientes. Tienen, además, otro aporte externo importante: la puesta en escena de Claudio Gallardou. “Además de demostrarnos su talento para poner en escena las ideas que trabajamos, nos tuvo mucha paciencia”, agradecen los Caracachumba.
Las situaciones alrededor de las que giran las canciones y los espectáculos de Caracachumba no tienen que ver con animalitos bobos ni con aprender a silabear o a lavarse los dientes antes de ir a dormir como buenos niños. Aquí se cuentan historias de amor, de abuelos candomberos, de bailarinas de cajitas de música que seducen con sus giros. “No pensamos en las edades a las que nos dirigimos, hacemos lo que nos divierte”, define Marina Sauber la proyección del target de público a la hora de la creación de los espectáculos. “Tenemos en cuenta lo poético, más que lo comprensible. Sabemos que quizás el chico no entiende exactamente la letra, pero sí entiende desde otro lado, está sorprendido por lo que pasa en escena, por los títeres, por la cantidad de instrumentos que aparecen”, explica. Florencia Steinhart completa: “Cuando un espectáculo es de calidad, se disfruta a cualquier edad. Cuando llevamos a los chicos a ver una peli de Disney, por ejemplo, los grandes vamos con tantas ganas como ellos. Si el adulto se aburre o sufre cuando lleva al chico, quiere decir que lo que está viendo no es tan bueno”.
–Lo cual es toda una concepción artística.
Marina Sauber: –Para nosotros es algo que cae de maduro. No es sólo una concepción artística, sino una concepción de educación, de cultura, de vida. Uno hace lo mismo con sus hijos, comparte un compact normalmente, por ejemplo. Los padres se sorprenden mucho, dicen “qué loco, a mi hijo le encantan los Rolling Stones”. Y en realidad es bastante lógico.
Florencia Steinhart: –Hay un montón de música que los chicos escuchan todos los días en la casa, en la escuela, en los medios, que estimula a los chicos, que les gusta. La única diferencia es que en nuestro caso hay una intención de componer esta música para ellos. Y está bueno que haya canciones específicamente pensadas para los chicos, que pertenezcan a su mundo, que hablen de lo que les pasa. Los chicos tienen que escuchar todo. Cuanto más, mejor. Siempre que sea de calidad, claro.
–¿Y cómo se mediría la calidad? Ustedes comparten público con Floricienta o con Panam, por ejemplo.
M. S.: –Con Floricienta sí, con Panam no. No es el mismo público, son estratos sociales distintos, como maestra de música lo noto. A mí no megusta ninguno de los dos, pero estética y musicalmente hay un salto enorme. Floricienta está más cuidado, hay una banda sonando, hay arreglos. Está hecho para que sea pegadizo y para que funcione, pero está producido. Lo que hace Panam no. De todas formas, no nos interesa ponernos a criticar a nadie. El secreto está en la oferta, que los chicos tengan acceso a la mayor cantidad de cosas y que después puedan elegir. No está mal que se vendan cosas por televisión. Lo que está mal es que haya tantos chicos que no puedan elegir más que eso, porque los padres sólo pueden prender la televisión.
F. S.: –Nosotros tenemos una parte de público que ya es fan, que viene a todos los espectáculos, que se sabe todos los temas. A esos chicos los traen padres que se preocupan por buscar otras cosas, que están atentos.
–Lo cual es bastante malo, limita el público de este tipo de espectáculos al de los padres progres.
M. S.: –Se limita porque es un espectáculo que no está en la tele o en los circuitos grandes de difusión. Y es un error pensar que a la tele sólo puede ir lo que es de baja calidad o lo que tiene una superproducción atrás, que lo único que funciona es eso. Cualquier producto puede ser vendido en televisión. Piñón Fijo es un ejemplo, era un payaso que hacía su rutina en la calle, hasta que alguien lo descubrió y lo llevó a la tele y funcionó. Y en otros tiempos han funcionado cosas buenísimas, Hugo Midón tuvo su espacio en televisión, estaba Roberto Catarineu, lo que hacía Andrea Tenuta, Cablín... Hoy en día la tele no aspira a ese tipo de cosas. Lo cual es una pena. Ojalá los chicos tuvieran más cosas para elegir.